El proyecto de Yoma, desde un punto de vista teórico, no es incorrecto y, en términos generales, sigue la línea de otros que, muchos años atrás, habían presentado los ex diputados Juan Carlos Maqueda, actual juez del máximo tribunal, o Jorge Reinaldo Vanossi, por ejemplo. La idea apunta a que ese tribunal absorba buena parte del trabajo que llega a la Corte y la descongestione.
Pero las evaluaciones técnicas no siempre están acompañadas de buenas intenciones ni coinciden con con la evaluación política. Por eso, la semana pasada la Corte que preside Ricardo Lorenzetti accedió al texto de la iniciativa y algunos ministros intuyeron la idea de vaciar de poder al máximo tribunal.
"Integramos el tribunal supremo que tiene la atribución de declarar inconstitucional las normas y que también revisa sentencias arbitrarias. Ahora nos quieren sacar esta última competencia y, más adelante, nos crean otro tribunal constitucional y dejan a la Corte pintada", dijo uno de los jueces supremos.
Posiblemente esa no es la idea de Yoma, pero el momento para impulsar su iniciativa no es el más oportuno.
En efecto, en los últimos meses, tres ministros de la Corte se expresaron categóricamente en contra de la conveniencia de habilitar la re-reelección de Cristina Kirchner para un nuevo mandato y, al menos, otros dos ministros piensan lo mismo.
Lorenzetti ya había dicho, a fines de abril, que la "re-reelección no es una buena opción" y el viernes último, por si alguien no lo había escuchado, reiteró esa idea con mayor claridad. Uno de sus colegas aclaró a La Nacion que Lorenzetti nunca dice semejantes afirmaciones sin antes haber chequeado que coinciden con el humor general del tribunal.
La jueza Carmen Argibay siempre fue bien clara y explícita al respecto. Por su parte, Maqueda, cuando en 1997 se hablaba de un tercer mandato de Carlos Menem, dijo en la Cámara baja que la "reelección es un magnicidio constitucional" y actualmente tendría la misma opinión.
Pero lo más llamativo fue que Zaffaroni, tal vez el más abiertamente oficialista de los jueces, también se pronunció en ese mismo sentido y se animó a hacer público sus objeciones a la re-reelección, algo que hasta ahora sólo decía a sus colegas o en ámbitos académicos.
Algunos jueces del alto tribunal creen que se vive un clima político enrarecido y, en privado, deslizan serias descalificaciones a algunas políticas oficiales y a varias medidas de Gobierno.
En efecto, desde un primer momento el Poder Ejecutivo instaló el debate sobre una posible reforma constitucional. Además, a los jueces les llamó la atención la fueza de la embestida del Gobierno contra Repsol; la insistencia en cambiar el régimen jubilatorio de los magistrados; la exasperación que imprime a algunos debates políticos con Mauricio Macri y Daniel Scioli, a quienes no ve como adversarios sino como enemigos; algunas bravuconadas de Guillermo Moreno o la particular visión que el Ejecutivo tiene sobre la economía y sobre los controles de cambio y la relación.
En este contexto político, el proyecto de Yoma, por cierto, puede servir para descongestionar a la Corte, usando a la Casación Civil como un paragolpe para atajar miles de casos. Pero las suspicacias que levanta tiene sus fundamentos.


