Otros fenómenos de estas características empezaron más tarde y tuvieron duraciones menores", afirma el consultor Eduardo Sierra.

El fenómeno tuvo una actividad temprana en abril y en mayo; luego se frenó en junio y julio, para tomar un nuevo impulso en agosto y en septiembre. Las lluvias de estos dos últimos meses provocaron las graves inundaciones en la provincia de Buenos Aires, pero abastecieron de humedad a casi toda la región pampeana.

Según Sierra, el fenómeno continuará fuerte sobre todo en octubre y en noviembre, con frecuentes lluvias, pero podría amainar en diciembre y en enero, para volver a activarse en febrero, marzo, abril y en mayo. Este comportamiento esperado sigue generando riesgos inmediatos para la provincia de Buenos Aires y para las regiones bajas del norte de Santa Fe y Chaco.

En ese escenario, las expectativas de buen volumen de producción de granos gruesos que barajan muchos consultores pueden ser torpedeadas por ataques de enfermedades y plagas, porque "El Niño no genera temperaturas altas extremas, pero sí calor húmedo, ideal para la proliferación de adversidades biológicas", advierte Sierra.

El otro torpedo puede llegar en la época de cosecha: lluvias frecuentes pueden deteriorar la calidad de los granos antes de ser recolectados. Por otro lado, antes de la trilla habrá que asegurar el almacenaje de la producción, ya sea reservando lugar en instalaciones convencionales de acopio o preparando las partes más altas del campo para ubicar allí los silos bolsa.

Por su parte, Anthony Dean, de Weather Wise Argentina, también vaticina lluvias a partir del 10/11 de octubre, que podrían continuar cada 3 a 4 días durante el mes. Estas precipitaciones podrían prolongar los problemas causados por las inundaciones en Buenos Aires. Para enero advierte una mala distribución geográfica de las precipitaciones y luego, en otoño, aumentan los riesgos de cosecha complicada, según su visión.

Con respecto a lo que puede esperarse en las distintas regiones productivas, vaticina excesos de lluvias sobre Misiones y Corrientes. Para Formosa y Chaco, que venían sufriendo un fin de invierno seco, que impidió sembrar el girasol de agosto, prevé tiempo favorable en octubre.

En el NOA, El Niño podría provocar una disminución en la frecuencia de las lluvias, que puede achicar el volumen total recibido respecto de la región pampeana, aunque todavía falta mucho para la época de siembra más frecuente en la zona, que es fines de noviembre/ diciembre. Córdoba ha recibido buenas lluvias en septiembre y continuará beneficiándose con ellas en los próximos meses, lo que permitiría avanzar con las siembras de maíz, ya que no se esperan heladas tardías en las próximas semanas.

Entre las recomendaciones a los productores, Deane propone cuidar el desarrollo de malezas, que alcanzarán gran desarrollo en suelos saturados de humedad, y de enfermedades fúngicas, que tendrán condiciones predisponentes por el tiempo frecuentemente nuboso o lluvioso, más parecido al de una región subtropical. Las lluvias de febrero permitirán una buena floración y llenado de grano de maíces tardíos, aunque puede complicarse su recolección en el otoño.

Sierra también advierte que el Niño podría incidir en otros países productores de commodities. En EE.UU., el fenómeno produce buenas lluvias desde octubre a marzo, lo que podría dar la revancha a los farmers luego del fracaso de 2012. "Podría darse la coincidencia de mejores cosechas en la Argentina y en Brasil, y una recuperación en EE.UU.", alerta.

Esta perspectiva podría tener efectos negativos sobre los altos precios actuales, pero esto también queda condicionado por el clima en Australia, China, la India y en Sudáfrica, donde El Niño frecuentemente provoca sequías.

Mientras tanto, las bajas de las cotizaciones de los granos de esta semana vuelven a poner muy cautelosos a los productores, que avizoran un horizonte de mucho volatilidad comercial y climática en sus cultivos de la campaña 2012/2013, que además se cosecharán en un año electoral.