A punto de concluir la siembra de trigo de la campaña 2011/12, subsisten los interrogantes que asaltan a los agricultores, en particular los de la zona de influencia del puerto de Bahía Blanca: ¿qué pasará con la próxima cosecha, si todavía no se pudo vender íntegramente la anterior?

De ahí que para los productores, el resultado electoral del 23 de octubre sea de capital importancia. De continuar el kirchnerismo al frente del Poder Ejecutivo, pocas esperanzas quedarían de asomarse a una modificación de las decisiones que, entre otras, limitan la venta de trigo al exterior. Si los números cantaran cifras diferentes...
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires dijo que la siembra llega a su final en medio de condiciones mayormente favorables para el grano.

La entidad disminuyó recientemente su estimación de la superficie a 4.600.000 hectáreas, como resultado del desaliento de los chacareros.
En el sudoeste bonaerense y en las zonas lindantes de La Pampa, donde el trigo es casi un monocultivo, el escenario es particular, al no existir alternativas que pudieran reemplazar de manera íntegra a ese cereal. Se ha advertido, por ejemplo, un mayor interés por la siembra de cebada, pero las superficies ni siquiera se aproximan a las de trigo.

"El escenario nacional presenta buenas condiciones del cultivo en la etapa vegetativa en la mayoría de las zonas trigueras", señaló la Bolsa en su informe semanal.
Sin embargo, en zonas productoras marginales se necesitan más lluvias para continuar con la extensión de la siembra de trigo, explicó la entidad.

En el sudoeste bonaerense, hay zonas donde los sembrados se encuentran en buenas condiciones, favorecidos por recientes lluvias; en cambio, otras todavía necesitan el aporte de agua.
Hasta el jueves, los agricultores argentinos habían implantado el 96,5 por ciento de la superficie prevista, un avance intersemanal de 3,3 puntos porcentuales y 7,9 puntos por delante del ritmo registrado en la temporada anterior.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) pronostica que la cosecha argentina será de 15 millones de toneladas, sin cambios frente al ciclo previo.

"No sabemos qué pasará con la próxima cosecha. Pero, por las dudas, seguimos sembrando. Por lo menos, hay que tener la mercadería. Después se verá", reflexionó ayer un productor del partido de Coronel Pringles.
Reclamo. Las Bolsas de Cereales de Buenos Aires, Bahía Blanca, Córdoba y Entre Ríos y las de Comercio de Rosario y Santa Fe manifestaron su malestar ante la decisión de otorgar un nuevo cupo de exportación de trigo "a favor de algunas empresas".

Señalaron que la única vía para normalizar el funcionamiento del mercado será la apertura de las exportaciones, sin ningún tipo de cuotas, restricciones, cupos o acuerdos parciales de cualquier naturaleza.
"La asignación discrecional y direccionada de permisos de exportación no sólo no resuelve las distorsiones conocidas, sino que contribuye a acentuarlas, al impedir que los oferentes puedan canalizar abiertamente sus negocios, generando situaciones de injusticia y discriminación contra la mayoría de los sectores productivos y comerciales excluidos e imposibilitados de colocar sus granos, aun después de haber transcurrido más de la mitad del ciclo comercial triguero", agregaron.
Azar. Por su parte, la diputada nacional Virginia Linares afirmó: "Vender un camión de trigo en la Argentina es más difícil que ganarse el Loto".

Denunció que las medidas oficiales "generan confusión en los productores y en los mercados y resultan de imposible cumplimiento, condenando a que los productores sigan sin poder vender el trigo".
Acopiadores. La Federación de Acopiadores de Cereales se sumó a las críticas. Raúl Dente, asesor general de la entidad, dijo que el cupo "que se da a unos productores es el que se le quita al resto".
"Medidas como la recientemente anunciada no hacen más que marcar diferencias inexplicables entre productores y operadores comerciales, generando castigos y privilegios sin fundamento alguno", agregó Dente.

ESTRAGOS

"El intervencionismo estatal y sus nefastas consecuencias siguen haciendo estragos, no sólo en la producción, sino también en el bolsillo de los consumidores, a los que se había prometido pan a 2,50, cuando es bien sabido que no baja de los 8 pesos. Por la bolsa de harina prometida a 48 pesos, los panaderos dicen que deben pagar 100".
Así lo sostuvo Carlos Vila Moret (h), directivo de la Sociedad Rural Argentina, para agregar que los productores, en el mejor de los casos, reciben 170 dólares por el trigo, cuando debieran recibir 230.