La falta de explicaciones por parte del Poder Ejecutivo dificulta las interpretaciones sobre la lógica de las medidas adoptadas, pero fuentes oficiales consultadas por La Nacion formularon dos aseveraciones:
La Administración Federal de Ingresos Públicos se siente muy cómoda con los crecientes controles de cambios y, por lo tanto, parece muy poco probable que las restricciones se levanten en un gobierno que no desacelerará la suba del gasto público. "Se están reforzando los controles, que vienen muy bien para bajar la evasión y la intención es mantenerlos", indicaron cerca de Ricardo Echegaray.
El ritmo de devaluación del peso se aceleró (25% en el último mes en términos anualizados, más cerca de la inflación medida por las provincias) y los funcionarios del Ministerio de Economía apuestan a acortar la brecha con el dólar paralelo una vez que haya más certezas sobre la situación externa. Hasta ahora, respiran aliviados porque el superávit comercial acumulado desde enero ascendió a US$ 7336 millones y la fuga de capitales se redujo en forma tajante respecto de 2011.
Sin embargo, afirman que hasta que el plan de pesificación de la economía no esté afianzado -a través de una reforma del Código Civil- los controles no se pueden flexibilizar. "Es la mejor forma de pasar una crisis global sin endeudarse", afirman orgullosos, pese a que, en realidad, el país no tiene acceso al mercado y debe pagar las tasas más altas de la región para refinanciarse, a raíz de la desconfianza en las estadísticas públicas.
Tras la fuga de US$ 70.000 millones de dólares desde 2007 y de la evaporación del superávit fiscal -que rozó el 4% del PBI en 2004 y se transformará este año en un déficit del 1%, según las proyecciones-, el kirchnerismo no apuesta a calmar la inflación; por lo tanto, aun los analistas críticos pero moderados creen que el dólar paralelo sólo puede subir, al igual que el atraso cambiario.
El prisma oficial es otro: la prioridad este año será cuidar el empleo con subsidios y la popularidad de la Presidenta para las elecciones legislativas de 2013. Juran que los afectados por las restricciones al dólar igual no votarían al kirchnerismo y que la oposición sigue muy dividida como para aprovechar los efectos "colaterales" del modelo, como la licuación del beneficio de la Asignación Universal por Hijo.


