Esto se debe, en gran parte, a que la trilla de estos cultivos se realiza en verano en el caso del trigo y en verano-otoño en el de soja, épocas en las cuales predominan las altas temperaturas y la baja humedad relativa.
Normalmente, los incendios de cosechadoras se inician por chispas o el recalentamiento del motor u otra parte de la máquina que toma contacto con la paja, granza o borba acumulados en el ambiente que la rodea. Otra causa son las correas o movimientos que friccionan y levantan temperatura en forma anormal. También influye la falta de limpieza de las máquinas y la acumulación de polvo, polvillo, paja u otros materiales combustibles que pueden empeorar la situación.
Para evitar los incendios de las cosechadoras con las consecuentes pérdidas ocasionadas, los técnicos del INTA EEA Famaillá, en el marco del Proyecto Nacional de Eficiencia de Cosecha, Poscosecha y Agroindustrias en Origen (PRECOP II), ofrecen una serie de recomendaciones:
1. Proteger toda entrada de aire a los ventiladores para que éste sea
filtrado y llegue limpio al motor, evitando deposiciones peligrosas.
2. Canalizar la parte trasera de la cosechadora con pantallas de goma,
encausando el flujo de paja y granza que sale de los esparcidores ubicados en la
cola de la maquina fuera del área de toma de aire del motor.
3. Limpiar diariamente la cosechadora con sopladoras y, si fuera necesario, dos
veces por día en el área del motor.
4. Proteger la cercanía del motor y el turbo con cualquier acumulación de paja y
granza, estudiando su aislamiento con deflectores.
5. Llevar extinguidores de incendio en la cosechadora y los acoplados tolvas
acordes a la necesidad y magnitud del riesgo de incendio y la posibilidad de
control.
6. Contar con el teléfono de los bomberos de la zona y del operario de la
cosechadora y el tractor tolvero.
7. Equipar los acoplados tolvas con un tanque de 300 litros de agua con bomba
eléctrica de 12 vol o mecánico a la toma de potencia, ya que el operario tolvero
puede ser la primera persona en detectar el incendio.
“Una vez terminada la tarea de cosecha, el trabajo invertido en cosechar sin
pérdidas y con calidad debe ser continuado durante el proceso de embolsado del
grano, a fin de lograr una eficiente conservación de los mismos. Recuerde que
mientras mejor sea la calidad del grano embolsado, mejor será su almacenamiento.
Es fundamental el control periódico del estado de las bolsas y del grano
almacenado en su interior”, explicaron los técnicos del INTA.


