Este año, Brasil comenzará a sembrar una soja que, con suerte, llegará a la Argentina en 2014. La tecnología promete rendimientos alrededor de 7% superiores gracias a un nuevo gen modificado y una mejora de la "raza" por cruzamiento.
Cuando en la década del 90, la Argentina superaba a Brasil en la incorporación de lo que llaman biotecnología, los productores brasileños contrabandeaban, para sembrar en su país, la soja que bautizaron "Maradona" (la soja RR de Monsanto) que rendía más y parecía imbatible, pero no estaba aprobada en el país vecino.
Brasil apretó el acelerador en la carrera biotecnológica tanto que ahora, el ministerio de Agricultura argentino acaba de anunciar un nuevo marco regulatorio para la aprobación de transgénicos que tiende a acelerar los procesos en el país. Esto permitirá que los productores argentinos accedan a la nueva soja de la compañía y no repitan la historia, con una "soja Ronaldinho", como la llamó el propio secretario de Agricultura, Lorenzo Basso.
La nueva BTRR2Y que lanzará Monsanto al mercado es resistente a insectos, además de que contiene una nueva versión del gen resistente al herbicida glifosato de su primera soja.
Pero hay un partido que se juega en otra cancha: el de la propiedad intelectual, por la que lucha Monsanto desde que presentó, a mediados de los 90, su primera soja en Argentina. Hoy, desde la compañía son optimistas de que, mediante un acuerdo con los productores y la industria semillera en general, podrán cobrar por su investigación, no como la primera vez.
En la cancha se ven los pingos y en el resultado del negocio se verá cómo seguirá trabajando Monsanto en la Argentina, donde dejó de vender semillas de soja con marca propia en 2006 y cobra a sus licenciatarias por darles la base (el gen RR) de sus desarrollos.


