Si las estrategias que se manejan avanzan en forma definitiva en ese sentido, el Gobierno nacional y la provincia de Santa Fe se harán cargo del frigorífico Swift, que tiene serias chances de cerrar sus puertas.
Es que las autoridades de Venado Tuerto ya no le encuentran una solución a la compleja situación de la compañía, y salieron a diseñar algunos planes que le permitan mantener los puestos laborales.

Rubén Paulinovich, secretario de Gobierno de esa localidad de Santa Fe, sostuvo en declaraciones a Radio2 que el municipio trató de conciliar las posibilidades de reapertura aunque sin suerte.

El funcionario advirtió que el frigorífico JBS de capitales brasileños, dueño de Swift ha decidido cerrar la planta por tiempo indeterminado porque están perdiendo mucho dinero y no están dispuestos a continuar así.

Ante esto, se intenta darle forma a un proyecto que le permita a la Nación y Santa Fe pasar a controlar la planta, que tiene la faena interrumpida desde el 17 de diciembre del año pasado, momento desde el cual los empleados reciben sólo un 70% de su salario real.

Hasta ahora sólo se consiguió prorrogar por 30 días la garantía horaria y a partir de allí pensar en elaborar una estrategia conjuntamente con la Nación y la Provincia y ver de qué manera se puede abrir otra vez el frigorífico, sostuvo el funcionario.

De esta forma, explicó que el 10 de febrero terminaría esta propuesta y con una opción al 10 de marzo. Es decir, estamos trabajando para prolongarlo 30 días más, agregó el funcionario.

Ya sabemos que se concentró todo el trabajo en Rosario. Se trasladó la administración, los envases de hojalata y esa es la única estructura viable de la empresa. Venado Tuerto no es más viable para la firma, sostuvo, al tiempo que apeló a la creatividad de los funcionarios para que el frigorífico cambie de manos.

Conciente de que el cierre de la planta ya era un hecho, y tras mantener un encuentro con los directivos de JBS, el intendente de esa localidad, José Luis Freyre, había señalado la semana pasada que se abre un panorama complicadísimo, ya que está en juego la fuente laboral de 500 personas en una localidad de poco más de 80.000 habitantes. Hicimos mucho para que Swift pudiera de manera cómoda y dinámica instalarse en nuestra ciudad. Nos hicimos cargo de costos operativos de mantenimiento y de situaciones tanto impositivas como de organización para ayudarlos. En este marco de convivencia, nos tendrían que haber anticipado a lo que se avecindaba, se lamentó Freyre.

Dentro de ese panorama, el intendente local elevó críticas hacia la compañía brasileña. Nadie de Swift levantó el teléfono hace seis meses, ocho meses o un año para informarnos que esta situación era inminente o podía darse. La empresa nos comunicó la decisión de cerrar la planta y lo que estamos peleando son alternativas para mantenerla abierta, transitoriamente, hasta que aparezcan otras opciones.