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Escéptico sobre el nivel de inversiones y preocupado por la “politización” de la economía que desalienta la toma de decisiones empresarias de largo plazo, el economista Juan Llach considera que la Argentina debe comenzar a analizar la coyuntura “con preocupación aunque no con temor”, de cara a un escenario internacional cambiante. En este contexto, cuestionó las políticas monetarias del Banco Central (BCRA) orientadas a estimular la economía porque a su juicio sólo contribuyen a generar mayor inflación y como correlato, aumentar la incertidumbre.

El ex viceministro de Economía en el año 96 considera que las elecciones presidenciales del año próximo son claves en este sentido. “Van a perfilar dos orientaciones distintas respecto del futuro de la Argentina”, dijo en Rosario, donde disertó en un evento organizado por la Fundación Apertura. “En realidad lo que se va a votar es si el país se orienta a cosas como las que está haciendo Brasil, Uruguay, Chile, Perú o Colombia o se orienta para otro lado”, recalcó.

— ¿Qué factores hay que atender para tomar decisiones económicas en el corto plazo?

—Hay cuatro factores. Primero que el panorama internacional se empezó a complicar. Fue mala la reunion del G-20 en Toronto. Se vio que cada país va por su lado, no hay coordinación. Es clara la desaceleración de la economía de Estados Unidos. Alemania anda bien. Entonces el país debería estar pensando esto, porque si la situacion no está tan bien afuera debería tomar algunas medidas hacia adentro. Es un momento de más precaución, no de temor. El segundo tema es la inflación. La reciente decisión del Banco Central de cambiar el plan monetario y legitimar un aumento de hasta el 29% en lo que se llama el M2 (circulante más depósitos) convalida una tasa de inflación muy alta, un piso de 25%, que gradualmente, va a tender a crecer si sigue este comportamiento. El tercer factor es una creciente politización de la economía. Esta tensión casi permanente empieza a preocupar a la gente que se siente menos segura a la hora de tomar decisiones de inversión. Eso no es bueno. En este momento buena parte de la industria está trabajando cerca de la capacidad plena, pero no se ven suficientes anuncios de inversión como en realidad tendría que haber si existiera más confianza. El efecto de eso se ve a mediano plazo, dos años o tres y más. O sea, como la Argentina mucho no piensa en el largo plazo, esto no preocupa, pero es un problema. El cuarto tema es el de las elecciones presidenciales que son importantes, porque creo se van a perfilar dos orientaciones distintas respecto del futuro de la Argentina. En realidad lo que se va a votar es si la Argentina se orienta a cosas como las que está haciendo Brasil, Uruguay, Chile, Perú o Colombia o para otro lado. Esa va a ser la gran elección del año que viene. Habrá que estar atento porque de acuerdo a las encuestas habrá posicionamientos a favor o en contra. Va a haber oportunidades, por ejemplo, para dar un caso concreto, como son los bonos de la Argentina. En este momento a 10 años rinde 10,5% y el de Brasil rinde 4,5%. Hay seis puntos de diferencia, porque la gente tiene temor, pero en la medida que se vea que la cosa puede cambiar puede haber subas muy bruscas de los activos financieros y también de algunos activos reales. Habrá que estar atento a marzo o abril del año que viene.

—¿Eso asociado a la posibilidad de que gane la oposición?

—A un cambio de orientación en la direccion que dije, sea quien sea que lo haga. Si la gente olfatea que el país va en camino de ser Brasil, Chile, Uruguay o Colombia va a haber optimismo, estará más serena para tomar decisiones que por ahora yo creo cada vez son más postergadas.

—¿Por qué cree que el BCRA toma la decisión de habilitar mayor emisión monetaria, teniendo en cuenta que el consumo ya viene bastante acelerado?

—El argumento formal es que en el cálculo de la emisión monetaria veía una estimacion de aumento del PBI mucho menor al que efectivamente está ocurriendo. Pero es cierto que la demanda ya está creciendo mucho de por sí. Sobre todo el consumo. Entonces no hace falta estar incentivándola todavía más con medidas de política económica. Diríamos que va sola. Creo que sería mucho mejor que la política monetaria o la política fiscal o una combinación de ambas fueran más prudentes para lograr algo importante que es instalar en la sociedad la percepción de que la inflación puede empezar a bajar, porque por ahora la gente piensa que la inflación o va a ser estable o mayor. Nadie piensa que va a bajar y eso no es bueno porque son perspectivas que inciden mucho en la formación de los precios y de los salarios y los aumentos que piden los sindicatos, etcétera. Entonces esta decisión del BCRA contribuye a aumentar la expectativa de inflación y no a disminuirla, que es lo que el organismo monetario tendría que hacer.

—¿Esto puede ser porque se ve que la apuesta será crecer más para desengancharse de una posible vuelta de la recesión mundial?

—Sí, pero eso todavía no ha llegado a nuestras plazas. Todavía lo que llegó son cuestiones más bien positivas por el crecimiento de Brasil de toda America latina y los países emergentes que son los grandes demandantes de los productos de la Argentina. Todo eso crece mucho todavía. En todo caso, para tomar esas medidas habría tiempo cuando esos países llegan a desacelerarse, no ahora. Hay que ver también que el cuadro internacional tiene un aspecto positivo a pesar de la complicación y es que las tasas de interés son muy bajas. Cuando las tasas en EEUU son bajas hay un incentivo natural a buscar activos en los países emergentes. Argentina no lo está aprovechando lo suficiente.

—La inflación en el segundo trimestre del año parecía que se había moderado aunque no frenado. ¿Está pegando ahora otra vuelta?

—El segundo trimestre siempre es el de más baja inflación. Vamos a tener meses de más bajo o más alta inflación pero dentro de un piso que está en torno al 25%. El consumo en la medida que no hay un programa de estabilización va a tender a desacelerarse a través de un proceso gradual porque hay muchos ingresos que se están ajustando más o menos con inflación. Están aumentando las horas trabajadas. Ese efecto va a existir siempre, que la inflación a la larga retrae el consumo, pero no va a ocurrir hasta a partir del año que viene.

—¿Ve una segunda vuelta de paritarias?

—Localmente hablando sí. En determinados gremios. No creo que tenga un alcance generalizado. Pero van a ser bravas las paritarias de principio del año que viene porque además es un año electoral.

—Algunas informes indicaban que hasta julio había habido un aumento de la inversión en función de la recuperación de 2009. ¿Coincide?

—La inversión está aumentando sin ninguna duda, pero a duras penas compensa la caída de 2009. El año va a terminar con una invesión probablemente inferior a la de 2008. Es una una reactivación muy empujada y liderada por el consumo. Además lo que falta también es calidad de inversión. Nuevos grandes proyectos industriales, más inversión en infraestructura, energética, en la generación de gas, etc. Hay mucha inversión de menor tamaño como ampliación de plantas, de pymes, renovación de equipos, pero no hay una corriente de inversión de calidad. La cantidad a veces importa, pero también importa la calidad.

—¿Cómo ve la iniciativa de reforma de la ley de entidades financieras?

—Para que haya créditos tiene que haber depósitos en los bancos y la economía se está desmonetizando. O sea la cantidad de dinero en comparación con el producto está disminuyendo, no está aumentando. Entonces eso es lo principal a mirar para que haya crédito. No privilegios sino generar condiciones para que aumenten los depósitos más de lo que aumenta el PBI, tener más materia prima para dar crédito y eso no está ocurriendo.

—Hoy lo que preocupa a muchos industriales es la inflación. ¿Son posicionamientos o es una preocupación real?

—Si se mira la foto tal vez no haya atraso cambiario. Depende de con quién se hace los negocios. Si con Brasil no da tan mal porque también tiene una moneda fuerte, si con Europa, con la devaluación que tuvo el euro, estás más complicado. O sea que la foto depende del lugar en donde se esté parado. Pero la película es mala. El industrial que ve a un año y medio vista que está por hacer una inversión y los costos en dólares se están subiendo 15% o 20% no va a tener mucho entusiasmo para invertir porque hay una gran incertidumbre y pérdida de competitividad, por más que no se pueda hablar de un atraso cambiario generalizado. El boom exportador es muy fuerte. Queda el tipo de cambio como única ancla para que todo siga subiendo muy rápido.

—Al mismo tiempo la gente ahorra comprando y eso estimula la demanda y con eso se incentiva la importación.

—Lógicamente, porque hay una política de la tasa de interés real es muy negativa. Eso fue un gran incentivo al consumo porque la gente pide reponer sus bienes durables, lo mismo el empresario. Ante un tipo de cambio que está bajo si alguien tiene mayor liquidez va a aprovechar para comprar equipos y renovar maquinaria. Todo es una escala productiva, no hay grandes proyectos de inversión.