Y desplegó ayer una fuertísima ofensiva en esos dos frentes. En algunos sectores del oficialismo reconocen que, de ser necesario, la estrategia podría incluir hasta forzar una salida de Scioli del cargo después de las elecciones legislativas de 2013 para que sea reemplazado por su vicegobernador, el cristinista Gabriel Mariotto.

Respecto de Moyano, el plan de Olivos es dejarlo sin la CGT. El Gobierno descuenta que Moyano apelará ante la Justicia la anulación que ayer dispuso el Ministerio de Trabajo del congreso cegetista del 12 de julio próximo (ver página 14). Pero la Casa Rosada aspira a que los jueces confirmen la nulidad de ese congreso y convaliden uno antimoyanista.

"El Gobierno sólo va a reconocer a la CGT que surja del antimoyanismo. La guerra es a todo o nada", dijo ayer a LA NACION un ministro.

Para Olivos, la batalla contra Moyano y contra Scioli es la misma. Los considera aliados entre sí. La interrupción en la transferencia de fondos a Scioli obedece a una crisis fiscal.

Pero desde Olivos se la exhibió como castigo político. Se prepara el escenario. Según confiaron a LA NACION altas fuentes oficiales, Cristina resolvió que en 2013 sólo ella digitará las futuras listas de candidatos a diputados nacionales y provinciales.

Scioli no podrá colocar a ningún leal. Si quiere hacerlo, deberá competir contra ella con lista propia, dentro o fuera del peronismo. Cristina pretende una Legislatura bonaerense monocolor: sólo kirchnerista.

"Scioli no podrá gobernar", dijo a LA NACION un ministro. "Y si la confrontación se agudiza, Mariotto lo reemplazará", comentó otro funcionario. ¿Qué motivos formales abonarían una destitución? Nadie lo adelanta. Por ahora son especulaciones, pero no suenan tan descabelladas como hace algunas semanas.

Este proyecto explicaría el exabrupto del intendente de Lanús, Darío Díaz Pérez, cuando reveló que la Presidenta dijo sobre Scioli, quien fue su candidato en Buenos Aires hace apenas ocho meses: "La gestión es un desastre: que se vaya de la provincia, que la gobierne otro".

Entre tanto, el Gobierno alienta hace días la versión de que Scioli renunciaría en 2013 para enfrentar en elecciones de diputados a una lista cristinista y así convertirse en el verdadero líder de la oposición. Scioli y su entorno lo niegan a rajatabla.

Con el pretexto del aumento del gasto provincial, el Gobierno amenaza con dejar de asistir financieramente a la provincia entre 2013 y 2015. Pero eso golpearía a cualquier candidato de Cristina Kirchner en el mayor distrito electoral, incluso en las presidenciales de 2015. La única manera de evitarlo es girar esos fondos. Pero la Presidenta considera que eso sería capitalizado por Scioli en su campaña presidencial.

¿Cómo saldría la Presidenta de esta encerrona? "Si el gobernador fuera Mariotto le pondrían todos los fierros [o los que haya] y eso lo capitalizaría sólo Cristina", comentó un alto funcionario a LA NACION.

Aunque no modera las críticas, el Gobierno negará en público ese boicot. Admitirlo sería contradecir el propio discurso de la Presidenta ante el Mercosur y la Unasur, cuando condenó y denunció a los "golpes suaves" que tumban gobiernos con una pátina de institucionalidad.