Aun sabiendo que trabajo para la señora, me invitó a desayunar a su quinta de Villa La Ñata, en Tigre. Quería hablar de política, pero por sobre todo quería abrirme su corazón. Ese fue el primer descubrimiento: Daniel no es puro cálculo. Dentro de él late un noble corazón.
Yo había oído que es una máquina de trabajar y que trata a los que trabajan con él como si fueran máquinas. Y que no tiene otra ideología que el poder. Pues bien, la imagen que me llevé fue muy distinta. Daniel es capaz de tener sentimientos. Y, más importante, es capaz de someterlos. Es decir, es un estoico, lo cual lo ubica en las fuentes de la filosofía clásica. Qué interesante: fui a encontrarme con un político frío y especulador, y me encontré con un pensador del helenismo.
Generosamente, me mandó a buscar en su helicóptero. Aunque eran las 8 de la mañana, ya había salido a correr, ya había hablado con los Pimpinela y ya había escuchado el clamor de su hermano Pepe: "Rompé, Daniel, rompé".
La Ñata es una quinta espectacular. Diría que es un parque temático dedicado a? Daniel Scioli. Tiene un museo enorme que es un largo recorrido por su vida. Sus trofeos, sus recuerdos, fotos con el Papa, con Menem, con Néstor, con Cristina. Sí, ahí sigue la foto con Cristina. Me la muestra y dice, orgulloso: "Me debo a ella". Yo le pregunté: "¿Y ella cuánto te debe?" No me contestó.
También hay una fabulosa cancha de fútbol, con tribunas y vestuarios. Daniel contrató a un equipo que juega para él. Y hasta cuenta con un relator (argentino, no uruguayo, y no pide pagos extras). Toda esa organización está muy bien porque él usa el fútbol para hacer política. En el verano jugó un partido con Macri y, hace poco, con los Moyano. Este brote de autonomía lo convirtió en el partido más caro de la historia: a la provincia le costó los 2000 millones de pesos que ahora Cristina no le quiere mandar.
Me sentía un rey estando allí. Los fines de semana pasan por La Ñata empresarios, cantantes, deportistas, legisladores, vedettes, figuras de la TV. Cuando va un intelectual, le sacan fotos.
Nuestro diálogo se pareció bastante a una entrevista, muy fluida: yo le preguntaba de todo y él me contestaba lo que quería. Pero basta de prolegómenos. Reproduzco aquí una conversación que dice mucho de estos tiempos, de nuestros dirigentes, y dice mucho de un gobernador que, en general, no dice nada.
-¿Sos víctima de un golpe de Estado?
-No. La Presidenta golpeó sobre la mesa para llamarnos a todos a gestionar mejor. Los bonaerenses estamos poniendo el hombro, en paz y con felicidad.
-¿Felicidad? ¡No podés pagar los sueldos y tenés los gremios en la calle!
-Yo confío en Cristina, confío en los gremios y confío en el Servicio Meteorológico Nacional, que dice que vendrán tiempos mejores.
-Mirá, hacé algo o te come Mariotto.
-Gabriel es un amigo y nos entendemos muy bien. Yo lo llamo por teléfono y no me contesta. ¿Sabés por qué? Porque está trabajando por los bonaerenses.
-Lo que no entiendo es cómo, después de tantos años de sumisión, todavía dicen que no sos un kirchnerista auténtico.
-Soy súper kirchnerista. Fijate que hoy mis asesores son todos hombres de Néstor: Moyano, Lavagna, Alberto Fernández, Pampuro, Bárbaro, Rudi Ulloa? Y en cualquier momento, De Vido.
-En el acto de General Rodríguez la señora te pegó durísimo, y además, en la cara.
-Es lo que me gusta de ella: va de frente. No anda hablando mal por atrás.
-Cristina no pudo tolerar que hayas lanzado tan temprano tu candidatura.
-No quise molestarla: Cristina es una amiga. Yo la llamo y no me contesta. ¿Sabés por qué? Porque está buscando fondos para nuestra provincia.
-¿Y la inseguridad? Cada vez hay más asaltos, más muertes.
-Tengamos confianza: estamos trabajando codo a codo con la delincuencia para tener una provincia mejor.
-¿Qué opinás de Aníbal Fernández y de María Laura Leguizamón, que son senadores por Buenos Aires y, sin embargo, apoyan que el gobierno nacional no le mande fondos a su propia provincia?
-Son dos amigos. Ellos quieren lo mejor para Buenos Aires y yo también. Ves, estamos en lo mismo.
-El sábado diste una conferencia de prensa, algo que en el mundo K es mala palabra. En Olivos lo tomaron como una declaración de guerra.
-En realidad fue una declaración de amor a la libertad de prensa.
-Hablando de eso: qué golpe te pegó la señora cuando le quitó los medios a Hadad, tu gran aliado. Si bien mantenés cerca a Alejandra Rafuls, que es de Hadad, ya no es lo mismo, ¿no?
-Bueno, estamos trabajando codo a codo con?
-¡Basta! -lo interrumpí porque estaba harto del codo a codo y del verso-. Te pido definiciones concretas.
-Todos me piden una definición, pero definición suena a definitivo. Lo definitivo es que trabajo por mi provincia.
Hice un último esfuerzo.
-Tenés que decidirte: ¿estás con Cristina o con Moyano?
-Con Cristina, por supuesto.
Cuando, satisfecho, ya me subía al helicóptero para ir a contarle todo a la señora, oí que Daniel balbuceaba: "Y con Moyano. Con Cristina y con Moyano, codo a codo.


