Si bien era esperado, el apoyo que comprometió el presidente François Hollande para que la Argentina pueda avanzar en las gestiones por la deuda con el Club de París fue un dato alentador. No menos auspicioso fue que, tras ese encuentro, fuentes del gobierno de Barack Obama dejaran trascender que "compartían la intención" del mandatario francés de acompañar al gobierno de Cristina Kirchner en la búsqueda de soluciones a sus problemas con los organismos financieros internacionales. "Somos optimistas de que a mediano plazo se resolverán esos asuntos y esto ayudará a dejar atrás las fricciones" , señalaron representantes de Washington, que ponderaron la determinación de la Argentina de condenar el avance ruso en Crimea.

Pero si esta semana pudo haber marcado un comienzo para una normalización de las relaciones de la Argentina con el mundo financiero internacional, el panorama interno siguió dando cuenta de las dificultades económicas que enfrenta el gobierno kirchnerista y de las dificultades políticas para llevar a cabo correcciones.

La prolongación del paro por tiempo indeterminado de los gremios docentes bonaerenses -aun cuando haya quienes sostengan que pueda estar parcialmente fogoneado por la Casa Rosada para esmerilar al gobernador Daniel Scioli- es una muestra del grado de conflictividad laboral que podría verse en las próximas semanas. Dos caciques sindicales enfrentados con el kirchnerismo, como Hugo Moyano y Luis Barrionuevo, procuran sumar fuerzas en procura de un plan de lucha que les confiera protagonismo de cara al armado político para el proceso electoral de 2015. Y, en la otra vereda, no pocos líderes gremiales más cercanos al Gobierno temen quedar desacreditados ante sus bases si aceptan complacientemente los pedidos oficiales para moderar las demandas salariales.

Los últimos datos económicos no ayudan. El 7,2% de inflación que marcó el Indec para el primer bimestre del año se comió la mayor parte del aumento del 11% dispuesto para los jubilados por el período de seis meses que se inició en marzo. De acuerdo con estadísticas del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, la canasta básica de alimentos subió en los primeros dos meses del año el 10,5% y más del 40% entre febrero de 2013 y el mismo mes de este año. Al mismo tiempo, el fuerte aumento del costo de vida amenaza con devorarse la mayor parte de la mejora del tipo de cambio real.

La suba de las tasas de interés, incentivada por el Banco Central para contener la fuga hacia el dólar paralelo y la pérdida de reservas, estaría induciendo una caída del consumo y el derrumbe de los planes de contratación de personal en la industria.

Mientras el Gobierno busca ganar tiempo con la suba de las tasas de interés, el gasto primario del Estado nacional creció en enero casi el 46% respecto de un año atrás, contra el 42% de los ingresos tributarios. Según datos recabados por el economista Agustín Monteverde, los intereses de la deuda subieron en idéntico período el 60%, merced a la devaluación del peso; los subsidios al sector privado treparon el 73% y el déficit de las empresas estatales creció nada menos que el 643% en términos interanuales.

El primer interrogante, entonces, es si el Gobierno será consciente de que la ansiada ayuda internacional no será inmediata y de que, si no utiliza este tiempo de relativa calma cambiaria para poner en marcha un verdadero plan antiinflacionario que ataque los desbordes del gasto público, llegará un momento en que la tasa de interés no podrá seguir deteniendo al dólar ni al pesimismo inversor.