En la mayoría de las presentaciones que doy por el país, una pregunta se repite de manera constante, y es si el gobierno realmente cree que todo está tan bien o bien si se trata solo de su relato, pero conocen exactamente los problemas que se están acumulando.
Las respuestas de la Presidente en Georgetown y en Harvard muestran que el gobierno mira una Argentina cuyos problemas económicos son consecuencia de la crisis internacional, que las medidas que implementa son para proteger la economía de una depresión mayor y que aquello que los argentinos padecen tanto inflación como cepo cambiario, no son un problema, sino una construcción de los medios adversos.
La otra pregunta frecuente es ¿cuándo estalla todo? Sustentados en la experiencia, sabemos que cada 10 años hay una crisis, y que cuando ir a Miami y comprarse todo es más barato que vacacionar en Argentina hay algo que no funciona y el futuro no es promisorio.
Estas dos Argentinas paradójicamente son ciertas. Es un problema de tiempos, expectativas y apoyos.
La Argentina oficial
El gobierno va a seguir poniendo restricciones porque los argentinos con capacidad de ahorro ya no se comportan como el modelo necesita. La clase media quiere ahorrar en dólares porque el peso pierde valor mes a mes. Al impedirlo, se trata de incentivar el gasto de los pesos en bienes que mantengan el nivel de actividad económica.
Los empresarios no están invirtiendo todo lo que deberían porque las rentabilidades han bajado, y el futuro no es tan cierto. Entonces se fuerza a los bancos a prestarles barato para que inviertan y así aumenten la oferta y no los precios.
La importación de bienes está limitada para que reemplacen forzadamente sus insumos con bienes producidos o armados en Argentina. Los precios o calidades no importan porque la economía está cerrada y garantiza que lo que se produce tenga mercado.
Esta situación de restricciones irá desapareciendo con el tiempo en la medida que la inversión crece y el reemplazo de producción local haga que la importación no sea tan relevante. También conquistar nuevos mercados (incluidos Angola, Vietnam, etc.) aumentará la oferta de dólares.
Con la privatización de YPF se revertirá la baja inversión en energía y este problema con el tiempo comenzará a reducirse.
Coyunturalmente la cosecha de soja será record, alrededor de 55 millones de toneladas, que a un precio promedio de 550 dólares la tonelada implicará el ingreso adicional de entre u$s 10.000/12.000 millones más que este año y ayudará a mover la economía.
La construcción que está actualmente en baja, retomará su nivel de actividad en cuanto el mercado se acostumbre a hacer sus transacciones en pesos.
Así pasado este año, el 2013 habrá una recuperación económica, la inflación seguirá siendo un no problema y las restricciones a los dólares se irá levantando con el tiempo.
La Argentina opositora
Por otro lado se ve que la actividad económica en diferentes sectores está cada vez más complicada. El retraso cambiario está complicando seriamente a los exportadores, sean pymes y sobre todo productores agropecuarios del interior. Ya varias empresas exportadoras comienzan a despedir empleados y no hay ninguna perspectiva de mejorar, dado que el dólar sigue funcionando como ancla cambiaria.
La construcción termina los proyectos ya iniciados, pero no comienza nuevos y a medida que pase el tiempo la actividad se irá retrayendo aun más
La crisis energética requiere ingentes montos de inversión que la Argentina no va a conseguir y, por lo tanto, en la medida que la actividad económica se recupere, el déficit energético seguirá creciendo y utilizando más dólares.
El déficit fiscal, principalmente el de las provincias, a pesar de cobrar más impuestos seguirá creciendo y será financiado con emisión monetaria que presiona a la inflación al alza.
Este retraso cambiario originado por la inflación creciente, a la caída en la inversión debido entre otras cosas a las falta de reglas claras y de ahorro, hace que cada aumento del consumo solo sea explicado con más precio y no con más producción.
Por lo tanto, los controles seguirán creciendo, los viajes al exterior
crecerán junto con la importación de productos extranjeros que terminarán
afectando la producción local e incrementando el desempleo.
Este retraso cambiario debido a la inflación creciente finalmente terminará con
una devaluación abrupta que podrá ser ordenada o desordenada. Un final conocido
a una situación conocida
Las dos Argentinas conviven
La verdad es que las dos Argentinas conviven. Una visión trata de ver lo positivo y otra lo negativo y así conviven. Pero cada vez están más lejos una de otra, como la sociedad, que en lugar de acercar posiciones, las aleja.
La Argentina oficial será posible en la medida que su apoyo siga siendo mayoritario, porque se basa en cada vez más controles y restricciones. La Argentina opositora surgirá cuando el cansancio sea socialmente más relevante.
Argentina es dos, tratando de diferenciarse en lugar de resolverse. Pero ambas son reales, cuál esté vigente depende del tiempo y del apoyo social.


