Mi abuelo nació en 1908 en Marotta Mondolfo, pequeño pueblo situado en le Marche. Allí se bañó y humedeció sus redes orillando el Adriático en calidad de pescador, y más de una vez adentrándolo. Recuerdo la paura cristalizada en sus ojos cuando me relataba con la velocidad con la cual alzaba sus redes ante el arribo inminente de la prefectura yugoslava.

Allí dejó de bañarse en 1925, cuando en septiembre de aquel año pisó por primera y última vez el suelo porteño, tras casi dos meses de embarque y a tres meses de cumplir sus 18 años.

Sus hombros arrastraban el peso de la guerra de trincheras y su vientre el hambre de una tierra que no lo supo cuidar.

Tal vez esa hambre lo llevó a observar lo que cientos de argentinos no vislumbraban por aquel entonces: la huella de la abundancia.

Recuerdo que cuando niño mi abuelo me relataba la larga caminata que emprendió apenas salido del barco, atravesando lo que actualmente se denomina puerto Madero. Su andar se detenía una y otra vez, anonadado, al ver residuos conteniendo pan.

En esa tierra nueva que lo supo cuidar se tiraban las flautitas.

Davvero, inspiegabile.

Mi abuelo nunca supo que llegó a la Argentina en plena campaña comercial triguera 1925/26. En esa campaña se produjeron 5,2 millones de toneladas, se consumieron internamente 1,6 millones, es decir el 31% de la producción, y se exportaron 3 millones.

Pasaron 89 años de aquella campaña triguera, Yugoslavia no existe más, y el puerto de Buenos Aires tampoco tal como se lo conocía en aquel entonces.

Lo que si no cambió, y permanece intacto, es el rasgo de país productor de trigo estructuralmente excedentario.

Según el Ministerio de Agricultura la cosecha argentina de trigo alcanzará las 13,2 millones de toneladas en 2014/15. Tomando en cuenta un volumen de 4,5 millones para satisfacer las necesidades domésticas, la relación entre el consumo interno y la producción se situaría en 2014/15 en un 34%, es decir el mismo ratio registrado en la campaña 1925/26.

Lo que si cambió es que en esa campaña, como lo hemos mencionado anteriormente, se exportaron 3 millones de toneladas, es decir 800.000 toneladas más de lo autorizado actualmente para la exportación, después de 89 años.

Aquí no se trata de volver a los años 20´, ni mucho menos de que se interprete que detrás de estas líneas se esconde un cierto dejo de nostalgia.

Se trata lisa y llanamente de recuperar un rasgo que la Argentina siempre tuvo, que fue la de contar con saldos exportables que le permitiesen liderar el mercado mundial abasteciendo a su vez un mercado interno que ni siquiera llegó a alcanzar el 30% de la producción hasta hace muy pocos años (campañas 2007/08 y 2010/11).

Del jueves 11 al jueves 18 de diciembre, la posición enero 2015 del mercado europeo de trigo Euronext marcó 6 sesiones de alza consecutivas trepando de 184 €/t a 200 €/t, es decir un aumento de casi un 9%, como resultado de las barreras no tarifarias (básicamente prohibición de tránsito de buques con bandera extranjera en el mar de Azov, refuerzo de especs a la export por parte del Servicio de Control Fitosanitario ruso, acceso ferroviario a puertos restringido) que el Kremlin está aplicando pera frenar el apetito exportador tras una devaluación del rublo que lleva acumulado un 46% en estos últimos 6 meses.

En el mercado local, en el mismo período, el trigo pasó de 139 U$S/t a 126 U$S/t, es decir una caída de un 9%, simétricamente lo opuesto a lo registrado en las plazas europeas.

Es evidente que la decisión del gobierno de autorizar exportaciones por debajo de lo que se puede exportar y también de lo que ya se compró para exportar, produce una clara disminución adicional del precio interno que reciben los productores, ante la incertidumbre respecto de lo que realmente se autorice a exportar en el futuro.

Esta innecesaria caída adicional del precio, sumada a la ausencia de competencia entre sectores y empresas de la demanda, también generada por las medidas de intervención gubernamental, explica una disminución total del orden del 30% en el precio que tendrían que recibir los productores, aún después de los derechos de exportación, lo cual, desafortunadamente, desalentaría la siembra de trigo para el año que viene.

Cabe destacar por último la reacción que tuvo la demanda europea, de por cierto bastante shorteada, ante la reciente suba de precios.

El mercado a término Euronext registró el 16 de diciembre último, por segunda vez en lo que va del mes, un nuevo record histórico en lo que respecta al volumen de operaciones cotidianas.

Se operaron ese día 92.531 contratos a término de trigo, lo que equivale 4,4 millones de toneladas.

El futuro está en el término y no en la resolución 543/08.