Francisco Jueguen
LA NACION

Inseguridad jurídica, inflación, falta de acceso al financiamiento, corrupción e ineficiencia del Estado. En un escenario marcado por la conflictividad, éstos son los cinco factores que más preocupan hoy a los empresarios argentinos a la hora de hacer negocios en el país e impactan en la competitividad de la economía.

Los obstáculos que encuentran los ejecutivos para rentabilizar el riesgo en la Argentina surgen de una encuesta entre empresarios locales realizada por el World Economic Forum (WEF) -en asociación con el IAE Business School-, presentada ayer como parte del Informe Global de Competitividad 2010-2011 en Pekín.

Del relevamiento entre 104 hombres de negocios surgen, además, problemáticas ligadas a la regulación restrictiva en materia laboral, la estructura impositiva y una inadecuada infraestructura, entre otras.

El WEF publicó ayer el último ranking de competitividad. En esa grilla, el país ocupa el puesto 87° en el mundo, lo que reflejó una caída de dos posiciones con respecto al año pasado. Los primeros puestos permanecen en manos de Suiza, Suecia, Singapur, Estados Unidos y Alemania, mientras sigue avanzando China (está 27° y estaba 29°).

Actualmente, la Argentina se encuentra detrás de países como El Salvador y Guatemala en América latina. Justamente en la región, Chile (30° en el mundo) es el país más competitivo, seguido por Puerto Rico (41), Panamá (53), Costa Rica (56), Brasil (58), Uruguay (64) y México (66).

Doce pilares
El ranking se basa en el Indice Global de Competitividad (GCI, por sus siglas en inglés), desarrollado para el WEF por Sala-i-Martin y presentado por primera vez en 2004. A su vez, el GCI se basa en doce pilares, que incluyen un análisis de instituciones, infraestructura, entorno macroeconómico, educación sanitaria y primaria, capacitación y educación superior, eficacia de los mercados de bienes y laborales, desarrollo del mercado financiero, disponibilidad tecnológica, tamaño del mercado, sofisticación empresarial e innovación.

Las conclusiones del WEF se conocen en momentos en que la Unión Industrial Argentina (UIA) se enfrascó en un duro enfrentamiento con la CGT y el Gobierno por un polémico proyecto que busca ampliar la participación de los trabajadores en las ganancias empresariales y cuando la entidad fabril reclamó un freno a los bloqueos del gremio de camioneros a algunas empresas.

La relación se había tensado cuando la entidad dirigida por Héctor Méndez había decidido faltar a la presentación del informe oficial sobre Papel Prensa.

"El sentimiento entre los empresarios argentinos y extranjeros en el país es que no hay reglas claras muy definidas", afirmó desde Italia a LA NACION Irene Mia, directora del Centre for Global Competitivenes and Performance (Centro para la Competitividad y Performance Globales). "Las instituciones públicas no brindan un entorno propicio [para los negocios]", agregó la economista, una de las autoras del informe presentado ayer.

"La inflación no es un problema enorme si tomamos los datos oficiales", señaló, dejando entrever cierta desconfianza. "Nosotros utilizamos los datos oficiales", dijo cuando se la consultó por la situación del Indec, y agregó: "Es un asunto que hay que tomar en cuenta y que tiene que ver con lograr una mejor calidad y mayor transparencia en las instituciones".

"Los peores del mundo"

La experta aclaró que en el índice de competitividad que elabora el WEF existe un gran componente de percepción que es entregado por los entrevistados. o obstante, señaló que, más allá de los datos duros, esa percepción es la que muchas veces frena o impulsa inversiones en el país.

"El tamaño de su amplio mercado y su buen sistema educativo en la escuela primaria y en niveles más altos no compensan las serias y persistentes deficiencias que socavan el potencial de crecimiento en el largo plazo. En particular, su entorno institucional es uno de los peores del mundo, con poca confianza pública en los políticos y profunda preocupación por la seguridad jurídica", señaló el apartado del documento dedicado al país.

"Esto puede reflejar una serie de políticas discrecionales adoptadas por los dos últimos gobiernos -incluyendo LA NACIONalización del sistema privado de jubilaciones y pensiones y la expulsión del presidente del Banco Central a comienzos de este año- y una erosión en la confianza de los inversores en la transparencia y la imparcialidad en sus relaciones con el sector privado", agregó