El objetivo es que las paritarias de 2013 se limiten a aumentos nominales de 20%, aun cuando la inflación que vaticinan los economistas sea superior al 25%. Cristina Kirchner cree que por esa extraña vía conseguirá que las expectativas económicas estén más animadas cuando ella juegue su decisiva carta electoral.

Moreno hizo un nuevo aporte a la historia del surrealismo. Convirtió a Cherñajovsky en el gestor de un ajuste en los ingresos de los trabajadores. Y él colaboró con un entusiasmo comprensible. Este tradicional importador de electrodomésticos, dueño de Newsan, es uno de los principales beneficiarios del sorprendente negocio que montó el kirchnerismo en Tierra del Fuego para las ensambladoras de electrónicos procedentes de China.

Allí las sociedades no pagan impuestos a la importación ni a la exportación. Tampoco IVA ni Ganancias. En las ventas de productos al continente, cobran el 21 por ciento en concepto de IVA, pero no deben desembolsarlo en la AFIP. Esta lucrativa transferencia de recursos fiscales fue reforzada por el Gobierno a través de un impuesto especial para los productos importados que compitan con los que se montan en la isla. Por si faltara alguna ventaja, la aduana en esa provincia no está integrada al sistema María, lo que explica una inquietante inclinación al contrabando. El "polo tecnológico fueguino" sería un buen campo de pruebas para Axel Kicillof y sus teorías sobre la plusvalía empresarial.

La relación con Cherñajovsky es un nuevo avance de Moreno sobre Débora Giorgi, su "Yoryina". El empresario aceptó encantado el cambio de interlocutor: sus importaciones dependen de las caprichosas autorizaciones de Moreno. Se explica, entonces, que el dueño de Newsan haya invitado a empresarios a quienes ni siquiera conocía para acordar con la CGT Balcarce el marco salarial del año próximo. Cherñajovsky fue más que un gestor. También aconsejó a Moreno segmentar la suba: un 10% sería automático, pero el otro 10% dependería de la productividad.

Para Antonio Caló la propuesta es muy desagradable. Antes de concederle uno solo de sus reclamos -fondos para las obras sociales, aumento del mínimo no imponible de Ganancias, mejora en las asignaciones familiares-, la Presidenta le propone un recorte del salario real que, como todo lo que pasa por las manos de su inspirador, también parece tener origen chino.

La iniciativa Moreno-Cherñajovsky volverá más turbulenta la vida interna de la CGT oficialista. Hace 15 días, sus principales dirigentes tuvieron una discusión enardecida en la sede de UPCN. El "Centauro" Andrés Rodríguez debió recurrir a sus destrezas en dressage para dominar a un Carlos West Ocampo enardecido. "Ustedes están entregando el modelo sindical, nos engañan con que hablan con la Presidenta y no los atienden ni los granaderos", vociferó "Carlín", mientras Rodríguez y José Luis Lingieri, "Mr. Cloro", se paralizaban. La insatisfacción está llevando al colectivero Roberto Fernández y a otros dirigentes del transporte a negociar una alianza con Hugo Moyano a través de Luis Barrionuevo.

La estrategia de Moreno es incomprensible en casi todas sus dimensiones. Al reducir la lucha contra la inflación a un ajuste del salario real, sin corregir los desbordes monetarios y fiscales, asegura una mayor caída en el nivel de actividad que hará imposible a las companías aumentar un 20% nominal. Pero los empresarios temen contraeriarlo por temor a represalias. El caso más elocuente es el de Carlos Bulgheroni que apronta una nueva embestida contra pan American en Chubut.

Elegir a Cherñajovsky como gerente de ese empeño también puede ser una jugada inconveniente para el ajedrez presidencial en el PJ: además de ser la máscara nacional de la industria china, este importador es uno de los más firmes aliados de Daniel Scioli en el mundo de los negocios (no sólo Scioli, también Mauricio Macri está relacionado con la "industria" fueguina a través de su socio Nicolás Caputo, dueño de Mirgor). Además, Moreno cedió a Moyano, Barrionuevo y Pablo Micheli una bandera inestimable para su movilización de pasado mañana: podrán justificarse en que Caló convalidará "salarios chinos".

Aunque resulte imperceptible, hay una lógica detrás de esta locura. Moreno arriesgó el pacto sindical que le solicitó la Presidenta para superar una desagradable encrucijada personal. En su enfermiza tenacidad, Ignacio de Mendiguren, líder de la UIA, consiguió que la reticente Dilma Rousseff viajara a la conferencia industrial de Buenos Aires para entrevistarse con Cristina Kirchner una semana antes de que Cristina Kirchner la visitara en Brasilia para la cumbre del Mercosur. En esos intercambios se planearon otros: Dilma será huésped oficial en El Calafate durante enero, y es posible que ambas mandatarias viajen juntas a Dubai en una misión de comercio.

Para los empresarios la aproximación con Brasil prestaría varios servicios. Suponen, por ejemplo, que la negociación de políticas comunes obligará a la administración local a una toma de decisiones más racional. Quienes apuestan a este resultado festejaban, por ejemplo, que en Brasilia la señora de Kirchner se hubiera concentrado durante tres horas para discutir con su colega problemas específicos escuchando a los responsables de cada área.

Sin embargo, los industriales confían en el protectorado de Rousseff para un propósito más concreto y perentorio: recortar el poder de Moreno, quien, en un revival setentista, pretende reemplazar la UIA por la CGE. La historia exhibe casos mucho menos anecdóticos de argentinos que apelan a una alianza con Brasil para desembarazarse de un verdugo interno. Mendiguren y sus socios tuvieron algún éxito: Dilma se quejó de Moreno delante de Cristina Kirchner por las trabas al comercio. Y Cristina Kirchner se excusó en público diciendo que sus colaboradores no siempre la obedecen.

Desde que era ministra de Energía, la presidenta de Brasil se fastidia con Moreno. Pero de un tiempo a esta parte consiguió enojarse, lo que no le demanda esfuerzo alguno. Moreno cultiva un vínculo muy activo con Paulo Skaf, líder de la Federación de Industriales de San Pablo y aliado de José Serra, el candidato del PSDB contra Lula da Silva y Rousseff.

Al volver a escena con la excusa salarial, Moreno sacó ventaja del eclipse de Kicillof. Pero el límite más complicado de su rehabilitación es Julio De Vido. En los albores de la administración, Moreno rendía a este ministro una pleitesía pegajosa. Eso sí: apenas consiguió que los Kirchner le prestaran atención, comenzó a pelear el territorio de quien había sido su padrino.

La desgracia de Moreno es que la Presidenta, después de ensayar mil y un reemplazos, termina siempre resignándose a De Vido. El ministro avala las gestiones empresariales con Brasil. Sobretodo porque tiene que lograr que YPF capture a bajo costo los activos de Petrobras en el país. A diferencia de su rival interno, él tejió una relación cordial con Dilma gracias a infinitas negociaciones energéticas. Además, De Vido mantiene una alianza casi familiar con Odebrecht, la empresa brasileña que más influye en los gobiernos del PT. El titular de esa poderosa constructora, Marcelo Odebrecht, hace lobby en la Argentina noche y día -sobre todo noche- desde que se organizó la ampliación de gasoductos que hizo estallar el escándalo de Skanska.

La estrategia tropical de la UIA y de De Vido se ha convertido en una nueva oportunidad para Odebrecht, que aspira a quedarse con uno de los más problemáticos emprendimientos del kirchnerismo: la construcción de las centrales hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, cuya apertura de sobres volvió a postergarse. "Si Ustedes quieren congraciarse con la Presidenta, avancen por allí: después de destruir a Clarín, con lo único que sueña es con ese homenaje a su esposo", aconsejó una voz amiga a Odebrecht y a Flavio Faria, su gerente en Buenos Aires.

No debería sorprender que esas usinas se adjudicaran a Odebrecht. El empresariado brasileño ha sido el más sagaz para aprovechar la peripecia argentina desde el año 2001. Odebrecht integra un anillo que, con Acindar (Acelor Metal), Loma Negra (Camargo Correa) y Aceros Bragado (Votorantim), ejerce un control casi completo sobre el mercado de la construcción.

Delicias del proyecto nacional y popular. Sus dos grandes negocios, la obra pública y el consumo de electrónicos, han sido usufructuados por conglomerados brasileños o importadores de la China, que a la vez sirven de apoyo a los funcionarios en sus peleas de entrecasa. Nadie podrá decir que el kirchnerismo tenga rasgos chauvinistas.