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"Esto no es viento de cola, ni magia, ni suerte. Suerte la tienen los vagos", dijo, a mediados de marzo, la presidenta Cristina Kirchner en Santa Fe. "Esto no es viento de cola, es un inmenso esfuerzo cotidiano en cada una de las políticas", reafirmó hace ocho días en Olivos, cuando anunció que Amado Boudou sería su candidato a vicepresidente.

Desde el Gobierno hace tiempo ya que buscan asentar la idea de que el fuerte crecimiento que registró la economía argentina en siete de los ocho años de gestión kirchnerista -la excepción fue 2009, en plena crisis internacional, según las estadísticas privadas- fue más por efecto de sus políticas económicas que del contexto internacional. Ahora, sin embargo, no sólo buscarán hacerlo en los discursos, sino que además intentarán demostrarlo con estadísticas.

Hace algunas semanas, según confiaron varias fuentes del mercado a La Nacion, le habrían encargado al equipo técnico del Banco Central (BCRA) que elabore estadísticas que le permitan demostrar que el viento de cola no fue determinante para el crecimiento de la economía, lo que saldría publicado en el próximo Informe de Inflación, en agosto. "Lo que se hace es afianzar el análisis para incorporar elementos que se van dando y que permiten verificar tendencias", dijo un vocero del BCRA consultado por La Nacion. "El Gobierno en todos los estamentos tiene los argumentos para afirmar que el crecimiento no tiene que ver con el viento de cola."

Pero entre los economistas, esta afirmación no es tan categórica. "Hubo, desde 2002 hasta 2007, un modelo de tipo de cambio real competitivo, de superávit fiscal y de cuenta corriente. Y ahí la economía empezó a crecer antes de que mejoraran los precios de las exportaciones", opina Roberto Frenkel, del centro Cedes. "Después, el aumento de precios agrícolas ayudó mucho. Y, a partir de 2007 [año en que asumió el poder Cristina Kirchner], el modelo se desgajó. Es difícil hablar de un modelo a partir de 2007, año que coincide también con la manipulación del índice de inflación del Indec y con la salida de capitales. El tipo de cambio ahora está apreciado por la inflación y, definitivamente, los precios internacionales ayudan mucho; gracias a ellos es que tenemos todavía superávit de cuenta corriente", agrega Frenkel.

Daniel Artana, de la fundación FIEL, hizo un cálculo econométrico para aislar la economía de las condiciones externas. "Porque no podría definir el «modelo»", esgrime. Según sus cálculos, entre 2002 y 2009, los términos de intercambio -como se denomina la relación entre los precios de las exportaciones y los de las importaciones de un país- mejoraron más de 34%, a lo que se sumó que la economía brasileña, principal socio comercial del país, es cuatro veces más grande de lo que era en 2002. "No se puede decir que el contexto no impacta, lo que podemos discutir es cuánto", asevera Artana. "Los cálculos nos dan que por lo menos la mitad del crecimiento argentino responde a las condiciones externas."

Del libro Dos siglos de economía argentina , de Orlando Ferreres, se desprende que desde 1900 a la fecha, sólo en dos ocasiones se registró la doble combinación de tasas bajas y términos de intercambio tan favorables al país. Fue en la primera presidencia de Juan Domingo Perón, de 1946 a 1951, y ahora, durante el kirchnerismo, de 2006 a la fecha.

"Es indudable que desde 2002 hay un ciclo que ha generado las condiciones para que la Argentina, al igual que la mayoría de los emergentes, crezca a un ritmo sostenido; si fuera sólo el modelo, es difícil explicar por qué todos los emergentes crecen", dice Rodrigo Alvarez, de la consultora Ecolatina.

En los últimos años, coinciden los economistas, el peso de las commodities es cada vez mayor, dado que tres de los pilares del modelo ya no están, como el tipo de cambio competitivo y los superávit gemelos (fiscal y comercial). "Si no existieran los términos de intercambio, la Argentina hubiera tenido déficit de cuenta corriente hace dos años. La acumulación de reservas tiene que ver más con la performance exportadora, cuyo crecimiento fue por precio, y no por cantidades", ilustra Alvarez.