Para encontrar a alguien tierra adentro de las comunidades de Yacuiba y Caraparí (Tarija) no hay direcciones de domicilios ni nombres de calles.
Los gritos que brotan desde los maizales, detrás de las tranqueras o del vano de las puertas funcionan como un Google maps o GPS.
“¡Siga por el caminito, ahicito vive! Pasando el vadito (corriente de agua) lo van a encontrar al doncito o a la doñita”, gritan mientras dibujan en el aire una hoja de ruta. En esos rincones del mapa tarijeño rebosan los maizales que hacen que Yacuiba y Caraparí sean los más poderosos del chaco tarijeño en producción del grano.
Después de pasar el vadito, viajar por un camino de tierra -que para los
lugareños se resume en un “ahicito vive”-, está, en un mismo lugar, el chaco, la
casa y el depósito de semillas de Fermín Pizarro.
Él vive en la comunidad Nazareno, en Caraparí y es el máximo representante de la
Asociación de Semilleristas de Maíz (Asomaíz).
En el piso de su depósito rectangular está el maíz desgranado. Del techo cuelga de un cable viejo un foco incandescente de 100 vatios cuya luz baña a los granos.
La voz del cantante chaqueño Dalmiro Cuéllar con la canción: “Hoy me iré, me
alejaré y nunca más volverééé酔 que sale de una radio National a pilas, colgada
de un clavo, envuelve el lugar.
Fermín llena sus manos con los granos de semillas híbridas, los mira feliz
porque comenzarán a ser enterrados en los surcos por los 300 productores
carapareños que cultivan en unas 10.000 hectáreas.
Él sabe que este año cambiará el chip que tienen en mente los productores sobre
el rendimiento por hectárea en el Chaco tarijeño.
“Aquí no hay campo para desmontar y sembrar más, así que mantengo mis 25
hectáreas. Pero hay más rendimiento. Eso va a mejorar mucho con las variedades
del Iniaf. ¿Vamos a tener doble, no?”, dice.
Una pequeña máquina desgranadora artesanal reposa silenciosa en un rincón del
cuarto.
Unas veces de pie y otras arrodillado sobre su maíz, Fermín explica que por dos décadas él y los hombres de campo carapareños doblaron la espalda para hundir semillas de las variedades choclero, algarrobal 101, algarrobal 102 y algarrobal 108. Hasta ahora lo que cosechan es 3,7 y 4,1 toneladas por hectárea.
A varios kilómetros del chaco de Fermín Pizarro, en la comunidad San Andita, situada a 15 kilómetros de Yacuiba, está Fermín Cardozo en medio de sus maizales y un sopor provocado por los 40 grados centígrados de mediodía.
Con el ceño fruncido debajo del ala de su sombrero de vaquero señala que este
año fue bueno porque de cada una de sus 10 hectáreas cosechará 4,6 toneladas.
Con la experiencia de 50 años entre surcos, Fermín abre, como la cáscara de una
fruta madura, la chala de una mazorca grande y sonríe al ver los grandes granos
amarillos.
Es el resultado de largas jornadas y cuidados. Cada quintal de 46 kilos que cosechará los venderá a Bs 70 a los comerciantes que llegan en sus camiones. Para él es buen precio porque la anterior campaña cobró Bs 30.
Pero él, al igual que los 40 productores de San Andita, aspira a conseguir las semillas híbridas del Iniaf más potentes para duplicar su rendimiento por hectárea.
En Yacuiba hay 32.267 hectáreas de maíz que se cultivan en verano.
Por ahora compran a Bs 800 la bolsa de 20 kilos de las semillas híbridas 101,
102 y 1010. Eso les alcanza para sembrar una hectárea con tractor prestado por
la Alcaldía y los que deciden hacerlo a pulso, un poco más.
La felicidad de los dos fermines es producto del trabajo, de cuatro años, de los especialistas en genética Tito Claure, coordinador del Programa Nacional de Maíz del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria (Iniaf) con sede en Yacuiba, y de Gonzalo Herbas, responsable del Iniaf-Chaco.
Para la presente campaña de verano dieron la buena noticia de que las variedades híbridas Iniaf H-1 y Iniaf HQ-2 revolucionarán la producción maicera del Chaco al subir de un promedio de 3,6 toneladas por hectárea a 7.
Ambas semillas híbridas son más tolerantes a la sequía y plagas.
Por los rendimientos obtenidos en parcelas demostrativas, tanto Tito como
Gonzalo afirman que los nuevos rendimientos por hectárea colocarán a Yacuiba,
Caraparí y luego a Villa Montes (Gran Chaco-Tarija) como los líderes nacionales.
Desde la Subgobernación de Caraparí se informó de que la mayoría de los agricultores tienen entre 1 y 3 hectáreas. También se destacó el impulso que se da para el uso de las semillas híbridas gracias al acuerdo con el Iniaf y Asomaíz.
El sonido de los violines y la voz de Dalmiro Cuéllar no paran de deleitan a
Fermín Pizarro bajo el manto negro de la noche carapareña.
Él está emocionado porque sabe que en las próximas horas el rugir de los motores
de los tractores que arrancarán la campaña de siembra de verano será música para
los oídos de los agricultores del Chaco porque las nuevas semillas híbridas
duplicarán su producción y engordarán sus billeteras.


