Apuestan a todo o nada sin importar los riesgos. Algo de esto harán una vez más durante esta semana cuando se ponga sobre la mesa la definición de temas centrales para la Casa Rosada.

Cristina Kirchner comienza hoy su postergada gira por China. La espera una agenda diplomática con negociaciones muy arduas por el millonario negocio de la soja con Pekín. Desde que en abril pasado China dejó de importar aceite de soja de la Argentina, el fisco perdió más de 500 millones de dólares. La Presidenta se reunirá en las próximas horas con su par Hu Jintao para buscar una solución al espinoso tema. No será sencillo. Anoche una delegación de la Cancillería intentaba en vano sortear las trabas comerciales que impuso el gobierno comunista chino y que sin una orden contraria del máximo nivel político no se cambiará. La cancelación del viaje de Cristina Kirchner en enero pasado será complicada de remontar. Ese viaje desarticuló una agenda diplomática que llevaba más de un año de confección. Los problemas domésticos con Julio Cobos pesaron más pero la diplomacia en China camina por la misma vereda que el poder verticalista de la política. ¿Y si cristina Kirchner regresa de China con las manos vacías? ¿Y si el viaje se convierte en otra promesa vacía de inversiones como le sucedió a Néstor Kirchner hace cinco años? Mucho más que un simple viaje por el gigante asiático y un intercambio de saludos protocolares se pone en juego en esta visita presidencial.

Néstor Kirchner se quedó en Buenos Aires para seguir de cerca las negociaciones por el proyecto de ley de matrimonio gay que con mucho esmero impulsa el Gobierno y que esta semana se debatirá en el recinto del Senado. En el conteo de votos, los Kirchner están ajustados. No es casual que ayer la senadora del Peronismo Federal Liliana Negre de Alonso acusó a la Presidenta de utilizar "medios espurios" para convertir en ley el polémico proyecto de unión civil. La legisladora cuestionó a Cristina Kirchner por llevarse a China a dos legisladoras opuestas a la iniciativa como son Marina Riofrío y Ada Iturrez de Capellini. Serán dos votos menos para los opositores a esta iniciativa. La sesión del miércoles la presidirá el presidente provisional del Senado, el kirchnerista José Pampuro, que no comulga demasiado con el proyecto de los Kirchner. ¿Y si este legislador K tiene que definir su voto y se convierte en el nuevo Julio Cobos con su voto "no positivo"? ¿Y si todo este debate sólo persigue la idea de desviar la atención social de temas más complejos como la inflación o la corrupción estatal? La jugada en el Senado será a todo o nada. En medio de ello hay una marcha convocada frente al Congreso por la Iglesia y por los opositores al proyecto de matrimonio gay.

La oposición también jugará esta semana a todo o nada. Impulsará en el Senado y en Diputados el proyecto para elevar las jubilaciones al 82 por ciento del salario mínimo vital y móvil. Se trata de una de las apuestas opositoras que más preocupan al Gobierno porque una ley de estas características afectarán de manera directa las arcas del Estado. Por ello, los Kirchner enviarán este martes al Senado al ministro de Economía, Amado Boudou, y el director de la Anses Diego Bossio para plantear que la medida es "inviable" y que su financiamiento es "imposible" de cumplir. ¿Correrá el matrimonio presidencial con el costo político de vetar una ley de semejante impacto social?

Todo es posible. El juego K es siempre el mismo: a todo o nada.