La nueva lógica mundial obliga a nuestro país a ser gran proveedor de alimentos para la humanidad. Lograr caminos y herramientas que permitan integrar y crear mayor valor para la producción agropecuaria y la cadena agroindustrial es siempre un desafío. Las "agro-redes", se perfilan como algo nuevo, flexible, dinámico y participativo, atadas a las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento. Todo ello las transforma en una importante herramienta de gestión, de gran utilidad para la agroindustria.

Los estudios de opinión muestran que casi no existen productores, profesionales o empresas que no estén conectados a Internet. En este mundo "globalizado", podemos trabajar prácticamente en tiempo real, y lo extraordinario es que estamos ante un fenómeno que tiene poco más de 10 años.

El profesor Stanley Milgram, de Harvard, exploró la hipótesis sobre un mundo considerado como una red enorme de relaciones sociales, en el cual se podría llegar a establecer contacto con cualquier persona a través de una red de amigos.

Luego el doctor Juncan Watts, de Columbia University, apalancado en la hipótesis de Milgram, trabajó sobre el concepto "seis grados de separación", por el cual en este planeta estamos todos separados únicamente por seis personas. Imaginemos que tenemos 100 amigos, y cada uno de ellos tiene 100 amigos; en un grado de separación me conecto con 100, pero en 6 grados estaríamos conectados con el mundo. La lógica actual dice que no tendemos tanto a tener "amigos", sino más bien tener "grupos de amigos". Cada grupo se parece a una comunidad basada en experiencias, con lugares e intereses compartidos.

Las "agro-redes" establecen una visión diferente del trabajo colaborativo y abierto; de los espacios estancos, a la apertura mental e intelectual de la investigación agroindustrial, los procesos, los sistemas productivos, industriales y comerciales, y también experiencias en buenas prácticas para exportar.

Unidades encadenadas

La economía mundial se va transformando cada vez más en una economía en red muy informatizada. Los miembros de las redes se multiplican en la medida en que logran conectarse y ser parte de ellas. Son como unidades que se van encadenando y formando alianzas más o menos formales, unidas para alcanzar objetivos en común.

Antes, las redes no hacían falta. Hasta mediados del siglo pasado, el campo se autoabastecía prácticamente de todo y se manejaba en su ámbito local y de cercanía, en una integración casi vertical, con algunas integraciones vía canjes. Tenía sentido en esos momentos por la distancia, por la menor oferta de productos, por la falta de comunicación. El teléfono, la radio, la televisión, el crecimiento de las ciudades, los transportes y las rutas; fueron cambiando estos escenarios. Hoy, a través de estas "agro-redes", resulta más sencillo conectar por ejemplo a un productor de cualquier localidad del país, o de otro país, con un proveedor de insumos o de tecnología, de cualquier otro espacio del planeta.

¿Por qué decimos que las redes pueden ser importantes como estructuras de trabajo entre el campo y las empresas? La respuesta es que las "agro-redes" nos permiten generar este mayor nivel de "interconectividad", que facilita la motivación y el entusiasmo por hacer cosas nuevas y mejores.

Mientras escribía esta nota, me conecté a mi comunidad de "amigos" de Linkedin, y un gran banner decía: "Mis 209 contactos me unen con 2.003.457 personas". En cada uno de estos espacios en red, todos aportamos ideas y experiencias, con la idea de abrirlas y abrirnos al mundo.