Inspirado por la historia de superación de su abuelo, ya desde la adolescencia tenía la certeza de que quería ser tambero. De chico se la pasaba en la fábrica de quesos que heredó su madre y ahora, de grande, elige ocupar su tiempo en sus tambos de Tandil o presidiendo la Unión de Productores Lecheros de la Cuenca Mar y Sierras.

Santiago Padilla Quirno apenas compartió tiempo con su abuelo de quién heredó su vocación de tambero. Tenía diez años cuando él murió y sin embargo asegura que quiso seguir sus pasos por la historia con la que lo recuerda. Nacido en Inglaterra, su abuelo era hijo de un minero que falleció trabajando en las minas de carbón, su madre era analfabeta y era el menor de muchos hermanos, por lo que desde muy chico tuvo que salir a trabajar. Con sólo dieciséis años pisó suelo argentino.

Trabajó en una industria lechera y llegó a adquirir Elowson y Webster, que era la principal exportadora de caseína. También trabajó en la River Plate Dairy Co y en el frigorífico Anglo durante la Segunda Guerra Mundial. "De estas empresas guardo la correspondencia con el dueño (Lord Vestey), en la que mi abuelo le informaba de qué barco y cuántas toneladas de carne se mandaban a Inglaterra durante la guerra", cuenta Padilla. Fue en 1933 cuando su abuelo adquirió el campo en donde hoy desarrolla su actividad, la producción lechera, destinada a la fabricación de quesos. Se tratan de unas 1.000 hectáreas ubicadas en el paraje La Pastora, en Tandil, provincia de Buenos Aires, que su abuelo debía pagar en un plazo de 20 años. En esas mismas tierras, a las que llama Calandria Chica, hoy Padilla siembra maíz y cebada y en sus dos tambos lindantes tiene 900 vacas con las que llega a producir 16.300 litros por día.

-¿Cómo llegó a ser dirigente?

-Fue en marzo de 2002, cuando la gran crisis en la que estaba sumida la actividad nos llevó a varios productores a salir a la ruta para reclamar algo mejor. Fue en ese momento que tomé conciencia de que necesitábamos estar unidos para hacer valer nuestro producto y empecé a involucrarme más participando en diferentes cargos de la comisión directiva de la Unión de Productores Lecheros de la Cuenca Mar y Sierras, de la que hoy soy el presidente.

-¿En dónde se ve en los próximos años como dirigente?

-Mis únicas aspiraciones relacionadas con la dirigencia tienen que ver exclusivamente con la producción lechera. No tengo aspiraciones gremiales ni políticas. Lo único de lo que estoy seguro es que falta una "política lechera" y no "política" en la lechería.

-¿Qué opina de las acciones en el sector que lleva adelante el Gobierno Nacional a través de la Secretaría?

-Las acciones que propone son sólo de carácter político y no aspiran a mejorar la situación del sector ni el nivel de producción. De otra forma no se explica cómo el incremento de la producción en los últimos trece años ha sido del 0,06% (período 1999 al 2012), frente a un incremento que va desde el 16% al 75% en países de la región, de acuerdo a datos del Ministerio de Agricultura y de la FAO. El Gobierno quiere que corramos atrás de una agenda, que no es la nuestra, siempre tiran un tema nuevo para tenernos alejados de lo
que es importante, como ocurrió con el Estudio de Competitividad.

-El año pasado fue uno de los dirigentes que alzó la voz para denunciar los cierres de muchos tambos en su zona. Sin embargo, Videla aseguró hace unos meses que durante el 2012 no hubo una liquidación masiva de tambos pero sí una oferta sostenida de vaquillonas. ¿Cuál es su opinión al respecto?

-Desconozco la zona a la que hacía referencia el subsecretario Videla, pero lo que sí puedo asegurar es que en los partidos que esta cuenca abarca se han producido cierres, si bien no masivos, pero sí de tambos de escala media a grande. Tal es el caso de La Virginia, que era propiedad de Tuculet y alquilaba Magnasco, otros dos tambos más del mismo propietario y el último tambo que le quedaba a la Azucena de Luro. Estos establecimientos tenían entre 200 a más de 500 vacas. Hace unos años hice un relevamiento de cuántos tambos había en la Cuenca Mar y Sierras, llegué a contar 243 tambos. Este año tengo como objetivo ver cuántos quedaron. Por otro lado, hayproductores grandes que están por abrir nuevos tambos, por lo que seguiremos en los mismos niveles de producción pero con cada vez menos productores. Eso sí, los que queden son los que tienen crecimiento con hacienda propia.

-¿Debe o no haber una ley de lechería?

-No tenemos necesidad de una "ley de lechería" que fomente nuestra actividad, ni de subsidios engañosos que busquen emparchar de mala manera fallas estructurales de nuestro sistema productivo. Necesitamos que se eliminen las múltiples y complejas distorsiones impositivas, directas e indirectas; que se simplifiquen los procedimientos burocráticos y se eliminen las autorizaciones discrecionales; que se facilite el acceso a créditos de inversión y la gestión de importaciones de maquinarias e insumos para la actividad. Simplemente requerimos que nos dejen producir, tarea que sí sabemos llevar adelante y en la que nos encontramos conscientemente comprometidos.

-A poco más de un año de la implementación del sistema de liquidación única, ¿qué opina sobre su funcionamiento?

-La idea de una "liquidación única" fue un reclamo de los productores que buscábamos hacer comparables las distintas liquidaciones de las industrias. Con este fin lo que restaría incorporar a este sistema de pago son los valores de los indicadores que definan el concepto de "leche de referencia", indispensable para evaluar nuestra situación particular respecto de la calidad de la leche entregada.

La "liquidación única" hasta ahora es un sistema por el que controlan día a día la producción, ya que todo pasa por la Subsecretaría. Primero, la muestra de leche va al laboratorio, el resultado va a la Subsecretaría y de ahí a la usina. Les sirve como termómetro para ver cuando tirarnos un hueso.

-¿Qué opina del congelamiento de precios?

-Es una medida lamentablemente conocida y que nunca ha dado resultado para frenar la inflación. A lo que debería aplicársele el congelamiento es a la emisión de pesos.

-Este año se proyecta una merma en la producción de leche. ¿Significa que los productores tendrán mayor poder de negociación?

-Tendremos poder de negociación mientras el mercado interno mantenga los mismos niveles de consumo, cosa que no parece estar asegurado dada la creciente pérdida del poder adquisitivo motivada por la inflación. Además con el congelamiento de precios en góndola también se ve afectado el precio que recibe el productor, porque no alcanza a los diferentes rubros que conforman nuestro costo y por ende nos va a obligar a bajar la producción.

-¿Qué ve de positivo y de negativo participar como un representante de este sector y en la dirigencia de hoy?

-Siempre el hecho de agruparse trae como beneficio el tener un mayor nivel de información y poder de negociación. Estas organizaciones requieren de dirigentes, tarea que obligadamente todos los productores deberíamos asumir, en algún momento, como parte de nuestro compromiso con la actividad, a pesar de las energías distraídas de nuestra labor diaria.

Por Andrea Palombo