Declarada de interés nacional por el Senado de la Nación Argentina, ya se encuentra disponible la primera vacuna que protege contra la hidatidosis, la zoonosis con mayor número de casos en seres humanos reportados en el país.

La vacuna Providean Hidatil EG95, producida en Argentina por la empresa biofarmacéutica Tecnovax y desarrollada por científicos del Consejo de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET), ofrece una protección de hasta el 100% de los animales vacunados, evitando así que las personas se enfermen. Su desarrollo fue financiado con el apoyo de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica.

En el ser humano, la hidatidosis o equinococosis quística (EQ) es una enfermedad parasitaria crónica, que se caracteriza por la formación de quistes en distintos órganos, principalmente en el hígado y en el pulmón, y raramente en el cerebro.

Si bien los pacientes pueden cursar la infección en forma asintomática durante años, los quistes que contienen la larva del parásito Echinococcus granulosus crecen afectando los órganos, y pueden causar complicaciones que requieren tratamiento médico o quirúrgico.

En la Argentina, según el Ministerio de Salud de la Nación, se reporta una media de 450 casos en humanos al año. “La hidatidosis está difundida en todo el territorio nacional, con una mayor prevalencia en las zonas ganaderas –declaró el veterinario Oscar Jensen, del Departamento de Investigación en Salud, de la Secretaría de Salud de la provincia del Chubut–. El área de riesgo tiene una extensión de más de 1.200.000 km2, distribuidos en las áreas endémicas (Patagónica, Pampa húmeda, Mesopotámica, Cuyana, Mediterránea y de Alta montaña) que son habitadas por 5.000.000 de personas, de las cuales 500.000 corresponden a niños menores de 5 años, los de mayor riesgo de enfermar”.

El parásito de la hidatidosis llega al ser humano a través de los perros parasitados, en aquellas áreas (principalmente rurales) en las que el hombre convive con el ganado y sus perros. Las ovejas, cabras, vacas, cerdos, caballos, llamas y alpacas pueden ser hospederos intermediarios del parásito, al igual que animales silvestres como el guanaco, la vicuña o la liebre. El parásito es adquirido por el perro al comer las vísceras parasitadas, principalmente durante la faena.

Cuando el perro ingiere las achuras provenientes de animales infestados el parásito completa su ciclo en el intestino del perro, eliminando así, grandes cantidades de huevos. Cuando el perro defeca, elimina en su materia fecal huevos viables que contaminan el medio ambiente. El ganado ingiere los huevos presentes en el medio ambiente (pasturas, agua), contrayendo así el parásito. De esta forma se mantiene activo el ciclo de la enfermedad.

El hombre se puede infectar por dejarse lamer o acariciar por un perro parasitado con E. granulosus y por ingerir huevos de E. granulosus, al alimentarse de verduras o al beber agua contaminada con materia fecal de perro parasitado. Los niños son los más expuestos a enfermar, ya que por sus hábitos de juego se dejan lamer por los perros o pueden tocar las heces presentes en el suelo.

“Quienes tienen un mayor riesgo de adquirir hidatidosis son los pequeños productores de ovinos y caprinos, que en su mayoría viven en el campo con sus familias. Muchas son economías de subsistencia y con condiciones de vida y de manejo de los animales que favorece el ciclo de la hidatidosis –explicó el doctor Jensen–. El mayor riesgo deriva de que viven en zonas rurales, realizan la faena de sus cabras y ovejas para consumo familiar, tienen perros para el manejo del ganado, habitan viviendas precarias, no cuentan con agua de red y consumen verduras de su propia huerta.”

En el medio ambiente, los huevos del parásito causante de la hidatidosis pueden permanecer más de tres años representando un riesgo de infección para animales y humanos.

Una vacuna que interrumpe el ciclo del parásito

Desarrollada por investigadores del Conicet, la vacuna Providean Hidatil EG95 es la primera vacuna contra un parásito –el Echinococcus granulosus–.

La vacuna se basa en una proteína recombinante clonada a partir del material genético (ARN) extraído del parásito. Su administración genera grandes cantidades de anticuerpos que neutralizan al parásito, evitando que éste pueda establecerse en los órganos del animal inmunizado.

Su investigación fue iniciada por los científicos David Health, del Centro de Investigación Animal de Nueva Zelanda, y Marshall Lightowlers, del Laboratorio de Parasitología Molecular de la Universidad de Melbourne, de Australia, a los que luego se sumaron expertos del Departamento de Zoonosis de la Secretaria de Salud de Chubut y del Centro Regional de Investigación y Desarrollo Científico Tecnológico (CRIDECIT), de  la Universidad Nacional de la Patagonia, San Juan Bosco.

La efectividad de la vacuna fue comprobada en ensayos de campo multicéntricos, controlados y aleatorizados, que fueron realizados en Australia, Nueva Zelanda, China y la Argentina, y que demostraron que el esquema de dos dosis permite alcanzar una protección de entre el 82% y el 99%, y que la adición de una tercera dosis permite obtener una protección de hasta el 100%.

En 2006, la licencia de la vacuna fue adquirida por la joven empresa biofarmacéutica Argentina Tecnovax S.A., que optimizó el estado embrionario de la tecnología para adaptarla a las necesidades de la región y su producción industrial.

Esta tarea fue realizada  con el apoyo del Centro de Virología Animal (CEVAN) del ICT-Milstein, perteneciente al Consejo de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET) de la Argentina, y contó con el apoyo de la Agencia Nacional de Promoción Científica.

El Veterinario Oscar Jensen, del Departamento de Investigación en Salud, de la Secretaría de Salud de la provincia del Chubut