Luego de cuatro meses de precios congelados, el Gobierno oficializó ayer la liberación de los valores de las naftas y el gasoil. Lo hizo a través de la Resolución 543, publicada en el Boletín Oficial, que derogó la Resolución 295 de la Secretaría de Comercio Interior, comandada por Guillermo Moreno, que a mediados de agosto había obligado a las petroleras a retrotraer los precios de los combustibles líquidos al 31 de julio.

Las naftas y el gasoil, sin embargo, ya habían aumentado la semana pasada cuando YPF, en primer lugar, y luego Petrobras realizaron ajustes de entre 3% y 5%, a pesar de que la resolución de Moreno permanecía vigente (en el interior, la nafta premium ya rompió la barrera de los $ 5 por litro). Sus competidoras, que habían anunciado que esperarían la derogación de la medida para subir los precios, lo harán en los próximos días.

Shell ya informó que aplicará a partir de hoy aumentos de 6,2% en promedio en todo el país. En la Capital Federal, por ejemplo, la nafta súper pasa de $ 3,899 a

$ 4,149 (una suba del 6,4%) y la premium de $ 4,649 a $ 4,899 (5,4%). Para el gasoil el aumento es de 7,1% y para el gasoil premium de 5,9%. Los precios ya superan a los que se pagaban en dólares durante la convertibilidad.

La empresa angloholandesa, de largo enfrentamiento con el Gobierno, fue la única que recurrió a la Justicia para evitar el congelamiento de precios y aguardaba una decisión judicial sobre una medida cautelar que había pedido en dos instancias contra la Resolución 295. Según explicó a través de un comunicado, las subas obedecen a la derogación del congelamiento, al aumento en el costo de la materia prima en los últimos cuatro meses y de la publicación por parte de la Secretaría de Energía de un importante aumento retroactivo en el precio de los biocombustibles.

Para Rosario Sica, titular de la Federación de Expendedores de Combustibles, la medida del Gobierno sólo blanquea una situación que se ya se produjo: “Al aumentar YPF casi todas las estaciones de servicio aggiornaron sus precios. Faltaban sólo las propias de las petroleras Esso y Shell, que son pocas”, explicó. “La resolución viene a emprolijar la situación. Estábamos en una situación híbrida porque se había flexibilizado los precios y no estaba la norma”, coincidió Raúl Castellano, directivo de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos (Cecha). En lo que va del año, y con los aumentos recientes, los precios de los combustibles registraron incrementos de entre 24% y 35 por ciento. Las petroleras realizaron sobre todo microaumentos de pocos centavos pero frecuentes.

“Se deja sin efecto un papelón porque la Resolución 295 no tenía lógica y fue hecha sólo en contra de la empresa Shell. Sin mayores consecuencias esto no releva al Gobierno de ejercer sus roles de vigilar la competencia”, opinó Jorge Lapeña, ex secretario de Energía.