Guillermo Moreno parte rumbo a Italia con un procesamiento confirmado por la Cámara Federal sobre sus espaldas: tal vez, su destino dorado lo ayude a olvidar el sinsabor, pero él sabe que, por distintas circunstancias, pasó a integrar el lote de quienes quedaron despojados de poder o, al menos, de sólida protección política.

Moreno, ahora, está asociado al club de Felisa Miceli, Ricardo Jaime, Pablo Schiavi y, también, de Amado Boudou. Pero, ¿cómo se produjo este derrumbe de un hombre que durante casi ocho años, sin costo ni contrapeso alguno, logró que cientos de empresarios, sin chistar, toleraran sus exabruptos, sus amenazas y sus arbitrariedades?

Algunos factores que determinaron su suerte actual:

El primero, es económico. Cuando empezó a notarse la inflación, en 2007, Moreno rompió el termómetro del Indec y buscó culpables: entonces, imaginó que sancionando a periodistas, empresarios y consultoras, la gente dejaría de prestarles atención. Pero este año la inflación se volvió inocultable.

A ese contexto económico se sumó otro, vinculado con la propia psicología de Moreno: construyó un personaje sin matices, caracterizado por las desmesuras. Terminó haciendo de sí mismo una caricatura sin autoridad.

Por eso, el fallo que ayer dictó la Sala II de la Cámara Federal sobreabunda en argumentos : Moreno -dice el texto-, abusando de su autoridad, persiguió a su presa, la multó, la intimidó y no dudó, para ello, de invocar atribuciones que la ley no le reconocía ni en manipular parte del expediente.

Pero hubo un tercer factor, tal vez fundamental, que tuvo que ver con la relación de los jueces con el poder político: en efecto, en mayo último, cuando los precios ya subían, todos los jueces de la Cámara Federal en lo Contencioso Administrativo, con muy fino olfato político, advirtieron que había llegado la hora de darle una fuerte señal adversa al gobierno de Cristina Kirchner.

Por este motivo, esa cámara revocó todas las multas que impuso Moreno y, por eso, el juez Claudio Bonadio tuvo el trabajo allanado para procesarlo y la Cámara confirmó el fallo.

Moreno no advirtió que el escenario había cambiado y tiró de la cuerda hasta romperla. Tampoco advirtió que, en este nuevo escenario, a Axel Kicillof, su otrora aliado, no le gusta hablar de inflación pero tampoco cree que la solución sea dibujar índices de precios ni deseaba cargar con esa mochila..