Un claroscuro de realidades diversas sigue tiñendo a un sector agropecuario que hoy, como siempre, muestra más de un rostro.
Simplificando, puede decirse que los precios son buenos pero las caras son largas y, en el medio, atraviesa el balance la “cosa política” que desde 2008 con más fuerza, mete la cola en cada opinión, en cada cifra.
En lo que respecta a la actividad láctea “sin dudas, la situación del tambero es mucho mejor que en 2008”, indica el consultor privado José Quintana. Hace dos años, el productor tambero cobraba menos de 90 centavos por litro, precio que está muy por debajo del actual, de $ 1,40.
Este aumento no tiene un único motivo sino que se suma el recorte de la producción que se verificó durante los primeros, meses de 2010 y un aumento de los precios en góndola de los productos lácteos. Pero hay también otro factor clave y es que, a fines de 2008, el Gobierno eliminó el precio de corte que pesaba sobre las exportaciones, de leche en polvo, por el cual se quedaba con el excedente del valor a partir de los u$s 2.270 la tonelada.
Según Quintana, en el segundo semestre del año podría haber una baja de precio a los tamberos porque habrá más producción, aunque será sólo un leve acomodamiento.
En lo que respecta a la ganadería, según la especialista del área de enfoques económicos de Aacrea, Macarena Correa, entre 2008 y hoy el precio del novillo para faena se duplicó –llegó a $ 6,20 por kilo– mientras que el valor del ternero creció 145% hasta los $ 8,50 por kilo.

En los últimos dos años, según Aacrea, el promedio de precio al consumidor de seis cortes seleccionados pasó de $ 13,50 a $ 23,50, es decir que aumentó 73%. Pero si bien los altos precios favorecen al criador (que vende terneros), complica el negocio del invernador y de los feedlots, a la hora de tener que reponer hacienda porque el precio del novillo se estancó, principalmente porque los consumidores no avalan nuevas subas en la carnicería y, en menor medida, por el nuevo cierre de las exportaciones.
Mientras tanto, la soja ocupa, proporcionalmente, cada vez más espacio en las tierras argentinas. Según Gustavo López, de la Fundación Producir Conservando (FPC), en la última campaña la oleaginosa representó el 70% del área total sembrada en la Argentina contra el 60,4% con el que participó en la campaña 2007/08.
A los precios actuales, considerando los costos de cada uno de los granos “sigue siendo más atractivo sembrar soja o hacer una siembra de trigo y soja de segunda que cultivar otros granos, como el maíz”, indicó.
En cuanto a la inversión en siembra, en 2007 el consumo de fertilizantes fue de 3,7 millones de toneladas contra 2,1 millones en 2009, lo que implica que los números no dan para reponer nutrientes en el suelo.
Pese a que la foto del campo, con mejores lluvias, hoy abandonó el sepia y muestra mejor color, en el sector sólo se habla de una recomposición, tras dos años donde algunos perdieron mucho, y otros no ganaron tanto.


