La dura realidad de la tragedia de Once, que impactó como nunca en el ánimo de millones de argentinos y que desató por primera vez un debate público entre fervientes seguidores del kirchnerismo, que cuestionaron severamente la actuación de funcionarios del gobierno frente a la tragedia, empujó a la Presidenta a definir el primer paso que terminará en la quita de concesión del Sarmiento: la intervención a TBA.
Los voceros oficiales venían comunicando desde la semana pasada que el Gobierno aguardaría las pericias de la justicia, para tomar una determinación. Incluso la Presidenta fue en esta línea el lunes a la noche en Rosario. Pero las evidencias acumuladas en torno a los incumplimientos de la empresa y el temor a que una nueva tragedia se vuelva a repetir, impulsaron al gobierno a apurar la medida.
Se comenta que el ánimo de la Presidenta no es el mejor desde la semana pasada. Que se la ha visto enojada y molesta con algunos funcionarios de su gobierno, y parte de esto pareció dejar entrever públicamente el lunes, cuando dijo que desde hacía tres años venía luchando por la implementación de la tarjeta SUBE, que ayudará a que los subsidios vayan a la gente y no a los empresarios. En un gobierno que tomó decisiones mucho más trascendentes o similares a la quita de una concesión, el mensaje de la Presidenta pareció estar destinado hacia un sector de su gobierno.
Se sabe que en diciembre del año pasado la Presidenta había ordenado sintonía fina también puertas adentro de su gobierno, no conforme con algunas áreas de su administración. Y tras la tragedia, Cristina Kirchner encararía una nueva reestructuración de su Gabinete, tal vez con funcionarios más afines a su pensamiento, o para terminar con ciertas internas que la propia presidenta ha detectado entre sus filas y que la molestan de sobremanera.
La Presidenta también tuvo que corregir en su aparición del lunes al secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, que en todo momento habló de accidente, que hasta pareció en algún momento vocero de la empresa, más que el funcionario que tiene que controlar a la concesionaria del servicio. La Presidenta habló de tragedia, en dos oportunidades, asumió el mal estado del servicio y convocó a pensar en un nuevo sistema ferroviario. Sería mas que interesante que el próximo jueves, en la apertura de Sesiones Ordinarias del Parlamento, la Presidenta convoque a todos los bloques políticos que integran el Congreso a un debate serio sobre el sistema ferroviario que nos debemos los argentinos. Hay amplio consenso entre todos los dirigentes en que el mismo debe volver al Estado, y determinar la forma en que debería realizarse. Lo mismo ocurre con el tema YPF. Es el momento en que estos temas de Estado, se discutan con seriedad en el Congreso de la Nación.
Pero el otro dato que deja la tragedia de once es un dato político. Por primera vez el kirchnerismo más afín a la Presidenta salió con dureza a cuestionar las palabras de Schiavi, a pedir su renuncia inmediata y a pedir modificaciones en la política ferroviaria. Nadie abrió la boca en su defensa. ¿Qué habrá sentido el gobierno cuando Hebe de Bonafini dijo lo que dijo de Schiavi? También tiene que entender el Gobierno y no enojarse, porque muchos de los que viajan en el Sarmiento los votaron. Así lo dijo Fabio, el lunes en la tele: Yo confié tres veces en la Presidenta y en este Gobierno, le pido a la Presidenta que me reciba y me escuche, hace 20 años que viajo mal, y nada ha cambiado.
El Gobierno deberá dar otras explicaciones sobre el mal desempeño de los concesionarios del Sarmiento. ¿Quién autorizó la compra de dólares por parte de estos empresarios, que según lo denunció el BAE, fue con plata de los subsidios? ¿Por qué no se escuchó los informes de la auditoría, incluso algunos que aún no se han hecho públicos, pero que denuncian maniobras sospechosas en la compra de vagones para esos trenes?
Y en lugar de haber cuestionado el lugar donde viajaba Lucas Menghini Rey, ¿por qué no prestó atención a las denuncias de enero del 2005 que advertían, por parte de la Comisión Nacional de regulación del transporte, que los comandos de los coches intermedios se encuentran con sus puertas y herrajes rotos lo que permite el acceso a particulares...?
Hoy la auditoría General de la Nación se reunirá para aprobar un nuevo informe, correspondiente a los años 2007 al 2009. Allí se retomará parte de lo ya denunciado en el año 2008, Pero se avanzará y pondrá la lupa en dos compras de 25 formaciones de coches de doble piso, cercana a los $800 millones, y que no habrían cumplido con las normas existentes.
Los Cirigliano ya están afuera de la línea Sarmiento y Mitre. El Juez Bonadío debería aceptar el pedido del Fiscal Delgado para investigarlos y saber en que gastaron la plata de los subsidios.
Y el Gobierno tiene la oportunidad, lamentablemente en base a 51 muertes, de dar vuelta la página a un sistema que evidentemente a fracasado, y pasar a un más transparente, eficiente y que le sirva a los usuarios.


