por Ricardo Bindi - Para La Nación

Un país sin instituciones que funcionen correctamente está fuera de carrera. ¿Por qué plantearnos una afirmación tan contundente?, vamos a responderla a través de la palabra "instituciones", un vocablo de raíz indoeuropea que significa "tenerse en pie", "estar", "estable", "estabilidad"; y de ellas derivan palabras asociadas como continuidad, permanencia, fortaleza más allá de todo, entre otras. Si hay algo que se ha desgastado en las últimas décadas, con especial énfasis en la última, son las "instituciones". Las del ámbito público y también las del privado. Aquí surge una serie de elementos en los que queremos enfocarnos: 1) si las instituciones públicas no funcionan por inacción, burocracia, corrupción o una mezcla desordenada de éstas, ¿qué debe hacer la sociedad civil?; 2) ¿hay las suficientes instituciones del ámbito privado que funcionen eficazmente, aportando realmente lo que es necesario?, y 3) ¿hay más integrantes de la cadena agropecuaria y agroindustrial con ganas de opinar y de hacer, o, por el contrario, hay más de los que opinan y esperan que otros lo hagan?

"La silla que no se ocupa, la ocupa el que justamente no debería hacerlo", ésta es una realidad tangible y demostrable sólo con estar atento a las noticias del día. La siguiente pregunta explica la necesidad de "ocupar activamente estos espacios": si no tengo tiempo, ¿cómo hago para participar y ocupar la silla, antes de que se siente uno que seguro se la va a robar? Quienes participan en diferentes instituciones saben que la mayor parte de las personas proactivas, inquietas y honestas tienen mucho trabajo y les cuesta involucrarse ad honórem.

Lo que a veces estas personas no analizan es que resulta más eficaz en el mediano plazo hacerse el tiempo para hacerse cargo y no dejar ese espacio a los conocidos de siempre, que se hacen cargo, pero haciendo las cosas que no se deberían hacer.

Volviendo a la última década, vale destacar el nacimiento o reposicionamiento de "nuevas instituciones" formadas por protagonistas de los diferentes eslabones de la cadena agroindustrial, casos Asagir, Acsooja, Argentrigo y Maizar; de agro-responsabilidad social como Banco de Alimentos, Solidagro, EduCREA, o en red, como N10H0.

En ellas hay elementos comunes que las hacen exitosas: representatividad, participación activa de todos los actores, necesidades comunes, construcción de consensos, planificación y gestión auditable, controles cruzados, objetivos reales, resultados medibles y comunicación transparente y activa, hacia afuera y hacia adentro.

Cambio generacional

Hay también casos interesantes de instituciones con muchas décadas de fundación, pero sin actualización de las realidades actuales, con escasa participación ciudadana, pero con riqueza intergeneracional. Un caso interesante de citar es el del Consejo Profesional de Ingeniería Agronómica (CPIA), una institución con más de 60 años que representa el valor profesional del conocimiento aplicado con jurisdicción nacional. A través de la energía y las ideas de un grupo de matriculados involucrados en su dirección, se generó en muy poco tiempo un "shock de institucionalización". Basados en una nueva visión, alineada con la de un país que ya no es sólo agropecuario, sino agroalimentario y agroindustrial, se trabajó en valores y acciones bien tangibles como: integración, motivación, participación, capacitación, jerarquización profesional, generación de redes y presencia institucional activa en forma transparente. Lo que mejor sintetiza la visión en este caso que hemos citado es su lema: "El Consejo de los Profesionales del Agro, Agroalimentos y Agroindustria", buscando integrar a los profesionales de diferentes especialidades.

En muchas localidades uno percibe que hay instituciones que fueron grandes en otros tiempos históricos y que ahora son como las altas paredes de las viejas canchas de paleta, están allí y nadie las utiliza. El mensaje "instituciones" no es algo novedoso, lo que sí intenta serlo es "el efecto gota a gota", que de tanto estar presente logra al final socavar la roca por más dura que esta sea.

(*) El autor es Presidente de Agrositio y profesor de agronegocios.