Al menos así ocurre para varias compañías grandes que operan en comercio exterior y han querido hacer lo que en otros tiempos eran habituales operaciones de cobertura.

"El Gobierno quiere hacer tiempo al menos hasta marzo o abril, cuando comienza el fuerte ingreso de dólares de la soja, porque apuesta a que en ese momento se descomprimirá la situación", dice un ejecutivo de una compañía que sufre la prohibición no escrita de comprar divisas para guardarlas.

Pero llegar a esos meses con mayor oferta de divisas puede no resultar demasiado fácil. Una fuente de dólares hasta entonces son las exportaciones de trigo. Pero para esta cosecha se espera una baja de entre 33 y 38% en los dólares generados, según la consultora abeceb.com. Una razón ajena al Gobierno es la caída de alrededor del 27% en el precio internacional. A ello se sumó una disminución del 2,1% en la superficie sembrada. La consultora calcula que en lugar de los US$ 2750 millones de la campaña anterior se lograrían sólo 1850 millones.

"Va a ser una época de presiones para que se liquiden exportaciones y se postergue el pago de importaciones, y continuarán las restricciones para que el público en general compre divisas", apuesta un empresario, que agrega que "habrá que ver si no se agregan nuevas restricciones, por ejemplo al turismo".

Hay quienes creen que un menor aporte de la balanza comercial a la avidez por moneda extranjera del Gobierno terminará por hacer triunfar a lo que sus enemigos llaman "el club de la deuda". El designado ministro de Economía, Hernán Lorenzino, se inclinaba, como Amado Boudou, por volver el año próximo a los mercados voluntarios de deuda. Así, pensaban, se evitarían la sangría de reservas y un ajuste fiscal mayor, al bajar el costo del financiamiento. Pero, dicen las fuentes, Guillermo Moreno salió al cruce de cualquier intento. El secretario de Comercio Interior se encontraría entre los cruzados contra la colocación de bonos. En llamadas telefónicas para exigir o desalentar operaciones en el mercado de cambios habría acusado al banquero Jorge Brito de ser parte de una "conspiración". Habrá que ver si las necesidades de divisas llevan a la presidenta Cristina Kirchner a cambiar de estrategia.