La demanda mundial y el propio USDA aguardan ansiosamente la recomposición de la oferta tanto de maíz como de soja, luego de dos años de pésimas cosechas en el gran productor mundial.
Vale, entonces, mirar a EE.UU. En principio, puede afirmarse que la siembra allí está totalmente finalizada.
A pesar de los angustiantes retrasos, a partir de mediados de mayo el operativo comenzó a recuperar terreno y, de esta forma la siembra ya ha quedado prácticamente concluida.
La siembra se completó. Es cierto. Pero ello no significa que la cosecha por venir sea buena. Y que el volumen se asemeje al estimado por el USDA hace pocos días.
Los estados más retrasados han sido Minessota, Wisconsin y Dakota del Norte. Por el contrario, Indiana, Michigan y Ohio han tenido un comportamiento muy aceptable.
Porque una buena parte de la superficie fue cubierta fuera de las fechas ideales. Ello no es gratis en términos de rendimientos. ¿Por qué?
En primer lugar, porque las plantas deberán recorrer el ciclo de maduración en un período de tiempo más breve que el óptimo.
Y en segundo lugar, porque el problema de la floración se agranda. Esta se efectuará cuando bajan las posibilidades de abundantes lluvias puesto que gran parte de las plantas comenzaron su ciclo con retraso.
Además, el cuadro se agrava por el reducido escalonamiento en la siembra que conlleva a una gran concentración de la floración, en un período de pocos días en el mes de julio.
En síntesis, el llamado mercado climático seguirá manteniendo a los mercados en vilo.
El problema de las fechas de siembra, si bien no es tan agudo como en el maíz, también resulta preocupante para la soja. Porque el período de siembra es más tardío y más amplio que el del maíz.
Escasísima fue la relevancia brindada al atraso de la siembra por el USDA, que no disminuyó las superficies proyectadas al tiempo mantuvo sin modificaciones las proyecciones de la cosecha de soja en EE.UU.
Al no haber realizado los cambios aguardados por los operadores y analistas, el reciente informe de oferta y demanda del USDA ha actuado como elemento “bajista” sobre los precios, muy especialmente sobre la soja que es el cultivo menos comprometido en EE.UU.
En definitiva, la soja es un cultivo más plástico y además está sometido a ventana de siembra mucho más amplia.
Dado que el operativo de siembra de soja en EE.UU. ahora camina con agilidad y en vista de los pronósticos favorables, se podría estimar que los precios evolucionan hacia baja. O, con suerte, en un nivel estable.
¿Puede revertirse más adelante la tendencia?
Las recientes precipitaciones están generando una excelente nivel de humedad que de seguir provocarán una ajuste negativo en los precios.
La noticia no es buena para el productor argentino. El ritmo de ventas, hasta ahora, ha sido muy aletargado, pese a los deseos y la ansiedad del gobierno. El porcentaje de la producción vendida se encuentra muy por debajo del de otros años.
Según el Ministerio de Agricultura, cerca de 22 millones de toneladas han sido comercializadas. Si calculamos la producción en 48 millones, se trata de un 47% del total.
Es una proporción muy reducida para esta altura del año. Pero es lógico que así sea dada la inestabilidad de precios e institucional. A favor de la retención juega el ritmo de devaluación de nuestra moneda en el mercado oficial que se aproxima, recién ahora, al de la tasa de inflación.
Probablemente, los próximos días serán poco alentadores para los precios, no sólo de la soja sino también del maíz. Resta ver qué va a pasar cuando EE.UU. se aproxime a las fechas de floración.
Porque si las condiciones del clima distan de ser buenas, pueden haber gratas sorpresas para los productores del sur.
El mercado climático para el maíz será protagonista. Y algo menos lo será para la soja.