FORMAS DE APLICACIÓN DEL FÓSFORO EN SECUENCIAS AGRÍCOLAS EN SIEMBRA DIRECTA EN SUELOS HAPLUDOLES ENTICOS
Rillo Sergio - C Álvarez - M Diaz-Zorita3 - AER 9 de Julio - INTA
Introducción
De los macronutrientes requeridos para la producción de granos, el N y el P son los que frecuentemente limitan la producción en la región pampeana. En trigo y maíz la incorporación de los nutrientes por fertilización es común y frecuente. En soja el N es mayormente abastecido por la fijación biológica (FBN) con aportes de hasta el 85% de sus requerimientos y positivas respuestas a la inoculación. En cambio, la fertilización con P esta menos adoptada. Un suministro deficiente de P disponible en los cultivos limita la productividad, siendo el segundo nutriente que más se consume a nivel nacional y el tercero a nivel mundial. (Rivero, E y Cruzate, G.2008).
Si bien en la última década se observa un marcado crecimiento en el uso de P como fertilizante, la relación entre las dosis aplicadas y la remoción por los cultivos presenta balances negativos, reponiéndose solamente un 59% del P extraído por los granos de soja, maíz, trigo y girasol. La dosis media utilizada como fertilizante en la región pampeana es de 11, 8 y 2,6 kg de P ha-1 (FAO 2004). Los porcentajes de recuperación del P como fertilizante se ubican entre el 10 a 30%, considerándose que el nutriente no empleado en el año estará parcialmente disponible para los cultivos siguientes. La forma de aplicación del P en los cultivos, mayoritariamente, es en la línea y en el momento de siembra dado que es un nutriente de baja movilidad en el suelo, se prioriza la respuesta anual del nutriente sin considerar sus efectos en la secuencia rotacional.
Con el aumento y estabilización de los sistemas agrícolas bajo siembra directa se percibe un incremento de las aplicaciones superficiales de P en cobertura (al voleo) con anticipación a la siembra del cultivo. En general no se registraron respuestas respecto a la eficiencia de uso de P y el rendimiento en aplicaciones realizadas en la línea de siembra versus las aplicaciones al voleo bajo siembra directa (Berardo y col.,1998; Ferraris y col., 2010). Otros estudios sugieren que cuando los suelos presentan valores superiores de P Bray I a 10 mg Kg -1 y las dosis son iguales o mayores a 22 Kg P ha-1 (100Kg ha-1 de FDA o SFT), aplicadas con anticipación y suceden lluvias posteriores de al menos 50 mm, las aplicaciones en cobertura total son igualmente eficientes que las aplicaciones en línea en el momento de la siembra (Ciampitti, et al 2009). En la Pampa Arenosa se ha demostrado que cuando los suelos son deficientes en P, la incorporación del nutriente en la línea de siembra es más eficiente que las aplicaciones en cobertura total. (Barraco y col.,2006). No obstante, la información sobre las fertilizaciones con dosis elevadas de P y sus efectos acumulados en el tiempo son escasas.
Considerando que los suelos del centro oeste de Buenos Aires son de textura Francoarenoso y con bajos niveles de P (Bray I) se estudio el efecto de la aplicación en la línea de siembra y en cobertura total de 22 Kg P ha-1 (100 kg ha-1 de SFT) sobre el rendimiento de los cultivos y en el contenido de P en el suelo en la secuencia agrícola de trigo - soja 2°, maíz y soja1° bajo SD.
Materiales y métodos
Presentamos resultados de un estudio llevado a cabo por el INTA 9 de Julio en la Escuela de agricultura y ganadería MC y ML Inchausti, UNLP. (Valdés y Santiago Garbarini - partido de 25 de Mayo- (Bs.As). (S 35 35´38,0´´- W 60 33´46,5´´) y (S 35 27´41,1´´- W 60 20´57,9´´). Se inicio en el año 2005 en lotes que provenían de 6 años en siembra directa (SD). El suelo fue clasificado como Hapludol éntico perteneciente a la serie Norumbega, originado a partir de materiales eólicos arenosos con un perfil pobremente desarrollado y de textura franca- arenosa. (INTA 1972). Se evaluaron 7 lotes de producción con una secuencia agrícola de trigo/soja de 2°, maíz y soja de 1° con diferentes rangos de P asimilable Bray Kurtz 1( mg Kg -1), (0-20 cm), que variaron entre 5,8 a 7,4 ppm de P (Tabla 1). 4 lotes se evaluaron en el transcurso de las campañas agrícolas 2005-2007 (Secuencia I) y 3 lotes durante las campañas 2006-2008 (Secuencia II).
Se empleó un diseño experimental de bloques completos aleatorizados con tres repeticiones donde cada parcela experimental ocupó una superficie de 40 m2.
Los tratamientos evaluados fueron un testigo sin la aplicación de fósforo (P) y 22 kg ha -1 de P (100 kg de superfosfato triple de calcio - SFT, 46% P2O5), aplicado en cobertura total (voleo), y en la línea de siembra. El P aplicado al voleo, se realizó entre 45 a 60 días antes de la siembra y en la línea, en el momento de la siembra, al costado de la semilla y a unos 6 cm de profundidad.
La fertilización se realizó todos los años y a los cultivos de trigo, maíz y soja de primera. En soja de segunda no se fertilizó analizándose sobre este cultivo, los efectos residuales del P aplicado al cultivo de trigo.
Además se adicionó como fertilizante, al voleo superficial, una mezcla de urea (48 % N) más sulfato de amonio (21% N + 24% S) (150 y 7 kg ha -1 de nitrógeno(N) y azufre (S)), al trigo y maíz, respectivamente. El cultivo de soja de 1° se fertilizó solamente con azufre La fecha de siembra, variedades utilizadas se presentan en la tabla 2 y en la tabla 3 se presentan las precipitaciones anuales de las campañas 2005, 06,07 y 08.
Al inicio y al final de cada secuencia de cultivos se evaluó en todos los sitios el nivel de fósforo extractable en el espesor 0-20 cm de suelo (Bray I). Se realizaron 6 submuestras por tratamiento y por cada bloque, en el medio de las líneas de siembra.
A partir de los rendimientos de los cultivos se realizo el Balance aparente de P (BAP), considerando las extracciones de P de los cultivos según el rendimiento y el requerimiento de P por tonelada, de acuerdo a Andrade y col. (2006), donde establecen requerimientos de 3,8 – 3,0 y 6,7 kg de P t-1 de trigo, maíz y soja, respectivamente.
Se realizó análisis de varianza (ANOVA), el test de Fisher a 0,10 de nivel de probabilidad (p<= 0,10) fue usado para determinar diferencias entre tratamiento para cada cultivo.
Tabla 1. Análisis de suelo inicial. Materia orgánica (M.O.), pH, Nitrógeno total (Nt) y fósforo (P). Al inicio del estudio para el espesor 0-20 cm del suelo.

Tabla 2. Variedad de trigo y soja e híbrido de maíz, fecha de siembra de cada sitio experimental.

Tabla 3. Precipitaciones mensuales correspondientes a las campañas 2005/2009

Resultados
Las precipitaciones que recibieron los cultivos en el período crítico de definición del rendimiento, fueron del 34, 43 y 34 % del total anual representando un comportamiento normal de acuerdo a la serie histórica 1961-2009 (datos no mostrados). El 2008 fue el ciclo agrícola de menores precipitaciones.
1 - Rendimiento de los cultivos.
Tabla 4. Rendimiento promedio anual por secuencia y promedio general. Respuesta a la fertilización de P (kg ha-1 y %) y Eficiencia de uso del P (EUP kg gr/ kg de P).

Medias con una letra común no son significativamente diferentes(p<= 0,10)
En promedio para las 2 secuencias y en las condiciones experimentales se observó que:
- Todos los cultivos mostraron respuestas positivas al agregado de P, independientemente de la forma de aplicación.
- En promedio, la aplicación en la línea de siembra permitió alcanzar una mayor eficiencia de uso del P (mas kg de grano producidos por kg de P aplicado).
- Entre cultivos, la mayor eficiencia se logró con los cereales (maíz y trigo). En soja de 1°, la fertilización al cultivo permitió alcanzar una mayor eficiencia de uso que en soja de 2° donde el aprovechamiento del P fue a partir del residual de la fertilización de trigo.
- Solo en soja de 2°, se observó mayor eficiencia de aprovechamiento del P cuando la aplicación se realizó en superficie („al voleo‰ en el cultivo de trigo)
2 - Balance aparente de Fósforo (BAP)
En los sistemas agrícolas el ciclo del P es relativamente cerrado, es decir que minimizando los procesos erosivos la salida de P del suelo es por la exportaciones por los granos cosechados y la reposición es por la fertilización. Los balance de P en los sistemas productivos son altamente negativos debido a que el criterio usado para la fertilización, por la propia naturaleza del sistema agrícola, es el de alentar un máximo retorno económico de la práctica. En la campaña 2008 solamente se repuso el 50% del P exportado (IPNI, 2009).
En nuestro estudio el balance aparente de P, en promedio para todos los sitios y años analizados, resultó negativo tanto para el tratamiento testigo como para los tratamientos que tuvieron la incorporación de 22 kg de P año ha-1.(Tabla 5).
Tabla 5. Rendimiento (Rto) de los cultivos, extracción de P por los cultivos (Extr.), P aportado por la fertilización y balance aparente de P (BAP) anual y global de cada secuencia, según modalidad de aplicación del P.


En la tabla 5 se observá que el tratamiento testigo registró un deficit de 93 y 86 kg P ha -1, el P aplicado en cobertura total de 45 y 37 kg P ha -1 y el P aplicado en la línea de 49 y 41 kg P ha -1 .
Las incorporaciones del P en cobertura total cubrieron, en promedio, el 61,5 %, mientras que el P incorporado en la línea el 59,5,del total del P extraido por los cultivos.
El mayor deficit de P se registró en el cultivo de soja de 2°, dado que no recibió aportes de P.
3 - Evolución del contenido de fósforo en el suelo.
Los niveles iniciales de Pe fueron bajos en todos los sitios analizados con valores máximos de 8 y minimos de 6 mg kg-1 , encontrándose muy distantes de los rangos umbrales de suficiencia de P para el espesor 0,20 m del suelo (15-20; 13-18; y 9-14 mg kg-1 para trigo, maíz y soja, respectivamente. Ciampitti y col.2009).
En el analisis realizado de fosforo extractable (Pe), luego de 3 años, al final de cada secuencia de cultivos, se determino una disminucipon de P en todos los tratamientos respecto al P inicial. Siendo en el testigo de mayor magnitud. (Tabla 6)
Tabla 6. Fosforo extractable (P.e. mg kg-1) al final de la secuencia de cultivos. Promedio de todos los sitios evaluados.

Medias con una letra común no son significativamente diferentes(p<= 0,10)
En todos los casos, los contenidos extractables de P luego de 3 años de cultivos continuos con fertilización anuall con P a razón de 22 kg/P/año disminuyeron con respecto a la situación inicial. Esta reducción fue de mayor magnitud en el caso de aplicaciones localizadas que al fertilizar en superficie. La tasa de reducción anual en los niveles de Pe. En ausencia de fertilización fue de 1.1 ppm y superior a la detectada en condiciones de fertilización. Estos niveles de reducción son semejantes a los descriptos por ejemplo en la región de la pampa arenosa durante el ciclo de expansión de la agricultura con insuficiente aplicación de fertilizantes fosfatados.
Comentarios finales
En las condiciones de este estudio se validó la importancia de la fertilización fosfatada, independientemente de la forma de aplicación, para mejorar la producción de cultivos de trigo, soja y maíz. La ubicación del fertilizante en la línea de siembra permitió una mayor eficiencia de aprovechamiento del nutriente que cuando la fertilización se realizó al voleo. En tratamientos residuales de fertilización la respuesta fue mayor en sistemas con aplicaciones de P al voleo.
Los niveles de P extractable del suelo decrecieron en todos los tratamientos, en menor magnitud al aplicarse el P en superficie. Asimismo el nivel de fertilización anual establecido en la secuencia de cultivos no cubrió la exportación de P, dando en consecuencia BAP negativos.
Estos resultados muestran que en suelos deficitarios en P la fertilización localizada en todos los cultivos de la rotación permite mejorar su productividad y que la dosis aplicada es insuficiente para el mantenimiento de la fertilidad fosfatada de estos suelos.
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Agradecimientos
Al personal de la sección de agricultura y directores de la Escuela MC y ML Inchausti. A la empresa contratista Longarini Hnos. por la colaboración en este trabajo


