Han transcurrido 203 años de aquel 25 de Mayo de 1810, momento de la historia en que se formaba un primero gobierno, independiente de la metrópoli española, del país que luego sería Argentina. Sin dudas un gran motivo de festejo. Por otra parte, han pasado diez años de aquel 2003 momento en la historia determinante en que Néstor Kirchner ocupaba el sillón de Rivadavia.
Como festejo, el Gobierno Nacional prepara un megafestival en la Casa Rosada con músicos y artistas y la disertación de la Presidente Cristina Kirchner para el sábado 25 bajo la consigna: “La década ganada”. Perdón, ¿década? ¿Ganada? ¿Cristina hablará sobre su marido o sobre estos 203 años de independencia del pueblo argentino?
Los argentinos suelen conmemorar los 25 de Mayo como el Día de la Patria, el de los pastelitos, masamorreras y damas antiguas. Los colegios siempre recordaron esa fecha compartiendo una chocolatada caliente y comidas de la época, como así también con actos escolares. No dejemos que esta fecha pierda su sentido patriótico, porque ya son varias costumbres y valores las que se vienen olvidando.
Por ejemplo, no olvidemos la pasión que en algún momento sentimos al discutir sobre política, ya sea en reuniones familiares, encuentros sociales, partidarios o con amigos. Mencionar a la polarización, descontento y desilusión social sería como hablar del rechazo que se tiene a la política. ¿Hablará Cristina sobre esta década en la que se dejó de participar y de opinar en política para “no pelear”?
Y ¿qué podemos decir de “ELLA”? Con la llegada de Cristina en el 2007, se comenzó a alimentar aún más la división, la arrogancia y la confrontación. Sin embargo, sus admiradores la siguen a donde vayan, la alientan a todo momento. Aunque no debemos olvidarnos de las movilizaciones antikirchneristas que se generaron desde su reelección.
Pero sin exagerar, podría decirse que la Presidente está en su peor momento y no atina, al menos todavía, a reaccionar como lo hizo en las únicas dos oportunidades que fue arrinconado y vapuleado, primero por el campo y luego por el resultado de unas elecciones legislativas que lo sorprendieron con la guardia baja, aseguraron los analistas políticos Massot y Monteverde.
Cuando fue reelecta en octubre de 2011 con 54 % de los votos, Cristina Fernández no podía nunca imaginar la situación que viviría apenas un año y medio después de tamaño éxito.
Producto más de los daños autoinfligidos que de eventuales adversidades externas, derrotas en las urnas o situaciones ajenas a su voluntad que no haya sabido manejar, el oficialismo hoy enfrenta un problema al que no puede hallarle respuesta: ¿hay vida después de 2015? La pregunta no hubiera tenido sentido en vida del santacruceño o luego de la reelección de su mujer.
¿Qué ganamos?
Ganamos una década de confrontaciones con el principal multimedio del país, Clarín, que despertó en Cristina la ira al notar que éste apoyaba la protesta agraria que se levanto en el 2008. Este conflicto desencadenó la pelea por el control de Papel Prensa y ayudó a que actualmente el kirchnerismo tenga más de la mitad de los medios de comunicación. La presión aumenta para la prensa crítica con la prohibición a supermercados de publicar avisos en diarios de la Capital Federal. Esto sí es una década ganada de libre albedrio.

Ganamos una década por los derechos de las minorías: matrimonio igualitario, Ley de identidad de Género, Ley de condena para los crímenes de explotación sexual y trata de personas, Ley que castiga el trabajo infantil, entre otras políticas tomadas.
Ganamos unos precios increíbles ya que, según informó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), los argentinos con tan sólo $6 por día podemos comer, a pesar de que desde esta semana un alimento tan básico como es el pan lo conseguimos con un valor de hasta $18 el kilo. El nivel de inflación nunca fue realmente conocido, pero varios economistas lo titulan en un 30% para este año. Además, ganamos una declaración de censura contra Argentina por la falta de certezas en sus indicadores económicos por parte del FMI.
Ganamos restricciones a la exportación de carne que aplicó el gobierno a partir de 2006 con la intención de mantener bajos los precios domésticos pero el plan salió mal y provocó una gran crisis en el sector y los niveles más bajos de exportación de los últimos años.
Ganamos afianzar nuestra relación con Venezuela pero dividirnos de España y de la Unión Eurpea, causa por la cual cayó tanto la venta de biodiesel argentinos.
Ganamos cepo al dólar y como consecuencia muchas industrias que dependían de insumos importados debieron buscar la manera de reemplazarlos y los argentinos dejaron depender de algunos productos extranjeros. También la medida desembocó en una restricción a la compra de divisas y una prohibición a las empresas extranjeras a girar utilidades a sus países de origen y afectó a todos los argentinos que querían resguardar sus ahorros de la inflación y a los que querían viajar al exterior.
Para tener en cuenta tras esta “década ganada”

Se han esfumado los superávits gemelos; la soja no alcanza; el gasto público resulta incontrolable; el desempleo oficial trepa a 7,9 %; la merma de dólares es alarmante; las encuestas trasparentan números imposibles de soportar; el FPV no tiene candidatos de fuste en ninguno de los distritos decisivos; la presidente está muy lejos de los 2/3; la corrupción de los Kirchner se halla en boca de todos; y, last but not least, si solo pueden pensar en Zanini y Boudou como eventuales delfines para 2015, el berenjenal en el cual están metidos es de órdago, aseguran Massot y Monteverde.
En este contexto no resulta casual, pues, que el gobierno sea incapaz de avanzar con éxito contra sus enemigos, llámense Clarín, La Nación o la justicia independiente, e imponer las reglas de juego que le permitirían acariciar el sueño de la re–re. Están empantanadas la ley de Medios y la reforma judicial de reciente data, sin que haya razones de peso, susceptibles de ser tenidas en cuenta, para imaginar que, a la hora de la verdad, la Corte Suprema le dé la derecha a la Casa Rosada.
De todas maneras, ganar una década de kirchnerismo es gratificante solo para algunos; ganar la independencia de la Patria es alegría de todos y todas. Juntémonos, como alguna vez pasó un 25 de Mayo de 1810, en la Plaza de la Casa Rosada a festejar 203 años de Revolución y conmemorar a aquellos lideres y próceres que nos enseñaron desde pequeños en el colegio.


