Igualmente hay que remarcar que esta estabilidad no se ha reflejado en días de insolación plena. La alternancia de nubes bajas con fenómenos de nieblas y neblinas en muchas ocasiones se ha traducido en lloviznas y lluvias débiles, los cuales al cabo de la semana han sumado algún milimetraje, que en la mayoría de las estaciones oficiales del SMN o INTA no supera el milímetro. La excepción se observa en el noreste, sobre Misiones y claro está en las vecindades de Brasil y Paraguay.

De acuerdo a este análisis podríamos decir que las condiciones meteorológicas son las esperadas para comienzo de mayo: descenso de los promedios térmicos acompañado por ambiente húmedo, con fenómenos de nieblas y neblinas. Si la coyuntura pluvial de abril hubiese sido la normal, este tránsito climático que presenta mayo no sería noticia, sin embargo, recuperar el atraso forzado por las precipitaciones del mes pasado no es tan fácil a partir de las restricciones de insolación que se están observando.

Por lo pronto hay que entender como positivo que la estructura atmosférica se presenta estable y que las condiciones para que se generen sistemas precipitantes se ven fuertemente restringidas. Es posible que sigamos observando estos pasajes de nubosidad, incluso no se descarta que durante el domingo se produzcan algunas precipitaciones menores. Lo que no se está viendo para el corto y mediano plazo es un regreso a un escenario con sobreoferta de agua.

Este freno al exagerado volumen de agua del mes de abril, bien puede converger en un muy buen panorama para las siembras de la fina.
Con el correr de las semanas el balance hídrico regresa a los valores adecuados. Volvemos a destacar como ya lo hiciéramos en esta sección, que no sería extraño que haya muchos bajos anegados y caminos auxiliares que impidan el acceso normal a los lotes, sin embargo, entendemos que estas situaciones ya deben ir tendiendo a ser la excepción más que la regla. Suponiendo que esta hipótesis es la que prevalece, el ambiente húmedo de la primera parte del día es lo que se impone como mayor restricción a la recuperación del ritmo de cosecha. En ER, por ejemplo la recolección ha avanzado, en soja de primera, hasta el 60 por ciento del área. Algo similar sucede en toda la franja central, cuando a esta altura del año ya no debería quedar soja de primera sin levantar en la zona núcleo.

Si el patrón pluvial se mantiene ajustado a la baja, la cosecha seguirá adelante en un período que no le es habitual, pero al menos sin posibilidades de que la situación se deteriore aún más. Es obvio que la cosecha se terminará llevando adelante con expectativas de producción que no se ajustan a las previstas inicialmente. Esta campaña debió transitar dos momentos muy duros sobre ER y el norte de BA. El primero durante enero, con un exigente período seco y el segundo, la reciente sobreoferta de agua de abril. Los golpes se dieron en momentos claves de la campaña, por lo cual no podemos sorprendernos de la merma en la rendimiento promedio que seguramente será característica en la provincia de ER y en el norte de BA. En SF y CB fueron los excesos hídricos a cosecha los responsables de las pérdidas mayores.

EL fenómeno de El Niño, de alguna manera estuvo desfasado de la etapa en la que su abundancia de lluvias es bienvenida. Es posible que debamos atribuir a este forzante climático las buenas lluvias de febrero, sin embargo, esta campaña ha presentado una dinámica pluvial muy variable con fuertes cambios intraestacionales. Esta inestabilidad en la oferta de agua, si bien es típica de los últimos años, se vuelve muy dañina cuando es extrema en periodos de tiempo relativamente cortos.

  • Por CCA - exclusivo Agrositio
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