El problema es por qué los ejecutivos y empresarios tienen mucho menos éxito que los sindicalistas en alcanzar consensos y definir acciones.
Ese fue el interrogante que expuso la periodista Clara Mariño a Hugo Biolcati (presidente de la Sociedad Rural Argentina), Daniel Funes de Rioja (abogado vinculado a la Unión Industrial Argentina) y Cristiano Rattazzi (titular de Fiat Argentina y también coprotagonista de la UIA y de la Asociación Empresarial Argentina).
Lo concreto es que abundaron las reflexiones y faltaron las conclusiones, que obviamente son difíciles de alcanzar. Pero es evidente los empresarios no tienen denominadores comunes tan sólidos como los sindicalistas, y no han encontrado el mecanismo idóneo de resolución de conflictos capaz de superar sus desaveniencias.
Rattazzi habló de 80 años de individualismo excesivo en la sociedad argentina. Eso permitiría explicar lo que le ocurre a los ejecutivos y empresarios pero no a los sindicalistas. Entre los oyentes circuló la reflexión de que hay una única central obrera homologada (Confederación General del Trabajo), mientras que no ocurre lo mismo entre los empresarios. "Si hubiese democracia sindical y abundaran los sindicatos equivalentes de la Central de Trabajadores Argentinos les ocurriría lo mismo que a nosotros...", dijo alguien. "Hay un elemento que amalgama: el peronismo al que adhieren todos esos representantes sindicales", expresó otro.
Biolcati intentó explicar la experiencia de la Mesa de Enlace, el encuentro gremial empresario agropecuario tan exitoso en 2008 pero en crisis en 2011. Para él, los productores agropecuarios dependen menos de las resoluciones administrativas de un funcionario y eso les permite más libertad de acción. Sin embargo terminó reconociendo que los éxitos concretos alcanzados no han sido muchos.
Funes de Rioja consideró que algo está cambiando y, de hecho, un auditorio completo, de pared a pared, podía atestiguar que hay inquietud entre los ejecutivos y empresarios y se preguntan qué hacer cuando se sienten menospreciados o en peligro de abuso en la Administración Kirchner, interrogándose cómo sigue su vínculo con las autoridades en un país de inflación ascendente y año electoral en curso.
Mariño les recordó, con acierto, las desaveniencias y hasta las críticas de sectores de la Unión Industrial a la Mesa de Enlace en ocasión del conflicto agropecuario. Es cierto que la UIA es un universo muy amplio y que en aquel tiempo su titular era el metalúrgico kirchnerista Juan Carlos Lascurain mientras que hoy día es Héctor Méndez, quien proviene de la Cámara Argentina de la Industria Plástica, pero la Mesa de Enlace no gozó de solidaridades durante su pulseada famosa.
Biolcati dijo querer mirar hacia adelante y no hacia atrás y que él encuentra que hay un cambio, Funes de Rioja rescató la negativa a la firma del Consenso del Bicentenario que pretendía Cristina de Kirchner en medio del conflicto de 2008 y Rattazzi dijo que en sus declaraciones públicas al salir de la Casa Rosada reiteró en aquel momento su oposición a los derechos de exportación como herramienta fiscal ("porque castiga la producción excedentaria posible").
Pero, ¿pueden hoy día los ejecutivos y empresarios articular propuestas en momentos cuando el denominado modelo económico del kirchnerismo luce algo agotado, se acerca un año electoral y sería importante incorporar conceptos a las plataformas proselitistas?
Es evidente que la ausencia de consensos, al menos de los suficientes, deja en inferioridad de condiciones a los empresarios a la hora de la negociación con los políticos, que habitualmente menosprecia a los ejecutivos y empresarios más que a los sindicalistas. La coyuntura exhibe pruebas elocuente al respecto.
Urgente24 percibió que hay inquietudes pero aún hay un trecho extenso por recorrer para llegar a esas homogeneidades mínimas, que sin embargo existen entre los sindicalistas, aún obviando diferencias entre la CGT, la CGT Azul y Blanco y la CTA (Central de Trabajadores Argentinos).
Precisamente eso es lo que deja a los ejecutivos y empresarios en inferioridad de condiciones ante Hugo Moyano, hoy día el ícono a temer. Moyano no provocaría tanta expectativa si los ejecutivos y empresarios pudieran gozar de mayor confianza en sus propuestas y acciones.
Es un tema que deberán continuar articulando.
Quedó una reflexión de otro integrante del auditorio: "Los sindicalistas tienen un objetivo común y único: Quitarle lo más posible al empleador. Los empresarios no tienen un objetivo tan homogéneo, en especial porque su tasa de rentabilidad casi siempre depende, en este capitalismo tan sui generis, del lobby con el Estado, con el funcionario de turno. Y eso de pro sí ya genera rispideces internas, a veces insuperables".


