Cada rincón de la región centro agrícola de nuestro país atesora una historia interesante para contar. Al recorrerla y escuchar a sus protagonistas se la puede ver pujante y prometedora, aun a pesar de las dificultades.
Víctor Giordana es productor y profesional agrícola en Córdoba. Es oriundo del sudeste de la provincia, de General Baldissera, aunque actualmente está radicado al norte, en Jesús María. Sin embargo, tiene campos agrícolas y arrienda en ambas zonas, así como también en el sudeste y norte de Santiago del Estero y en Chilecito, en el centro oeste de La Rioja.
Cuando Giordana empieza a contar su historia, no hay lugar a dudas de que empezó “bien de abajo”. Cuenta que los primeros pasos en la agricultura los dio en 1982, con un tractor y un arado que le prestó su padre y arrendando 40 hectáreas en General Baldissera; en ese entonces lo acompañaba un solo empleado.
Antes, se había graduado como ingeniero agrónomo y había hecho experiencia en algunas empresas agropecuarias. Hoy, luego de 30 años, se transformó en un productor de 22.000 hectáreas, que emplea a 100 personas y con un presente de producciones diversificadas.
El peso de la historia, a veces, no es poco y Córdoba también tiene de eso. Allí está la universidad nacional más antigua del país y Giordana eligió radicarse muy cerquita de Barranco Yaco, el lugar en que murió y está el monumento de “el tigre de los llanos”, el caudillo Facundo Quiroga. Tal vez, esta carga histórica, junto con algo de energía de las sierras, le entregaron la fuerza transformadora.
Giordana relata que hacia principios de la década de los 90 compró, junto a un grupo de amigos, un campo ganadero en norte de Córdoba. “El proyecto era muy grande”, recuerda en diálogo con Clarín Rural . “Por eso, en aquel entonces tuvimos que salir a arrendar campos agrícolas en la zona para sustentar la ganadería”.
Detrás de este primer hecho de interacción entre agricultura y ganadería, el productor ya muestra, sin querer, el más importante de sus perfiles: su idea de valor agregado.
Este planteo, con el correr de los años, fue difícil de mantener y en 1998 se vendió ese campo y él se independizó.
Ahí compró la estancia “El Taco”, de 4.000 hectáreas, en la localidad de “Las Peñas”, a unos 80 kilómetros hacia noroeste de Jesús María. “Esta estancia pertenecía al grupo Arcor, se destinada a la producción ganadera y también tenía fines recreativos para los dueños de la compañía”, cuenta Pablo Mugas, hoy su encargado. El la conoce bien, ya que su padre era encargado entonces y quien también se mantuvo como encargado luego de la venta a Giordana. Víctor agrega que cuando él compró El Taco, sus ex dueños ya habían vendido toda la hacienda y eso le permitió empezar de primera con el desarrollo de la agricultura.
Los primeros años allí fueron de estabilización y las primeras inversiones llegaron en 2004. En ese año se instaló un equipo de riego de cuatro posiciones que riegan 120 hectáreas cada una. De esa forma, se potenciaba la producción agrícola. Un año después buscó darle valor a esa producción con la instalación de una granja avícola, dividida en cuatro naves, con capacidad para criar 100.000 pollos. Paralelamente, entre los años 2002/2003, Giordana adquirió los primeros campos en el sudeste de Santiago del Estero, en Quimilí, para el desarrollo de la agricultura.
Pero su visión sobre el agregado del valor tenía nuevos horizontes en la mira. En 2006 compró en Chilecito (La Rioja) un emprendimiento olivícola de 600 hectáreas y en 2008 le agregó 400 hectáreas más, todas con riego por goteo, detalla. Aunque, en el medio, también pasaron muchas cosas, aclara.
A la granja, actualmente solo le provee el alimento, pero el manejo está terciarizado a otra firma. “Son negocios de escala”, apunta Giordana y agrega: “En el 2008 comenzó el tema de las compensaciones a los frigoríficos y ponerle precio máximo a la producción; así, el negocio no era favorable”.
Volviendo a la actualidad, esta campaña tampoco fue buena ni para la agricultura ni la olivicultura, las apuestas fuertes de la firma.
“Fue un año climáticamente muy malo para la agricultura: aquí en Jesús María tenemos mermas de rendimiento del 40% en la soja y el maíz”, comenta. “Y eso que tenemos riego, pero con la falta agua no dimos abasto para complementar todo lo necesario”, agregó.
En todas las zonas, la agricultura está apoyada principalmente en soja y maíz, explica Sebastián Vicentini, el responsable de la producción en el norte cordobés. “Cada una tiene sus particularidades: en sudeste de Córdoba hay trigo dentro de la rotación y aquí hacemos garbanzo, que está todo bajo riego”, manifiesta. Sin embargo, “hace rato que no hacemos trigo en el sudeste de Córdoba y este año estoy pensando en reducir la superficie de maíz en El Taco”, interrumpe Giordana, que ya anticipa sus próximos pasos.
“La idea con regar el garbanzo, que lo venimos haciendo desde hace cuatro campañas, es que como el riego tiene un costo eléctrico muy alto necesitamos hacer un cultivo que lo pague”, sigue explicando Vicentini respecto al manejo de invierno. Por su parte, “los lotes sobre garbanzo van a soja de segunda y el resto de la producción se reparte entre soja de primera y maíz de primera y de segunda”, cuenta el técnico.
“Entonces, con el riego buscamos que el momento de máxima demanda de cada cultivo se dé en un mes distinto, para poder cubrirlo con el riego complementario”, explica Vicentini. Pero concluye que “este año, como dice Víctor, no alcanzó”.
Giordana resume diciendo que tiene “buen equipo de gente, la tecnología y la superficie propia; nosotros estamos preparados para reaccionar rápidamente para cuando venga la buena”.
Andar y desandar las rutas de la región centro lleva a estos rincones donde se motoriza la producción agropecuaria. Y a cruzarse con quienes piensan que todavía hay mucho más para dar, a pesar de todo.


