Como si Guillermo Moreno no estuviera becado en Italia, ni el Indec hubiera lanzado su nuevo índice nacional de precios al consumidor (IPCNu), la tasa de inflación cerrará 2014 con una brecha de 11 a 16 puntos porcentuales entre el indicador oficial y la mayoría de estimaciones privadas (24% vs. 35/40% anual). La única diferencia es que la inflación oficial equivale ahora a aproximadamente dos tercios de la "paralela", cuando hasta el año anterior se había ubicado en alrededor de la mitad.
La filosofía "morenista" sigue vigente, aunque quizá con menos fuerza. No dejó de llamar la atención que Julián Domínguez se opusiera días atrás al intento del bloque oficialista en Diputados de prohibir la difusión del IPC- Congreso, después de que el ministro Axel Kicillof lo calificara como un "índice opositor". Al fin y al cabo, ese indicador fue una respuesta de los bloques opositores ante la arbitraria decisión del ex secretario de Comercio de multar y enjuiciar a las consultoras privadas por elaborar y difundir mediciones más creíbles de precios. Ahora es el propio Moreno quien tiene juicios pendientes por abuso de poder.
Aunque esa prohibición legislativa quedó en suspenso, corroboró que cuando el oficialismo no sabe, no puede o no quiere resolver un problema, su mejor opción es ocultarlo o denunciar a quien lo denuncia. Ya ocurrió con el dólar paralelo: cuando había trepado a casi $ 16 equiparó la difusión de su precio al de la cocaína; pero ahora celebra como un éxito haberlo bajado a menos de $ 13, a base del refuerzo de reservas del BCRA e intimidatorios operativos de control, multas y sanciones.
En realidad, el IPC-Congreso tiene fallas técnicas. No es un índice en sentido estricto, sino el promedio de estimaciones elaboradas por consultoras privadas con muchos menos recursos que el Indec y estadísticas oficiales de las pocas provincias que aún las publican. Esto no impidió que en noviembre arrojara la menor suba del año (1,8%), aunque acumula 40% en los últimos 12 meses. El Estudio Bein -que no participa del IPC-Congreso- estimó un aumento de 1,7% (34,5% acumulado). Y la consultora Finsoport (Jorge Todesca) de 2% (y 37,5%). La canasta de precios para profesionales ejecutivos de altos ingresos que mide la Universidad del CEMA mostró un alza de 1,95% (y 38,7% acumulado).
Con una alta inflación como la que padece la Argentina -entre las cinco mayores del mundo- las diferencias entre distintas mediciones suelen ser poco relevantes. De ahí que resulte inverosímil que el IPCNu arroje para todo 2014 un incremento acumulado de 24%, como ya lo anticipó Kicillof, aunque recién mañana se difundirá la variación de noviembre, cercana al 1,2% de octubre. Máxime cuando el titular del Indec, Norberto Itzcovich, escribió en un reciente mensaje al personal que quienes trabajan en el organismo "militamos día a día con nuestras herramientas".
Los datos "militantes" no contribuyeron a mejorar la confiabilidad del Indec. Cuando está cerca de cumplirse un año del debut del nuevo índice, nunca se difundieron las variaciones de precios en las seis regiones en que divide al país. Y, para colmo, las provincias que aportan sus datos de inflación dejaron hace tiempo de publicar sus propios índices.
Con la insólita excusa del cambio de metodología en el IPCNu, el organismo discontinuó la difusión del costo de las canastas básicas que determinan las líneas de indigencia y de pobreza que, según FIEL, equivalían en noviembre a $ 3076 y $ 5578 mensuales, respectivamente, para una familia tipo.
Tampoco el Indec publica los precios que releva en miles de comercios para elaborar su índice, ni tampoco la incidencia de los productos incluidos en el plan de "Precios Cuidados", que subieron menos que el resto y se supone que pesan cada vez más en el indicador. Así, la información de prensa del IPCNu de cada mes, se limita a sólo 10 variaciones porcentuales (las 9 divisiones del indicador y el nivel general), sin otro dato adicional. La excepción es la comparación del nivel general con diciembre del año anterior (21,4% a octubre). Las consultoras aportan más información. Según el Estudio Bein, entre los rubros de servicios que superaron el nivel general de 1,7% en noviembre se encuentran equipamiento y mantenimiento del hogar (por el ajuste de salarios al personal doméstico); vivienda (por el último tramo del aumento a encargados de edificios); salud (por la mitad del aumento de medicina prepaga) y esparcimiento (libros, diarios y revistas, más centros de entretenimiento y cuotas de clubes).
Para diciembre, Bein proyecta una suba de 2,3% y Finsoport de 2,4%, en este caso debido a alzas estacionales en carnes, verduras, bebidas alcohólicas y restaurantes por las fiestas de fin de año y en esparcimiento ante la inminencia de la temporada de vacaciones. Esta estimación va en línea con el relevamiento de precios de una canasta fija de 30 productos (alimentos, bebidas y artículos de limpieza) que realiza esta columna en la misma sucursal porteña de una cadena líder de supermercados. Los mayores aumentos con respecto a noviembre se verifican, precisamente, en cortes de carne vacuna (hasta 50%) y presas de pollo (de 40 a 72%); pan francés (41,8%); pimientos (40%); fideos guiseros (17%); queso de máquina (10,1%) y azúcar (9,9%). Solo permanecen estables media docena de productos (en especial, con "precios cuidados") y hubo bajas en jamón cocido (-2,25%) y bananas (-13,6%). Así, el costo total de la canasta subió a $ 1413,33, con un incremento de 8,8% frente a noviembre ($ 1298,92) y de 32,3% en comparación con diciembre del año pasado ($ 1068,54).
En la desaceleración de los aumentos de precios hasta noviembre influyó no sólo el debilitamiento del consumo, sino también la alta base de comparación con el "veranito" de los últimos meses de 2013, antes de la devaluación de enero y la puesta en marcha de los "precios cuidados" con mayores controles.
Podría especularse que el aumento de 24% con que el Indec cerrará 2014 se encuentra en la frontera definida en 2012 por Cristina Kirchner, cuando en Harvard sostuvo que si la inflación fuera de 25% "el país estallaría por el aire". Pero eso ya pertenece a la historia. Más bien el gobierno de CFK busca instalar anticipadamente ese nivel inflacionario en un intento de moderar los reclamos salariales de 2015. El argumento oficial es que sin devaluación y con el dólar "anclado", al igual que las tarifas de energía y los precios de los combustibles, la inflación tenderá a desacelerarse. Y, por lo tanto, los ajustes salariales deberían fijarse en función de la inflación futura y no de la inflación pasada. Claro que eso supondría convalidar el deterioro del salario real producido este año, sin certeza de recuperación en el próximo; máxime con alta presión impositiva. A pesar de su militancia, el Indec le volverá a jugar una mala pasada al Gobierno: casi nadie cree en la inflación oficial y casi todos en la inflación paralela, por la sencilla razón de que la sienten en sus bolsillos.


