En el último mes, las empresas de consumo masivo le dieron un respiro al
secretario de Comercio, Guillermo Moreno, en cuanto a los pedidos de
autorización para aumentar los precios de sus productos. Sin embargo, esos
reclamos se retomaron en los últimos días y varios fabricantes lograron el aval
oficial para aumentar los precios al consumidor entre 3 y 9%. A estos se suma el
precio del pan que, por un conflicto por el pago de subsidios a la harina,
subirá un 10%.
Las negociaciones por los precios entre los empresarios del consumo masivo y
el polémico secretario de Comercio suelen ser “arduas”, cuentan quienes
frecuentan las oficinas de la secretaria. A los empresarios no les resulta fácil
convencer a Moreno de que los costos de las empresas aumentan al ritmo de la
inflación y que, por lo tanto, necesitan trasladar esas subas a sus productos.
Pero finalmente, -en la práctica- logran un aumento promedio del 7% entre dos y
tres veces en el año.
De acuerdo con las últimas autorizaciones -y como sucedió con otras empresas
en meses anteriores- a partir de julio, el turno de las subas va a ser para las
aguas Danone, los lácteos de La Serenísima, el azúcar, las yerbas CBC y de Las
Marías, los cosméticos de Nivea, las ceras para pisos Suiza y las cervezas de
Quilmes, entre otros.
La modalidad para ajustar los precios es la que viene aplicando siempre la
secretaría: los productos “masivos”, que son los que el Gobierno monitorea más
de cerca para que no suban tanto, se incrementan entre 3 y 4%. Por ejemplo, en
el caso de la leche, es la suba a aplicar en el sachet de leche entera común.
En los productos selectivos, con mayor valor agregado, (siguiendo el ejemplo de
la leche, sería la “larga vida” en cartón) las subas van del 5 al 7% y en las
versiones “premium”, aquellos artículos más suntuarios, las autorizaciones del
Gobierno llegan al 9%.
Para algunas empresas, las autorizaciones de julio son las segundas del año y
para otras, las terceras, es decir que sus productos acumulan subas del 7 al
18%.
En el caso del azúcar, a partir de este mes se incrementa un 3% la más
barata, que es “la que menos se consigue”, según comentó una fuente ligada al
comercio minorista. En cambio, el azúcar premium, va a subir 8,5%. “Normalmente,
las grandes empresas respetan este nivel de aumentos. Aunque buscan, por todos
los medios incrementar las ventas de los productos más caros, que no tienen
tanta presión del Gobierno”, confió la misma fuente “Y los pequeños fabricantes,
que no van a pedir autorizaciones a la secretaría para subir sus productos,
suelen seguir la evolución de los precios de los productos líderes”, contó.
Otro alimento de la canasta básica que viene con subas es el pan. En este
caso, no se trata de autorizaciones del Gobierno sino de una reacción de los
panaderos frente a un conflicto de larga data: están pagando la bolsa de 50
kilos de harina más cara -porque el Estado no está pagando los subsidios a los
molinos- y por ende, trasladan esa suba al precio del pan.
Según Rubén Salvio, presidente de la Federación Argentina de Industriales
Panaderos, el aumento no debería superar los 70 centavos o un peso en el kilo de
pan.
“El problema es que estamos pagando la bolsa entre 35 y 40 pesos más (es
decir entre 80 y 100 pesos) por eso, el traslado al precio del pan debería ser
de esa magnitud, aunque variará según el precio que tenga cada panadería”,
señaló.
En Capital Federal, el precio promedio oscilará, entonces entre 9 y $10, y en
el interior del país, debería estar entre 7,50 y $8 el kilo, según Salvio. De
todas maneras, el sector se va a reunir la semana que viene con la industria
molinera para intentar solucionar el tema.
Desde la Federación de Panaderos de la provincia de Buenos Aires, Enrique Mojari señaló que el Gobierno “tiene voluntad de solucionar el problema. Pero sucede que los molinos comenzaron a vender cada vez menos de la harina subsidiada, y por eso repercute en el precio del pan”.


