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Por décadas, la pujante producción de arroz de China le permitió vender mucho más arroz del que compraba, pero ahora, el mayor consumidor mundial del grano se ha convertido en un gran importador.
En 2012, el país compró un récord de 2,6 millones de toneladas de arroz, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés). Se trata de una rápida aceleración de una tendencia que empezó en 2011, cuando China importó 575.000 toneladas. El país sólo había sido un importador neto de arroz en cuatro de los 50 años previos.

El cambio ha creado confusión y debate en la industria. Por ello, analistas y expertos tratan de determinar la razón detrás de la súbita demanda y lo que puede significar para los precios de los alimentos y la economía global.

Según el sitio The Wall Street Journal, algunos analistas creen que el auge en las importaciones se debe a una mayor demanda de los consumidores chinos. Aseguran que a pesar de que China impulsó la producción durante nueve años consecutivos, no es suficiente para alimentar a su población. De ser verdad, las compras podrían presagiar un giro mayor y duradero en el mercado global del arroz. Eso podría generar temores sobre si habrá suficientes reservas del commodity, y mantener los precios elevados.

Otros analistas consideran que el motivo es más simple y dicen que los precios del arroz fijados por el gobierno chino son mucho más altos que los grados equivalentes en el mercado global. Eso está creando un negocio rentable para los compradores chinos que consiguen el arroz en lugares como Vietnam, Pakistán e India, y luego lo venden más caro en el mercado local.

En los últimos meses, estas operaciones se han vuelto más rentables. A mediados de diciembre, el costo promedio para importar arroz de Vietnam era de unos u$s 410 por tonelada, y arroz similar podía venderse en China por hasta u$s 635 la tonelada, según corredores.

"En esencia, hay dos mercados divididos" donde los agricultores venden al gobierno pero los consumidores compran del extranjero, explicó Thomas Pugh, economista de materias primas de Capital Economics, una firma de investigación en Londres.

“Como consecuencia, una gran cantidad de las reservas de arroz compradas por el gobierno está almacenada, en vez de ser procesada y consumida”, agregó Pugh. Cuando se estreche la brecha de precios, las importaciones disminuirán.

Independientemente de cuál sea el argumento correcto, la tendencia tiene grandes implicaciones para los precios del grano. Si la demanda es impulsada por un alza en el consumo, el cambio podría elevar los precios durante los próximos años o incluso décadas, apuntan analistas. Si las compras son una reacción a las políticas del gobierno, los precios globales serían vulnerables a posibles modificaciones a esas políticas.

La dirección que tomen los precios es importante porque el arroz es un alimento básico para más de la mitad de la población mundial, por lo que los economistas siguen con atención las oscilaciones de su precio. Un alza del arroz también suele impulsar el valor de granos similares como el trigo y el arroz.

La mayoría de países que consumen mucho arroz también son grandes productores. En 2012, apenas 37,3 millones de toneladas de arroz fueron intercambiadas de manos, representando 7,7 por ciento del suministro global, según la Organización para la Agricultura de Naciones Unidas. China consume alrededor de 140 millones de toneladas al año.