¿Realmente estamos en el horno?
Desde el punto de vista técnico, las señales difícilmente puedan ser más negativas.
El análisis técnico muestra que el contrato noviembre de Chicago ha quebrado el piso de 1.000 centavos por bushel, es decir menos de 365 dólares por tonelada. La cuestión no es menor porque de alguna forma, éste era un límite inferior psicológico.
Al reducirse a menos de 365 dólares, el contrato noviembre que es el que marca la verdadera tendencia de corto plazo, preanunciaría males peores, pues en la quincena anterior estaba en 376 y hace un mes, en 389. En suma: a juzgar por la tendencia puntual, bien podría pensarse en nuevas bajas.
Para colmo de males, salió la publicación del USDA, claramente negativo y la firmeza la firmeza del dólar, que disminuye competitividad a los granos sigue su camino sin cambios a la vista.
El Reporte de Oferta y Demanda del USDA ha estimado rendimientos superiores al cálculo del mes pasado; y no sólo eso: también, las previsiones de los privados. El organismo habla de casi un 20% más que el volumen del año pasado.
En rigor, el USDA estimó la cosecha de soja en 106,50 millones de toneladas, por encima del volumen de 103,85 millones previsto el mes pasado y de 105,68 millones proyectado por el mercado hace pocos días.
Las reservas finales se triplicarían ampliamente en el ciclo 2014/2015.
Muy atrás quedaría el menor nivel en cuatro décadas.
La proyección de stocks finales de la campaña, por parte de este organismo, se ha incrementado en casi 13 millones de toneladas. De esta forma, la recomposición respecto del menguado remanente al concluir el último año es realmente grande.
Si se diera lo estimado, el volumen sería el mayor de la historia de ese país. Por lo tanto, EE.UU. retomaría su posición hegemónica.
Sin embargo, siguen en el horizonte aspectos de los fundamentos que marcan una mayor demanda.
Las importaciones estimadas de China, que al momento resultan enormes, han sido aumentadas en otro millón de toneladas. Ahora, el organismo aguarda 74 millones de toneladas.
Pero, claro: por más que la demanda se muestre firme, la impresionante entrada de soja al circuito comercial no deja ver la luz. Nos referimos a lo muy inmediato.
Con los motores ya en marcha, las trilladoras están en la largada. Los cultivos, en excelente estado, sólo tienen ahora una amenaza: que la temperatura fría se adelante y, en tal caso, los rindes bajarían. Una mala para el norte, pero buena para el sur. El juego de suma cero en su esplendor.
Entonces habría que contestar que, efectivamente, estamos en el horno. Una proporción de aproximadamente 40% aún sin vender es un ratio demasiado elevado, en términos de nuestra historia comercial.
El volumen sin vender aún –al 3 de septiembre- llegaría a 28,30 millones de toneladas. Y a este número deberíamos agregar cerca de 2,5 millones que sin bien han sido comercializados, están sin precio aún.

¿Ha sido acertada la decisión de mantener la mercadería y vender en la medida de las necesidades? Hoy por hoy podría decirse que no lo fue. Sin embargo, las alternativas –por lo menos las conservadoras- eran muy escasas.
Además no está todo dicho. La amenaza de devaluación no responde a una histérica visión. Hoy es un escenario de gran posibilidad.
Juzgar con el diario del lunes es fácil. Porque quienes no vendieron, pudieron dormir con tranquilidad, sobre todo porque nadie creía que la soja – al menos desde hace un mes y medio- iba a continuar en los niveles de precios de otoño. En tanto aquellos que se desprendieron de la soja sin saber qué hacer con el dinero, deben haber pasado –y probablemente todavía lo siguen haciendo- momentos de angustia. No nos referimos a quienes se refugiaron en monedas fuertes.
Obviamente, buena hubiese sido la opción de coberturas en el mercado a término.
Importa sobremanera que los productores no huyan de la mercadería, a fin de no sobre-ofertarla. Y la realidad es que dado el contexto económico del país, nada hace predecir tal posición.
La franja este de la provincia de Buenos Aires, golpeada por inundaciones y anegamientos, va por mal camino para la siembra.
Los problemas de humedad llegan a Uruguay y al sur de Brasil.
Por ello, las estimaciones del USDA de las cosechas de soja en Brasil y Argentina podrían ser erróneas.
En algún momento, las estimaciones tomarán en cuenta ello.
La verdad es que en estos precios, la comercialización internacional debería ser sumamente ágil. A las pruebas vayamos: ahora, una delegación china visita EE.UU. con el fin de aumentar sus importaciones.
No se puede negar que estamos en el horno. Pero el nivel de fuego es bajo y la puerta está abierta...


