La cosecha de soja de primera en nuestro país avanza con celeridad merced al tiempo otoñal de excelente condición.

El otoño, por el momento, se muestra con escaso nivel de precipitaciones y la situación de los suelos ha mejorado mucho. Recién se esperan lluvias para el fin de esta semana.

Se puede estimar que cerca del 30% de la superficie ya está levantada. Los rindes son excepcionales. Se calcula que giran en torno a 45 QQ.

Obviamente, este promedio irá reduciéndose a medida que la trilla se aleje de la zona núcleo y llegue al sur. Seguramente, sobre el total de la de primera, el rinde se aproxime a 40 QQ.

Respecto a la soja de segunda, al menos en la zona núcleo, todavía restan unos quince días para comenzar la trilla. Se puede aguardar un promedio en esta zona de 35 QQ. Y para el país todo, de 30 QQ.

En vista de todo esto, es posible que los efectos negativos de las fuertes precipitaciones de febrero y principios de marzo, se vean compensados por acentuadas mejoras en otras partes no afectadas.

Así las cosas, no es descabellado estimar ahora una producción argentina de poroto de soja cercana a 58 millones de toneladas. Estamos hablando de un volumen superior al del año pasado en más o menos 2,5 millones de toneladas.

En tal caso el volumen a comercializar llegaría a un nivel próximo a 55 millones de toneladas pues se debe descontar una parte que no entraría en el circuito comercial. Tal parte es la que corresponde al uso para semilla, acopio de stocks y otros usos.

De ser así, a lo largo del ciclo, el sector sojero aportará un ingreso de divisas, entre poroto, aceite y harina, del orden de 22.000 millones de dólares.

Este número no es moco de pavo.

Las exportaciones totales de bienes de nuestro país en el 2014 no lograron llegar a 80 mil millones de dólares. El año anterior fueron de casi 82 mil millones.

La evolución reciente de la industria exportadora del país exhibe resultados alarmantes. Mientras el mundo exporta cada vez más, nosotros vamos para atrás.
Pero el caso de la soja de nuestro país (así como de buena parte del agro) mantiene, pese a la política agraria, un rol de relevancia creciente.

El complejo sojero explica más o menos el 28% del total de las exportaciones argentinas. No es poca cosa… ¿no?

Claro está: no todo este dinero ingresará en breve. Sin embargo, es posible que se acelere la liquidación dada la endeble situación de los productores, muy especialmente de los chacareros pequeños y de los contratistas/aparceros y arrendadores.

En los dos últimos años, los productores trataron de demorar las ventas. Pero este año, la cuestión seguramente varíe. Ya no hay expectativas de mejora en el tipo de cambio para lo que resta del año. Recién a partir de diciembre, podría aguardarse una mejora en el tipo de cambio.

Además las expectativas de un sustancial aumento en los valores internacionales son casi nulas. Al menos, para los próximos meses. Habrá que ver cómo sigue la campaña norteamericana.

Pocos tendrán semejante capacidad de retención. Los ansiados dólares entrarán para especial alegría del Banco Central, cuyas reservas sufren una constante sangría.

El Ejecutivo constará –tarde- que si hubiese implementado una política económica más amigable con el sector su propia situación política hoy sería mas favorable.