Y había comenzado a actuar en consecuencia. El fallecimiento de Néstor Kirchner ha marcado una pausa enorme en cualquier actitud que sea interpretada como un enfrentamiento con las autoridades. "No es momento, hay que esperar y sobre todo hay que esperar para ver qué van a hacer ellos, aunque yo tengo la convicción de que no van a cambiar nada", dice un ejecutivo que cree que no es tiempo de confrontaciones.

Antes de la muerte de Kirchner, dicen los empresarios, muchos de sus pares más identificados con la administración daban señales de no querer seguir en el futuro identificados como "empresarios K". Eso, aseguran los informantes, fue lo que evitó, por ejemplo, que siguiera la sangría de empresas de la Asociación Empresaria Argentina (AEA). "Sólo lograron que se fueran una gasífera muy presionada porque le daban un aumento de tarifas, una compañía comprada por brasileños, otra muy vinculada con Venezuela, otra de servicios que depende de los subsidios permanentes y una petrolera que se achica en el país. No fue demasiado", dice alguien que fue testigo de las gestiones de una parte del Gobierno para forzar el éxodo.

Los informantes dicen que esas presiones finalizaron. Pero no hay ninguna esperanza de que en breve haya alguna corrección de estilos, mucho menos de políticas. Los primeros discursos de Cristina Kirchner ratificando el rumbo parecen confirmar las sospechas de que si es que habrá modificaciones, no serán pronto.

"Se están refugiando, aparentemente, en un sector muy ultra , muy ideologizado, habrá que ver cómo se articula eso con los más pragmáticos peronistas", dice otro ejecutivo. "Las referencias contra el Fondo Monetario se intensifican y eso puede llevar a Cristina Kirchner a un callejón sin salida si pone en riesgo la pertenencia de la Argentina al G- 20", explica. "Es un sitio muy trascendente y Cristina Kirchner lo entiende y valora mucho, porque tiene mucho interés por las relaciones internacionales, por eso no se entenderá si prefiere seguir resistiéndose a la relación con el FMI, eso en un tiempo no demasiado largo puede llevar a la pérdida de la silla en el G-20".

Otra silla que podría peligrar es la que ocupa precisamente la Argentina en el directorio del propio organismo. Fuentes vinculadas con las tratativas con el organismo dicen que los cambios en las representaciones anunciadas recientemente, que aumentarán la participación de China e India y reducirán la de algunos europeos, también podría ser perjudicial para la Argentina, haciéndole perder la titularidad de una silla en el directorio. "Entre los europeos siempre se ha dicho que Holanda y Bélgica, por ejemplo, están sobrerrepresentadas, pero también la Argentina, cuyo PBI se ha rezagado frente a otros países, podría estar en esa posición y, encima, con muy malas relaciones.