Hacer reserva de alimentos se torna una prioridad para los ganaderos del norte provincial, sobre todo en años secos en los que disminuye considerablemente la disponibilidad de forraje. Hacer silo es una práctica recomendable, pero no todos tienen la escala necesaria. Por eso en el Centro Operativo Experimental Tacuarendí (COET) del Ministerio de la Producción combinan tecnología desarrollada por una fábrica de El Trébol, que ideó una “micro ensiladora” de forraje, con inoculantes químicos y biológicos capaces de estabilizar silo de caña de azúcar, el principal cultivo forrajero de la región.
Para dar a conocer estos trabajos, el viernes pasado se desarrolló -ante más de 40 pequeños productores ganaderos del norte santafesino- la charla “Microsilos, una alternativa para el pequeño productor ganadero”, en el marco del Programa de Carnes Santafesinas. Estuvo a cargo del médico veterinario Duilio Santana, jefe del Centro Operativo Experimental Tacuarendí, y responsable del área de ganadería, quien estuvo acompañado por el nutricionista animal, Gustavo Dascanio.
Durante la jornada, los productores pudieron ver en funcionamiento una nueva maquinaria desarrollada por la empresa Omega S.A. de la localidad de El Trébol, que permite el picado y ensilaje de gramíneas forrajeras como el maíz, sorgo y caña de azúcar, principal cultivo utilizado para forraje en la región. Dicha herramienta de trabajo es una tecnología ya probada para los dos primeros cultivos y en etapa de ajuste para la caña de azúcar, y está pensada para atender las necesidades del pequeño y mediano productor.
Por otra parte, los técnicos del Centro Experimental, aprovecharon la oportunidad para realizar un experimento con aditivos químicos y biológicos para la conservación de la caña en microsilos, del cual se esperan resultados positivos para la optimización del forraje para ganado bovino.
Daño colateral
Santana, médico veterinario y titular del COET, explicó: “Cuando trabajamos en
el ensilaje de caña, una de las consecuencias no deseadas es la fermentación
alcohólica, por lo que en este ensayo hemos hecho experimentos con distintos
métodos de preservación”. Añadió que en Brasil hace tiempo que trabajan en esta
técnica y se han desarrollando métodos para evitar la fermentación alcohólica,
generando fermentación láctica, que es la deseable para este tipo de cultivo.
“Ellos están trabajando con aditivos químicos y biológicos. Lo que nosotros
pretendemos, con este ensayo, es replicar esa experiencia y obtener buenos
resultados con nuestros materiales”, agregó.
El experimento consiste en hacer muestras en bolsas con estos inoculantes y conservar algunas bolsas con el aditivo químico y otras con los biológicos, para evaluar el resultado final al cabo de 45 a 60 días de conservación. “Lo novedoso -señaló el funcionario- es que uno de los aditivos biológicos con los que estamos trabajando lo está desarrollando una empresa regional, “Nutreza”, dedicada a la nutrición animal, lo cual pone en valor las capacidades de innovación del sector técnico empresarial de la zona”.
Afinando el lápiz
El ensayo que realizan en Tacuarendí comprende tres tratamientos químicos. Uno
utilizando benzoato de sodio, otro con cal viva y el último con urea. En todos
los casos, se busca garantizar la estabilidad de silo una vez abierto. Al mismo
tiempo se evalúan los inoculantes biológicos disponibles en el mercado nacional
y otro en fase experimental, desarrollado por Nutreza. “Este último, incluye
diferentes tipos y cepas de lactobacilos y otros microorganismos que promueven
las condiciones para que los procesos fermentativos sean los deseados”, aclaró
Santana.
En el proceso de conservación -explicó el veterinario- hay una etapa aeróbica “que hay que tratar de pasar lo más rápido posible”; le sigue otra de fermentación de ácido acético “en el que hay mucha pérdida de nutrientes”; y luego se produce el ácido láctico gracias a la interacción de los lactobacillus. Por último, en la etapa de estabilización el PH baja a niveles ácidos y no hay prácticamente posibilidad de desarrollos de microorganismos. “Lo que sucede comúnmente es que, cuando se abre el silo, se reanudan procesos aeróbicos que hacen que el material se deba consumir en poco tiempo para que no se eche a perder”, precisó el técnico, y reiteró que con los aditivos utilizados buscan “frenar este proceso y mantener la estabilidad del silo la mayor cantidad de horas posibles”.
Aprovechar nutrientes
Por su parte, el nutricionista Gustavo Dascanio, durante la charla explicó: “Lo
que buscamos con este experimento es controlar el proceso de fermentación en el
ensilaje de caña. En este proceso, necesitamos que el cultivo se haga ácido lo
más pronto posible, y que se genere una mínima cantidad de alcohol para que el
ganado bovino pueda aprovechar mejor el forraje. Para mejorar este proceso,
hemos utilizado distintos estabilizadores. La novedad es el inoculante biológico
que estamos desarrollando y que utiliza varios tipos de lactobacillus y
distintos cepas de levaduras. Con esto esperamos que, en lugar de generar una
fermentación alcohólica, se mejore la producción de ácidos, y en particular de
ácido láctico que es el más importante. Por otra parte, estamos convencidos de
que con este aditivo, vamos a lograr un mayor aprovechamiento de nutrientes por
parte del animal, lo cual es fundamental para el éxito de este producto y para
el productor que decida aplicarlo”.
Principios básicos del silaje
Las bacterias, (microbios), presentes en el material contenido en las bolsas y
que necesitan aire para vivir mueren rápidamente, ya que al compactar eliminamos
la mayor parte del mismo. Comienza entonces la fermentación producida por las
bacterias, que no necesitan aire, aumenta la acidez del material y mueren todos
los microbios. El material queda estabilizado por años. El proceso dura 40-45
días La calidad forrajera de un silaje bien hecho es ligeramente inferior al del
material que se usa.
Pasos para la confección de un silo
El INTA elaboró un manual con los pasos a seguir en la confección de un micro
silo de calidad: Picamos el material con alguna de las herramientas. Lo
embolsamos y lo compactamos pisándolo o con la Embutidora experimental. Podemos
hacer un silo estático de mayor tamaño. En lugar de embolsar vamos volcando el
picando en un lugar y compactándolo. Revisamos bien las bolsas y sellamos con
cinta de pegar cualquier rotura. Estibamos las bolsas en un lugar seco y no las
movemos hasta su uso para evitar roturas. En caso que las bolsas sean
transparentes cubrirlas con un plástico blanco o negro para evitar los rayos del
sol.
“Fierrazo” santafesino
La máquina micro procesadora de forraje -picadora de precisión y embutidora-
AR 411/2 confecciona bolsas de 50 Kg. de forraje picado fino, grano quebrado
húmedo, grano entero seco, semilla de algodón, pellet o subproductos. Cuenta,
además, con ruedas y enganche para transporte al campo. Estas bolsas tienen un
diámetro de 38cm, largo total 130cm y con un espesor de 120 micrones. Puede
picar y almacenar: maíz, sorgo, caña de azúcar y todo tipo de planta forrajera.
Como opcional puede incluirse una tolva superior para el dosificado de todo tipo
de granos enteros y granos molidos o agregar una bomba dosificadora a 12V CC de
inoculante. Con este sistema -desarrollado por la empresa santafesina- puede
lograrse un “picado de precisión”, logrando una perfecta compactación mediante
una bandeja de apoyo que sostiene la bolsa y ésta es frenada. Una vez terminada
la bolsa, la bandeja se inclina automáticamente para así poder ser retirada,
sellada y por último almacenada en depósito. El mantenimiento es mínimo y muy
sencillo, de acuerdo al manual de uso.
Mano a mano.
El uso de aditivos químicos y biológicos para la conservación de la caña en
microsilos, augura resultados positivos para la optimización del forraje para
ganado bovino.


