Si se trata de estimar el comportamiento futuro de los precios de la soja, habría que tomar en cuenta dos elementos centrales que actúan como sostén.

Las recientes jornadas han sido negativas. Y seguramente van a darse otras más. Pero hay hechos favorables para albergar un escenario futuro interesante.

En primer lugar, vale destacar la tendencia a la depreciación del dólar en términos de las demás divisas. Este elemento está asociado con la demanda que, seguramente, será ascendente. O, al menos, firme.

Tal depreciación está caminando desde hace rato, aunque, a veces, sea difícil percibirlo pues las demás monedas, como es el caso del euro, tienen inconvenientes que dificultan advertir la tendencia.

La depreciación del dólar es imprescindible para equilibrar las cuentas externas de EE.UU. Y las autoridades de este país lo saben muy bien.

Este proceso gradual trae tras sí profundos cambios en la economía mundial, entre los cuales, se destaca la mejora en los términos de intercambio para los granos.

A consecuencia de este proceso, y en rigor como contrapartida suya, el valor del yuan deberá tender a fortalecerse. Así tendrá que elevarse la capacidad de importación de China. Un fenómeno similar habría de darse en gran parte de Asia.

La pérdida de valor del dólar es decisiva para logra un “rebalanceo” de la economía mundial. ¿Qué significa ello? Significa que los países excedentarios de ahorros, asiáticos sobre todo, empiezan a consumir más es decir a demandar bienes de los países deficitarios, fundamentalmente, de EE. UU. y Europa.

En segundo lugar, hay que destacar el clima. Este elemento está asociado con la oferta que parece ser cada vez más incierta.

Ya está casi finalizada la cosecha en EE.UU. Y el resultado ha sido muy malo. Al inicio de la campaña, nadie pudo predecirlo. ¿No?

Para peor, la sequía en ese país no está del todo terminada. La sigue sufriendo. Cerca del 70% del área agrícola tiene escasez de humedad. Si no lloviese más de lo normal o si no hubiese abundante nieve, la nueva campaña deberá enfrentar un cuadro complejo.

Miramos, entonces, al sur. Acá la cosa no está tan dulce como se dice.

Aún con la nueva estimación del USDA, ciertamente alcista respecto a la producción estadounidense, no habrá suficiente volumen para abastecer el mismo volumen que la campaña anterior.

Sólo una cosecha récord puede cambiar la gravedad del cuadro mundial.

Pero no todo es color rosa. Brasil no está en el mejor de los mundos, ya que sufre de escasez de agua y registra retrasos en muchos lotes en el plan de siembra original.

Así están las cosas. Estamos esperando en una cosecha récord en Sudamérica, con más de 19 millones de hectáreas implantadas para el caso argentino. ¿Habrá de darse?

Aunque, en principio, las condiciones de arranque parecen buenas, la verdad es que, en nuestro país, aparecen día a día fantasmas que amenazan tal posibilidad.

Las lluvias que azotan, sobre todo a la zona núcleo, son hoy por hoy un tema de preocupación no sólo para el maíz que tienen dificultades en su emergencia, sino también para las condiciones de implantación de la soja. Con la amenaza de tanta humedad… ¿podrán cumplirse los planes de siembra en tiempo y forma?

Los elevadísimos niveles de humedad en los suelos amedrentan las mejores intenciones. Agosto tuvo mucha agua, septiembre, también; y ahora que estamos en octubre las precipitaciones no cesan.