Las adversas condiciones del clima, fundamentalmente marcadas por la sequía en prácticamente todo el territorio provincial, ponen a buena parte de los caprineros mendocinos ante las puertas de un nuevo año complicado desde el punto de vista productivo, según informaron desde el diario Losandes.

La falta de humedad y, consecuentemente, de pasturas nativas en los campos de secano, se hace sentir una vez más en Lavalle y, contrariamente a lo ocurrido en el invierno pasado, los malargüinos han visto disminuir nevadas y lluvias en este 2013.

Este último es un caso particular porque, en el extremo sur de la provincia, los productores eran optimistas -hacia el inicio del segundo semestre de 2012- respecto de las perspectivas para el año productivo y comercial. Basaban su pronóstico en la buena disponibilidad de humedad de ese invierno, pero con el correr de los meses el panorama cambió.

En ese sentido, Santiago Riquelme, presidente de la Cooperativa Las Vegas, ubicada en el suroeste de Malargüe, revela que los vientos de primavera llevaron sequía, por lo cual la temporada 2012 terminó "en un 70% de la producción potencial y no fue de excelente calidad debido a la falta de buenas pasturas".
Admite que ellos tienen algún recurso adicional, como las veranadas en los valles cordilleranos, pero que les lleva más tiempo.

Dice que "un chivo de dos meses debió haber estado por encima de los 5 kilos pero la mayoría estuvo por debajo. Entonces, en vez de empezar a vender en los primeros días de diciembre, como hacemos siempre, tuvimos que arrancar desde el 20 de diciembre en adelante, y recién entonces se consiguieron animales de mayor kilaje".

Los cabritos sureños arrancaron con un precio (en pie, en puerta de corral) de $ 170 por animales que, una vez faenados y limpios, iban a quedar entre los 4 y los 6 kilos; y terminaron en $ 200 por reses que iban a entrar al frigorífico con alrededor de 12 kilos, según revela Riquelme.