Cristina Kirchner regresa hoy de El Calafate y se sumerge de lleno en las aguas que más le gustan: la de la política exterior.

Al menos en lo formal, no están hechos los próximos pasos del Gobierno para la política doméstica, la interna partidaria y mucho menos para los problemas del ciudadano común: la falta de billetes, los cortes de energía eléctrica o la ausencia de naftas.

Hoy habrá una cargada agenda diplomática para el Gobierno. Cristina Kirchner recibirá en su despacho al flamante ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Antonio de Aguiar Patriota, primer enviado al país de nuevo gobierno de Dilma Rousseff. En el encuentro que estará también el canciller Héctor Timerman se analizará la agenda bilateral y los temas centrales para la visita de la nueva presidenta de Brasil a la Argentina, prevista para fines de este mes. Rousseff eligió la Argentina como primer destino de su salida por el mundo a pesar de que Cristina Kirchner no fue a su ceremonia de asunción de mando. Se mencionan temas a tratar: las asimetrías arancelarias que aún no están resueltas, la necesidad de avanzar en objetivos impuestos por el Mercosur y la búsqueda de acuerdos comerciales con los países que conforman el eje Sur-Sur y la Unión Europea.

Horas más tarde, Timerman recibirá al subsecretario de Estado estadounidense (EE.UU.), Arturo Valenzuela. A este enviado de la administración de Barak Obama no lo recibirá la Presidenta. ¿Se trata de una respuesta a las críticas que hace dos años hizo Valenzuela sobre la inseguridad jurídica del país? ¿O simplemente es una puesta en escena para ocultar al eje bolivariano la buena sintonía que la Presidenta tiene con Washington luego del escándalo de los cables difundidos por WikiLeaks? Nadie responde en la Cancillería del asunto. Sólo habló Timerman de buscarle solución inmediata al acceso de los productos agrícolas argentinos en los Estados Unidos. "¿Cuántos años puede tardar la primera potencia del mundo en estudiar si el limón tucumano tiene o no un bichito?", se quejó el ministro ayer y añadió: "Llevamos años con este tema, si Estados Unidos tuviese voluntad ya lo hubiese resuelto. Eso es un castigo y se lo voy a plantear a Valenzuela". ¿Es el preludio de otro cortocicuito?

La Argentina asumirá pasado mañana la presidencia del Grupo de los 77 más China, en la sede de las Naciones Unidas de la ciudad de Nueva York. La reunión estará presidida por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el canciller Timerman. Argentina fue elegido para presidir el Grupo de los 77 más China, durante la reunión ministerial que se desarrolló el 28 de septiembre pasado, en el marco de la 65 Asamblea General de las Naciones Unidas. El canciller dijo ayer que desde el G-77 se trabajará "para revertir la ecuación en la que una minoría de poderosos indican lo que sucede en todos los países del mundo y para modificar los organismos multilaterales de crédito". ¿No será demasiado pedir? Se sabe que este cargo siempre ostentó más pompas que resultados concretos para la economía de la Argentina. Pero los festejos oficialistas suelen ser bien ampulosos a la hora de remarcar este tipo de trofeos.

A la vez, la Presidenta prepara su viaje por Asia que comenzará el jueves por la tarde. Se irá de gira comercial por Kuwait, Qatar y Turquía. En compañía de su hija Florencia y los ministros Julio De de Vido y Julián Domínguez más una comitiva de 100 empresarios saldrán en busca de inversiones. Hay un fuerte optimismo y expectativa en el Gobierno por este viaje que oficialmente comienza recién el otro lunes en Kuwait.

En la política doméstica no se espera mucho en esta semana. Los principales dirigentes de la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Confederación General del Trabajo (CGT) se reunirán otra vez para abordar las condiciones en la que se desarrollarán las próximas rondas paritarias y seguir la evolución de los precios. El Gobierno aún no convocó formalmente al Consejo Económico y Social, pese a que a mediados de noviembre la Presidenta exhortó al pacto social entre empresarios y sindicalistas. Anoche, el ministro de Trabajo Carlos Tomada consideró que "hay chances de que la UIA y la CGT firmen algún acuerdo" para frenar la inflación ye l trabajo en negro. Pareció más una expresión de deseos que de resultados concretos. Después de todo, la mirada de la Presidenta ahora está puesta en Brasil, Qatar o Turquía. Es decir, bastante lejos de la realidad cotidiana. Gobernar para afuera parecería ser el eje primordial en estos días del caluroso enero.