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"Estoy pensando en mi retiro, pero no se preocupen, porque todavía voy a estar un rato por acá, si Dios me ayuda." A quienes especulaban con que próximamente podría dejar la empresa, Pascual Mastellone les dedicó estas palabras apenas iniciado su discurso con el que festejó su cumpleaños número 80, ayer en la planta de La Serenísima, en General Rodríguez. Y avisó que su compromiso es estar al frente hasta el 31 de diciembre de 2018. "La fecha no es al azar, es que para entonces habremos pagado la deuda que arrastramos desde hace 15 años".

Las 4400 personas que poblaron un enorme depósito dedicado a almacenar leche en polvo en la planta ubicada sobre el Acceso Oeste le dedicaron al patriarca un prolongado aplauso. Estaban buena parte de sus empleados, distribuidores, fleteros y tamberos. Pero ningún político (salvo el intendente de General Rodríguez) ni representantes de entidades empresarias.

Como si el implacable paso del tiempo no le importara ni lo afectara, "Don Pascual", como lo llama la mayoría de quienes lo conocen en el mundo de los negocios, dio un par de pistas de cara al futuro: anunció un plan que prevé instalar tres empresas en el exterior en los próximos seis años, crecer al 5% anual de aquí a 2018 en el área de quesos (el único mercado en el que hoy La Serenísima tiene una participación minoritaria, frente al liderazgo de SanCor) y comenzar a distribuir dividendos de la compañía entre sus empleados desde el 1º de enero de 2012.

Reactivación del consumo
Como toda empresa endeudada en dólares en los años 90, Mastellone arrastra una pesada carga financiera que lo llevó, incluso, a analizar su venta a la francesa Danone, prácticamente dueña de toda la línea de postres y yogures de la compañía y de la empresa de logística y distribución de toda la línea, desde que ambas sellaran una asociación, en 1996. A mediados del año pasado, el directorio, encabezado por Pascual, resolvió dar marcha atrás y continuar como hasta ahora.

La reactivación del consumo y la relajación de al menos parte de los controles de precios por parte del Gobierno contribuyeron a mejorar los resultados de la empresa. La pérdida de $ 267 millones en el balance de 2008 se transformó en utilidades por $ 54,9 millones el año pasado. Este año la facturación rondará los $ 4200 millones, mil millones más que en 2009. "Estamos en crecimiento. El problema es que se achican los márgenes", comentó Ernesto Arenaza, director comercial, en la sobremesa del almuerzo. Una de las razones principales es el aumento del precio que la industria les paga a los tamberos, de unos 70

80 centavos a 1,45 pesos el litro en el último año. "Pero eso nos garantiza contar con un buen volumen de leche de calidad para volcarlo a la producción de productos de valor agregado", agregó el ejecutivo.

Mastellone ya tiene una planta en Brasil y planea abrir una segunda dentro del plan de expansión al exterior. También iría a Colombia y a México, tres mercados donde observan un potencial de crecimiento importante.