Si bien la producción de soja sigue siendo un buen negocio, para el año que
viene todos los pronósticos son cautos. Un informe del IERAL, dependiente de la
Fundación Mediterránea, señala que la cosecha de la campaña 2011/12 alcanzaría a
100 millones de toneladas. Así, con los precios actuales, el ingreso de los
productores llegaría a US$21.300 millones en 2012, por debajo de los US$25.000
millones de este año.
Las exportaciones de granos y derivados se proyectan en US$28.400 millones,
frente a un estimado de US$31.000 millones en 2011. La combinación lleva a
esperar un ingreso de dólares igual o levemente más bajo a los US$30.000
millones que generó la exportación de la cosecha en 2011. Así, la recaudación en
derechos de exportación se reduciría en US$770 millones respecto del nivel de
este año.
En este escenario, Ecolatina apunta que, para sortear la restricción externa
y las tensiones cambiarias, “el Gobierno tendrá que contrarrestar el deterioro
del saldo comercial o compensar la menor disponibilidad de divisas con un
superávit de cuenta capital”. Pero a la vez, indica que frenar las compras
externas “será muy costoso en términos de crecimiento”, dado que al menos 70% de
las importaciones se dirigen al sistema productivo.
Maurcio Claverí sostiene que el superávit comercial que se logrará el año
próximo, en torno a los US$7.500 millones, “seguirá siendo bastante
significativo”, pero que igual “habrá que cuidar la salida de divisas, porque el
saldo comercial es fundamental para financiar la compra de dólares, mantener las
reservas y evitar una devaluación brusca que es el ancla actual del modelo
frente a la suba de precios”.
Según los cálculos de Economía & Regiones, “asumiendo un rollover con
organismos internacionales y agencias públicas, las obligaciones totales
(sumadas pesos y dólares) a financiar el año próximo suman US$10.500 millones”,
por debajo del superávit comercial estimado. Aun así, “no hay duda que la
Argentina honrará su programa financiero. Con un escenario internacional
benévolo, se volvería a los mercados de deuda y se seguiría pagando con
reservas. Con un escenario complicado, el Gobierno no dudaría en acudir a nuevas
fuentes de financiamiento heterodoxas”, apuntan.


