Todo lo que ocurre en el escenario político hoy está supeditado al mes de octubre. Este año, las encuestas serán las estrellas de las publicaciones matutinas en los grandes diarios nacionales, y todo girará en torno a ellas. Pero a no confundirse, porque –según los analistas políticos- hoy no se puede hacer un trabajo serio de opinión pública por dos razones: por un lado, porque mientras Cristina se anota un triunfo anticipado, los referentes opositores ni siquiera han resuelto las internas en las que se embarcaron para no tener que morder el anzuelo del kirchnerismo y esperar hasta agosto a los efectos de definirlas. Y por otra parte, esta situación genera que, en cualquiera de las encuestas conocidas, se mida a dos radicales, cuando menos, otros tantos peronistas disidentes, a Elisa Carrió y a Mauricio Macri, contra una sola candidata del FPV, con lo cual el número no es fielmente representativo.

En cuanto a la figura de Hugo Moyano, los analistas Vicente Massot y Agustín Monteverde coinciden en que “el líder de los camioneros no es un ingenuo en punto a los manejos políticos y sabe que trasparentar ante el país —casi extorsivamente— el deseo de la CGT de poner —poco menos— al vicepresidente de la Nación es la forma más segura de dinamitar cualquier posibilidad al respecto”. Por lo tanto, observan los analistas, su postulación es una forma de medir los tantos de Cristina y de marcarle la cancha.

Por su parte, la CFK se llama a silencio sobre su posible reelección y se espera que lo último que haga en este momento sea darle una respuesta pública a Moyano. “Lisa y llanamente mantendrá su silencio y lo ignorará. Ello no supone que eche en saco roto la cuestión, que tiene dos aspectos relevantes: la disputa por líneas interiores con el camionero y la necesidad de buscar a un compañero de fórmula que no espante al electorado que intenta reconquistar”, interpretan.

Sin embargo, algo para los analistas está más que claro: “Cristina Fernández nunca nombraría a un sindicalista o a un hombre ligado a la CGT, no sólo en razón de la desconfianza que le genera hoy el secretario general de esa asociación sino porque hacerlo equivaldría a poner en tela de juicio un triunfo al cual considera seguro”. De esta forma, sostienen que “si los sindicalistas tuviesen el arraigo de los primeros años del peronismo en el poder, la mujer pensaría dos veces antes de marginarlos; pero en esta Argentina colocar en puesto de semejante relevancia a un seguidor de la personalidad política con mayor imagen negativa del país sería atentar contra ella misma”.

En cuanto a la nueva agresión a Clarín y —en menor medida— a La Nación, se espera que continúe al son y ton de la campaña kirchnerista. “Es evidente que la presidente no considera contraproducente, en términos electorales, la embestida enderezada contra los dos matutinos más importantes y leídos de la Argentina. De lo contrario hubiese desacelerado los ataques a la espera de ganar las elecciones y después sí —con cuatro años por delante— dar la batalla final en la justicia”.

Resulta evidente para los analistas que sin un guiño de la Casa Rosada no se podría haber impedido la salida de Clarín un domingo. Y que es imprescindible el “cinismo proverbial” por el que se vocea independencia de poderes mientras que se acrecienta la debilidad de las instituciones. “A Néstor Kirchner, haberlo entendido, le dio resultados extraordinarios desde 2003 en adelante. Cristina Fernández, no lo olvidemos, ha sido siempre su mejor alumna”.