En 2012, el precio promedio de la tonelada de soja estará 12% por debajo del
nivel de este año. Y Brasil, el principal comprador de productos manufacturados
argentinos, crecerá apenas 3%, lejos del 7,5% de expansión que alcanzó en 2010.
La combinación de estos dos factores resultará en que las exportaciones
argentinas dejarán atrás las tasas de crecimiento de dos dígitos y alcanzarán
resultados más modestos, con subas de entre el 3 y el 8,5% respecto de los
niveles de este 2011. Este freno implicará también que el supérávit comercial
del año que está a punto de empezar será el más bajo de los últimos diez, lo que
le restará dólares a las arcas públicas (ver recuadro).
“La macro llega al 2012 sin los pilares del modelo que vio nacer la
postconvertibilidad”, dice Ramiro Castiñeira, de Econométrica, en alusión al
efecto de los llamados superávits gemelos –el comercial y el fiscal– sobre los
que el kirchnerismo construyo su política económica. “A diferencia de años
anteriores, las perspectivas de 2012 no son tan alentadoras, dados los numerosos
riesgos y desafíos que la economía tiene por delante: caída del precio de la
soja, depreciación del real, estancamiento mundial y desequilibrios acumulados”,
sintetiza Ecolatina.
Si bien la magnitud del impacto que esta situación tendrá sobre las ventas
externas varía según quien la estime, los analistas coinciden en que la
desaceleración será importante tras el alza del 26% que este indicador acumula
en lo que va del año. Ecolatina y Econométrica prevén un aumento de apenas 3%,
mientras que abeceb.com está calculando un incremento del 7,5%.
“El año que viene habrá una pérdida de dinamismo bastante importante”, señala
Mauricio Claverí, de abeceb.com. En esta estimación, las exportaciones crecerán
8,5% hasta llegar a US$93.000 millones y las importaciones aumentarán 14% hasta
US$85.500 millones, lo que dejará un saldo a favor de US$7.500 millones, 40%
menos que el nivel que se habrá logrado en 2011. La proyección oficial es mayor
ya que, según el presupuesto 2012, el superavit comercial será de US$9.500
millones.
En este estancamiento de las ventas al exterior será decisivo “el efecto
precio”. Todo indica que la soja arrancará 2012 en US$420 la tonelada y a lo
largo del año subirá levemente hasta promediar los US$430, equivalente a una
merma del 12% respecto al promedio de 2011. La cotización de la soja y del resto
de los productos primarios tiene un rol decisivo en el sustento del superávit.
Prueba de esto es que las exportaciones argentinas se multiplicaron por tres en
los últimos 8 años. Pero el grueso de ese crecimiento se explica por el viento
de cola que empujó los precios de los commodities. En los ultimos cuatro años,
las cantidades vendidas al extranjero subieron 9,6% apenas (ver infografía). En
cambio, la mejora de los precios de los productos primarios y de las
manufacturas agropecuarias aportó US$59.000 millones al valor total de las
exportaciones entre 2007 y 2011.
Claverí estima que, en general, las cantidades exportadas van a crecer, pero
no ocurrirá esto con los productos primarios. “La cosecha está siendo afectada
por la sequía, por lo que las lluvias serán determinantes en el volumen de la
producción. Pero aun en las mejores condiciones hay que tener en cuenta que, en
un buen año, el volumen de la cosecha apenas crece 2 ó 3%, por lo que no puede
esperarse un salto significativo”.
“No es un escenario extremadamente positivo. Si miramos a nuestros
principales compradores, vemos que Brasil crecerá 3%, Estados Unidos 1,6%, China
entre 7 y 8%, mientras que Europa caerá -0,8%”, señala Enrique Mantilla, titular
de la Cámara de Exportadores. En este combo, la mayor preocupación es Europa ya
que “el euro está cayendo en trayectoria frente al dólar, mientras que los
precios de los commodities ya tienen un techo”. Entonces “tenemos que olvidarnos
de que las exportaciones sigan creciendo en un nivel de 2 dígitos anuales, como
ocurrió en la última década. El escenario más probable es una tendencia hacia el
estancamiento”, resume Mantilla.
El otro punto central es que Brasil, nuestro principal comprador, pasará de
un crecimiento de 7,5% anual del PBI en 2010 a 3% este año y 3 ó 4% en 2012,
dice Claverí.
La desaceleración también llegará a las importaciones, que aumentaron 33%
este año. En este caso, los factores que definirán el panorama son el menor
crecimiento económico, una devaluación ligeramente superior a la de 2012 que
llevaría el tipo de cambio a $5,00 para finales de 2012 y las mayores
restricciones a las importaciones sobre bienes finales que está aplicando el
Gobierno. Así, Castiñeira estima que las importaciones subirían 8%. Todos los
productos importados estarían comprendidos dentro de esta desaceleración, con la
energía como única excepción. “Sólo estimamos mayores cantidades de importación
de energía, no por mayor nivel de actividad, sino por menor nivel de producción
interna y mayores precios internacionales”, dice Econométrica. Esto llevaría el
déficit energético de los US$3.200 millones de este año, a US$5.200 millones en
2012.
Si las exportaciones suben 3% y las importaciones crecen al 8%, el saldo
comercial llegará a US$8.000 millones, el más bajo de los últimos diez años.
Pero la estimación es preliminar. Si la actividad económcia crece menos del 2%
en 2012, “esto empujaría el saldo comercial para arriba vía menor cantidad de
importaciones”, sostiene Castiñeira.
Marcelo Elizondo, titular de la consultora DNI, asegura que “2012 no será
fácil para las exportaciones argentinas y los actores que tengan competitividad
internacional tendrán una importancia estratégica relevante”. Para Elizondo,
esto se aplica no sólo a complejos exportadores o a empresas que muestren
liderazgo, sino también “a las provincias que resultan competitivas y exhiben
una posición de privilegio como sede de producción y exportación de alguno de
los 10 principales complejos exportadores argentinos”.
Si bien todas las cartas parecen estar sobre la mesa, los actores principales
del sector dicen que queda algún margen para impulsar las exportaciones.
“Esperamos que el Gobierno tome medidas para apuntalar la competitividad”, dice
Mantilla, y detalla que en ese listado debería figurar una mejora en los tiempos
de devolución de los reintegros de IVA –que hoy demoran 120 días–, mayor rapidez
en la habilitación de las licencias de importación vinculadas a la producción de
bienes que van al mercado externo y la revisión de los derechos de exportación
que se aplican sobre las manufacturas de mayor valor agregado, entre otras
iniciativas.
A la vez, el sector exportador argentino cuenta con ciertas fortalezas que le
permitirían recuperarse. Elizondo detalla que entre esas fuerzas se hallan la
competitividad de la producción agropecuaria (considerando no sólo los productos
primarios, sino los manufacturados, que son mayoría), el encadenamiento de la
producción industrial –especialmente automotriz– en Brasil y la resistencia que
exhiban otros sectores (como el siderúrgico, el de los químicos, la minería o el
de aluminio) ante una demanda que estará probablemente afectada por las
circunstancias internacionales.


