El hecho, causado por fallas humanas que se investigan, tuvo consecuencias catastróficas. En el balance inicial sumaron decenas los desaparecidos; luego, en el trágico recuento final, totalizaron 21 los muertos y 61 los heridos, muchos de ellos a causa de los escombros que produjo el estallido. Tardó en conocerse el destino de las víctimas; en tanto, las expectativas fluctuaron entre las esperanzas de hallarlos aún con vida y los crecientes temores de que los esfuerzos de la búsqueda resultasen inútiles. En ese tiempo de trabajo tan áspero fue adquiriendo relieve la labor de los bomberos, de los que se consagraron al rescate de las víctimas, de las fuerzas de seguridad que colaboraron y, también, de los profesionales de la salud y de los voluntarios que se plegaron a esa tarea sin descanso, a destajo, a pesar de los riesgos que ellos mismos afrontaban.

Un mes después, una serie de incendios en Córdoba, alimentados por bosques, campos y pastizales, que destruyeron casas, amenazaron la vida de escolares, de poblaciones como Villa Yacanto y Santa Rosa en Calamuchita, y alcanzaron hasta el valle de Punilla, en las cercanías de Cosquín. El fuego se sirvió de la sequedad del ambiente, de las altas temperaturas y, asimismo, de negligencias humanas que dieron origen a los siniestros.También en Córdoba mostraron su capacidad profesional y su coraje los cuerpos de bomberos convocados, las fuerzas de seguridad, los voluntarios. La labor cumplida no midió riesgos durante los días en que la lucha contra el fuego fue incierta y en las cuales hubo que salvar a niños y adultos.

Esas acciones muestran cómo lo heroico se hace presente en la vida cotidiana cuando el sentido del deber y de la solidaridad animan a tantos honestos servidores. Concluida su labor, estas personas recibieron la gratitud de la población, en silencio, discretamente.

Acaso no se ha expresado plenamente el afecto que han sabido ganar, contra todos los obstáculos, con recursos a menudo limitados y actuando sin claudicar cuando ya sabían que no habrían de recuperar cuerpos con vida. Las virtudes demostradas permanecerán largamente en la memoria de quienes los vieron obrar con valentía y solidaridad.