La falta de semillas, los problemas de piso sobre el este o la falta de humedad en zonas del sudoeste y una ecuación económica que ha muchos productores no les parece favorable, dejan al sudeste de BA como la única zona que permitiría sumar el área necesaria para alcanzar las 4 millones de hectáreas. Si bien este número representa un aumento del área de más de un 40 por ciento respecto del mínimo histórico implantado el año pasado, quedamos lejos de concretar el potencial área triguera argentina. Desde el punto de vista de la disponibilidad de humedad, claramente hay zonas mediterráneas en la que las deficiencias hídricas han justificado la falta de siembras o la reducción del área.
El trigo implantado sobre el este, saldrá a la primavera con importante margen de reservas. Por lo tanto es difícil plantear un escenario con falta de agua para la floración. Aún un escenario con lluvias por debajo de lo normal en el próximo bimestre no dejaría sin reservas profundas para abastecer al trigo. En consecuencia, con algunas lluvias primaverales el ciclo del trigo implantado sobre el este tiene muy buenas perspectivas de lograr los rindes normales como piso. Este concepto se ajusta hacia el oeste, donde el atraso de lluvias de primavera aumentaría seriamente el riesgo de obtener rindes por debajo de los valores normales.
El invierno ya parece estar definido en su performance pluvial. Las lluvias importantes son recurrentes sobre el centro norte de la Mesopotamia, este del NEA, el este de ER, este y sur de BA. Una oferta de agua bastante más modesta se despliega sobre el oeste del NEA, SF, oeste de ER, CB, LP y el borde oeste de BA. Si bien es normal que el sector más mediterráneo de esta vasta zona no recibe lluvias destacadas en el trimestre frío, no es satisfactoria la oferta de agua para el este de SF y el oeste entrerriano, aunque esta situación por el momento no se acusa en las reservas de humedad.
Teniendo en cuenta las reservas de humedad actuales y el posible atraso de las lluvias primaverales las perspectivas para la gruesa se perfilan con un riesgo aumentado de déficit hídrico para el oeste. Desde ya todas las estrategias que favorecen la conservación de humedad del suelo son altamente recomendables. Si bien nunca se pueden descartar eventos pluviales anómalos que generen recargas de importancia en las zonas mediterráneas en lo que resta del invierno, este es un escenario con baja probabilidad de ocurrencia. Las explotaciones que quedaron en descanso por no poder implantar la fina podrían recomponer el perfil superficial a comienzos de primavera, pero será la evolución de las lluvias del bimestre octubre noviembre lo que defina la campaña gruesa en el oeste.
- Por CCA - exclusivo Agrositio.com
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