Su tesis central es que la región, "acosada en el pasado por moratorias de deuda, devaluaciones monetarias y la necesidad de rescates por parte de países ricos", ahora en cambio "está experimentando un robusto crecimiento económico que es la envidia de sus contrapartes en el Norte", es decir en el mundo desarrollado.
Desde una perspectiva que bien puede ser considerada como neoliberal, da cuenta que Brasil en el primer trimestre del año creció 9%, México lo ha hecho 4,3% por encima de los EEUU y Perú lo está haciendo al 9%, Agrega que si bien Venezuela se encuentra en crisis con una fuerte caída del PBI e inflación que supera el 30% anual, países de esta orientación como Bolivia, muestran un robusto crecimiento, tan es así que la calificadora Satandard&Poor?s elevó la calificación de Bolivia, por sus sólidas finanzas públicas.
Aunque registra dudas de algunos economistas sobre la sostenibilidad de largo plazo de este crecimiento, le otorga la posibilidad de convertirse en una tendencia de largo plazo, dado que la fuerte vinculación del crecimiento latinoamericano con la demanda de Asia, es su causa más importante. Cuenta que China ha pasado ser el socio comercial más importante de Brasil en 2009 y que ya es el segundo de Venezuela y Colombia, detrás de los EE.UU., aunque ambos países son los más opuestos ideológicamente en América del Sur.
Al mismo tiempo, el diario español El País , publicaba un artículo titulado "El fin del derrotismo", en el cual destaca que América Latina "está derribando las profecías que la condenaban al infortunio". Tomando datos del PNUD, desde una perspectiva ideológica neutra, informa que por primera vez en la historia desde que se llevan estadísticas, la desigualdad social se ha reducido en forma significativa en 12 de los 20 países de América latina de los que se llevan datos. Es que la brecha entre ricos y pobres se viene reduciendo 1,1% anual entre 2000 y 2007.
Es la única región del mundo en la cual esto está sucediendo, aunque la región todavía siga siendo la más desigual del mundo. Esto es lo que explica las críticas de Lula a las cifras de la mencionada agencia de la UN. El presidente brasileño argumenta que al informar sobre la alta desigualdad de su país, se desconoce los progresos alcanzados durante su gestión y que la tendencia ha comenzado a cambiar, aunque todavía falta para que la región deje de ser la más desigual. Al país le llevará todavía cerca de dos décadas llegar a los promedios anuales de desigualdad.
Las causas por las cuales ha comenzado a desminuir la brecha social, parecen ser dos: la extensión de la educación básica que ha permitido mejorar los salarios y la puesta en marcha de programas para subsidiar a los sectores de menores ingresos, como el programa de la Bolsa Familia de Brasil, que tiene diversas variantes en países como México, la Argentina y Perú.
La reducción de la desigualdad, no es un fenómeno ideológico, ya que se da en gobierno de centroderecha como ha sido el de Uribe en Colombia o lo es el de Calderón en México, en administraciones que pueden ser denominadas de izquierda moderada o socialdemócrata, como han sido los gobiernos de la Concertación en Chile y el de Lula en Brasil, y también en los populistas, como el caso de Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia.
En Brasil por primera vez en la historia, hay mas personas en la clase media que en la baja y ha tenido lugar un fuerte aumento de la formalidad laboral y no se trata de un caso aislado.
Desde una posición que puede ser definida como de izquierda, Emir Sader, Secretario general de Clacso, en un artículo titulado "Tesis equivocadas", sostiene que los gobiernos progresistas de América Latina "se están valiendo del Estado sea para regular la economía, para inducir el crecimiento económico, para desarrollar políticas sociales entre otras funciones".
Argumenta que los gobiernos que denomina progresistas han rescatado el valor de la política y el Estado, y ello les ha permitido enfrentar con éxito la crisis económica global e insta a los llamado movimientos sociales, a sumarse a los gobiernos populistas como los del ALBA o de izquierda moderada, como los del MERCOSUR.
También critica a quienes afirman que sólo se puede cambiar el capitalismo desde el socialismo y a quienes cuestionan los procesos de integración regional, "porque no se realizarían mediante una ruptura con el mercado capitalismo internacional".
En definitiva, cuestiona a quienes desde la izquierda descalifican los procesos de cambio político y social que tienen lugar en la región, por no realizarlos a través de la vía socialista, que considera no viable en esta etapa.
En conclusión: la perspectiva de América latina ha pasado a ser positiva, ya sea en la visión economicista que pone el énfasis en el crecimiento y la disciplina fiscal, en la visión sociológica que destaca que la región ha comenzado ha disminuir la desigualdad social o en la planteada desde la izquierda, que registra el mayor uso del estado y la política en la mayoría de los gobiernos, aunque estos no rompan con el sistema capitalista.
La cuestión entonces es si la Argentina va a saber aprovechar esta oportunidad.
El autor es director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría


